Restaurante Bodega Cigaleña en Santander
Restaurante Bodega Cigaleña
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.4
Comida COMIDA
7.4
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
Vista parcial del techo
Anchoas del Cantábrico
Gambas rojas alistadas
Rabas de calamar
Morcilla de Cigales asada
Quesos.
Anchoas del Cantábrico
Rabas de calamar del Cantábrico
Chuletón de vaca vieja madurada con patatas fritas caseras y pimientos (1, 300 Kg)
Arroz con leche
Pastel de queso horneado
Jesus Madrazo Num. IV DOC Rioja 2019
Los vinos de la comida (salvo el infiltrado)
De Muller Áureo Semi-dulce 60s
Tarta de queso. Detalle
Albóndigas de merluza
Gallo guisado con arroz
Bocartes
Cena
Comida
Vinos cena
Vinos comida
Tarta de queso
Pan
Rabas de calamar del Cantábrico
Tartar de bonito del Cantábrico
Albondigas de bonito con salsa calabresa
Vista del comedor desde nuestra mesa
Esfera de coco y chocolate
Paletilla de Cordero
Ravioli de carrillera
Arroz con pintada de bresse
Machote al horno
Tartar de atún rojo
Tiramisú
Rabas, y bocartes en dos cocciones.
Bocarte Marinado.
Los Vinos
Don Andrés Conde
Tissot Macvin Rouge
Monbourgeau Savagnin y tataki
Fino Gaditano
Vinos
Dados de rape
Cecina
edad
nueces
mar
oficiando
atlántico
montaña
del jardín
madrid
del sur
si, delicia
ambar
de cerca
volveremos..
dos años..
oficiando..
Opiniones de Bodega Cigaleña
OPINIONES
76

Por fin he conocido este local, sabía a lo que venía y sabía con quien. Aquí la comida estará más o menos buena pero aquí se viene a que una persona que sabe mucho, pero que mucho de vinos, te sorprenda, te haga probar cosas que difícilmente vas a probar en otros sitios y además que mientras te lo presenta, te explique todo sobre el vino en cuestión. Este hombre es una enciclopedia en este mundo y se nota desde el primer momento que disfruta con ello.
En primer lugar que los entendidos en vinos me perdonen por mi ignorancia y por la mala descripción que haré de ellos. Llego hasta donde llego. Incluso creo que me he olvidado de alguno.
Una vez acomodada semejante cuadrilla de “alborotadores” en una amplia y cómoda mesa, comenzamos el “desfile”. Una rica chapata de pan y unas gildas que llegan directamente de Bilbao y la primera “sorpresa” de la noche. Fizzy Bitxia. Un txakoli de 7 grados. En nariz e incluso en boca uno pensaría estar bebiendo sidra. Fresquísimo. Al parecer se elaboran poquísimas botellas y Andrés se queda con muchísimas de ellas. De esos vinos “peligrosos” , poca graduación que invita a beber como si fuese un refresco. Interesante propuesta.
Continuamos con unas almejas. De buen tamaño y calidad. Un poco “pobre” el caldo que las baña. Me gusta que tenga más cosistencia y sabor.
En esta ocasión el vino elegido ha sido Weinbach Grand Cru Scholossberg Cuvée Sainte Catherine L´inédit. Para ser un riesling no es exageradamente fuerte en nariz aunque sí que están presentes los hidrocarburos. En boca presenta una fruta muy marcada, uno que es un “pato” para estos asuntos diría que incluso melocotón.
Nos llegan ahora unos hongos. Los he visto abajo antes de prepararlos, de tamaño XL, muy buen producto. Les hubiese venido estupendamente un “riego” de escamas de sal. Un poco sosos pero bien preparados. Aquí aparece un tinto, un Rivera de Duero. Valbuena 1993. Los que saben de tintos y disfrutan de ellos lo han hecho pero a mi me ha sorprendido ofreciéndome un vino blanco. Verdejo cien por cien. Además tanto su nombre como su etiqueta me han recordado un poco a mi mismo.: “Sin rumbo” añada 2012. No diría yo sin saberlo que se trata de un verdejo. Quizás es que realmente estamos mal acostumbrados con el asunto de los verdejos. Diferente pero a mi me ha parecido un estupendo vino. Y por supuesto, el resto de la mesa no ha podido, ni ha querido, evitar la tentación de dejarme la botella temblando.
La frase de la contra-etiqueta da titulo a este comentario pues me ha gustado mucho: “No todo el que vaga está perdido”.
Pasamos a unas estupendas mollejas preparadas de un modo que las hace jugosísimas. Sin rebozar. Muy suaves. Una pena que haya personas que por saber lo que esto es se queden sin probarlas. Merecen la pena. No ha sido el caso de los “tragones” de hoy. Aquí no hay reparos para nada.
El vino elegido ha sido un jerez pero no un jerez cualquiera. Al parecer un par de “valientes” enólogos están intentado recuperar viejas sensaciones. Son vinos de los que prefiero no opinar. Alguien que conoce bien mis gustos ya ha dicho que no me iba a gustar. Pero viendo las caras de mis compis de mesa, sobre todo de algunos, sé que es un vino que merece la pena. Encrucijado 2012, un palo cortado.
Llega ahora el que para mi quizás haya sido el mejor plato de la noche. Unos salmonetes de buen tamaño. En un principio, siendo el pescado sin desespinar un pequeño “problema” para mi, incluso he pensado en pasárselo a alguien, pero bien poco de provecho quedaba para Josean que ha terminado de limpiarlo como se merecía. Ricos.
De nuevo un excelente vino blanco acompaña al plato. Un Puligny Montracher Les Perrieres 2005. Imagino que habré “destrozado” el nombre. Alguno que yo me sé ya me echará la bronca pero imagino que con esto sabréis de que vino hablo. A estar alturas ya ni sé que decir pero se que me encantó. Rico vino.
Llega el turno de la carne y por ahí campea una botella de blanco, un Alain Graillot Crozes-Hermitage 2010. Un vino muy fresco, sin demasiada acidez. No sé si era para mi o para refrescar la boca en general pero evidentemente desaparece de inmediato.
Tres chuletas con sus correspondientes patatas fritas y unos pimientos verdes fritos. Al parecer Andrés tiene su propia opinión sobre la manera de degustarla y no le va el tema de platos calientes. Yo pienso que la carne necesita mantener una temperatura. El hecho de ser ocho los comensales, hace que tampoco se necesite demasiado tiempo para que los platos queden vacíos pero yo sí hubiese agradecido un poco de calor. Rica la carne.
Para los de los tintos ha salido ahora un Chateauneuf du Pape del que poco o más bien nada puedo decir. Se han encargado hoy de tenerme suficientemente entretenido para no consentirme prepararme mi bebida espiritosa consistente en un buen tinto con “burbujas”.
Nueva sorpresa en forma de vino “rompedor”. Vamos a llegar a los “dulces” y antes de nada, al parecer, necesitamos prepararnos para ello. Un “Goguette” Vin de table de France. Y de nuevo el hecho de no haber tomado nota alguna hace que simplemente pueda decir que ha cumplido con creces con su misión. Fresquísimo, burbujeante y muy rico. De beberte la botella sin problemas.
Pasamos ahora a los quesos. Un Divirin aportado generosamente por Sergio. Queso que ya conocía y que me encanta y por supuesto “todo pa dentro”, corteza incluida. Me gusta mucho este queso aunque en otra ocasión lo he degustado a lo “Hannibal Lecter”, es decir, quitar la tapa y untar lo de dentro.
El más suave ha sido el Jarradillas, podíamos hablar casi de lo que llamamos un queso de Burgos. El segundo más suave ha sido para mi el Garmillas, un queso de la zona de Ampuero. El más fuerte con diferencia, de esos que pienso que son para untar en pan pero en pequeñas cantidades. Me gusta pero en su justa medida. Un queso de Cabezón de Liébana. Asi que quesos de la tierruca.
Y por último y el que más me ha gustado, una Torta de Hoja, un queso azul pero sin esa intensidad exagerada de alguno de ellos. Muy, pero que muy rico.
El primer vino dulce y que para mi ha sido realmente eso, un vino dulce de ganas, ha sido el Cosmic Essencia 2013. Acidez total y dulzor absoluto. Aunque dicen que no, a mi me parecía estar bebiendo miel. Desde luego que con los quesos potentes degustados hoy, marida de maravilla.
Algunos somos de comer y de comer mucho. Necesitamos algo dulce pero son ya unas horas tardías y no van a estar allí esperándo nuestros caprichos, así que negociamos al menos alguna presencia. Asi que amablemente nos acercan para compartir una tarta de queso, un flan y una especie de tocino de cielo.Tres raciones de buen tamaño de las que damos cuenta en un voleo y de las que todos echamos mano.
Y ahora llegan los dos últimos vinos. Aquí mis gustos personales hacen que a más toquen los demás. Son vinos demasiado potentes para mi, desmasiado…… “ajerezados” ‘??? Quizás no me entendáis pero yo sí me entiendo. Contra los gustos personales nada podemos hacer y no soy yo amigo de estos vinos por muy excelentes que puedan ser.
Así que aquí os los nombro pero poco provecho he sacado de ellos. Como siempre, termino con una copita de un blanco serio en la mano y disfruto más que con cualquier otro. Los vinos en cuestión han sido: Domaine Danjou Banessey 2002 Vi Ranci y un Barbeito Mae Manuela Malvasía de 40 añitos.
Unos cafecitos disfrutando de la continuada información que Andrés aporta sobre el mundo de los vinos. Una persona, y es la tercera que conozco en un breve espacio de tiempo, que disfruta como un chiquillo hablando, dando información y viendo como otras personas escuchan con pasión. Y mira que es difícil tenerlos callados.
Pues gracias por todo Andrés. Volveremos a vernos.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/

Tras varios años sin subir un comentario y aprovechando que con éste alcanzamos el redondo número de 200, no se nos ocurre un lugar mejor para el mismo que Bodega Cigaleña, probablemente el restaurante donde más hemos disfrutado sin ser ni mucho menos donde mejor hayamos comido. ¿Y cómo es eso posible? Pues Andrés tiene mucho que ver en ello, claro.

Nuestra afición al vino está íntimamente ligada a muchas sesiones vividas en este auténtico templo de Baco. Aquí descubrimos los maravillosos Riojas viejos, lo grandes que son los clásicos Burdeos con años, algunos de los más importantes nombres de la Borgoña, los apasionantes vinos del Jura y Saboya, nos emocionamos con algunos viejos Vega Sicilia, descubrimos pequeños productores desconocidos y artesanales, en especial franceses, brindamos con grandes Champagnes, vibramos con vinos dulces de verdadera impresión. En fin, que una visita a Bodega Cigaleña siempre era para nosotros algo especial, sensación de que algo bonito iba a ocurrir, y en cada ocasión que volvemos lo hacemos con los nervios de la primera vez. Porque está claro que Andrés no falla nunca, siempre tiene algo preparado que te sorprenderá, siempre consigue hacer que aprendas algo nuevo. Y eso solo está al alcance de los elegidos, de los verdaderos apasionados.

Dos visitas en estas cortas vacaciones en Cantabria han bastado y sobrado para seguir confirmado que no hay otro lugar como este en España para disfrutar del vino en toda su extensión. En la primera ocasión y acompañado por mi mujer, Andrés no propuso realizar una comida con vinos con flor. Adelante, pues:

Fizzi Bitxi 2013: para el aperitivo en barra, una especie de “txakolí frizzante” elaborado por el productor de la sidra Malus Mamma, casi en exclusiva para Andrés. Solo 7º. El típico vino que mientras lo criticas porque le falta algo, te has bebido la botella entera. ¡Pura frescura! [8,5/10]

González Byass Fino Gaditano (Años 60): para comenzar la comida nos saca esta joya, una botella de los 60 de una referencia ya desaparecida en González Byass. Delicado, todavía punzante, equilibrado, sencillamente delicioso. No hace más que confirmar lo bien que envejecen estos finos y manzanillas clásicos. [9,6/10]

Domaine de Monbourgeau L’Etoile Savagnin 2010: la flor más femenina y delicada, una auténtica caricia en el paladar, complejo, armónico, seco, largo, mineral, imposible cansarse de esta maravilla. [9/10]

Julien Meyer Alsace Riesling Muenchberg GC 1999: Meyer ha sigo nuestro descubrimiento de las vacaciones, un GC elaborado con velo de flor y en natural, pura potencia, perfecta definición de lo que debe ser un riesling seco. Maravilloso. [9,3/10]

David Poutays Le Voile d L’Oubli blanc: un Semillon bajo flor sin añada (es un Vin du Table) que nos sorprendió por su buena definición, nariz más de vino dulce de Sauternes pero en boca totalmente seco y muy gastronómico. [8,8/10]

Don Zoilo Moscatel Viejísimo (Años 70): otra joya jerezana antigua que nos abrió Andrés, obviamente no es vino con flor sino un delicioso moscatel muy viejo de una bodega ya desaparecida y que no nos pareció nada lejano al mítico Toneles. [9,6/10]

Barbeito Sercial Frasqueira 1992: un delicioso Madeira “joven” con todas las de la ley, hablamos quizá del mejor productor de la isla junto con H&H. Una maravilla, delicado, complejo, largo, evocador. Perfecto final. [9,3/10]

Y si esto no está mal para dos personas (no nos bebimos todo el vino, no sean mal pensados), aquí lo que nos ofreció para unos días después con tres compañeros más.

Benjamin Leroux Bourgogne Blanc 2011: un vino genérico elaborado por Leroux para Bodega Cigaleña y embotellado en mágnum a partir de viñas de Meursault. Fresco, delicioso y adictivo, un Borgoña blanco para todas horas. [9/10]

Gerard Schueller Alsace Riesling CG Eichberg 1997: otro genial productor alsaciano en un estilo distinto a Meyer, más fuerza y profundidad, un vino joven, directo, salvaje, encantador, riesling en su estado más puro. [9,3/10]

Julien Meyer Zellberg L’hermitage sylvaner sous voile 1998: vino ideal para quitar prejuicios. ¿La sylvaner variedad menor? En manos de Meyer y elaborada bajo velo desde luego que no. Sin duda el mejor vino catado de este varietal. [9,1/10]

Pierre Overnoy Arbois Pupillin Savagnin 2003: versión especial de esta rareza con 10 años de crianza “en ouille”, sin velo de flor. Embotellado en 0,5l. Complejísimo, delicado, mineral, largo, superlativo. Vino blanco de talla mundial. [9,5/10]

Pesquera Gran Reserva 1995: de vez en cuando hay que mirar a los clásicos y los Pesqueras de los 80 hasta la primera mitad de los 90 y en calidades GR, Janus o Millenium son auténticos vinos finos de la Ribera del Duero. Encantador. [9,1/10]

Julien Meyer Tokay Pinot Gris s.g.n 1989: media botellita de este auténtico elixir de los dioses, sin duda el mejor dulce alsaciano que hayamos probado, un vino que juega con unos balances imposibles. Enorme. [9,7/10]

Rousset-Peyraguey Sauternes Selection 2001: un complejo Sauternes criado bajo velo de flor y en enorme añada francamente interesante, aunque quizá en boca penalizaba de esa falta de acidez que hace que los vinos de esta zona no nos terminen de entusiasmar. [8,6/10]

Domaine Tissot Macvin rouge Pinot Noir: sorpresón para terminar, un vino excepcional, primario, pura fruta, pura armonía, equilibrado, de los que resulta imposible no quedarse prendado. Alucinantes las cosas que se hacen en el Jura. [9,5/10]

Como siempre todo perfecto, el servicio, la cristalería, la forma de vivir y de explicar cada vino y cada productor que tiene Andrés, una auténtica lección sobre vino cada vez que visitamos su casa. Pero esto es algo que al fin y al cabo ya sabemos y conocemos de ocasiones anteriores, la mayor sorpresa en estas últimas visitas ha sido sin duda la cocina, y es que en Cigaleña hemos comido mejor que nunca. Andrés es un perfeccionista, sabe que por ahí puede mejorar y está trabajando en ello poco a poco. De momento ha habido un paso adelante muy importante y se nota claramente en una mejora en el trato al producto. En Bodega Cigaleña siempre ha habido buen producto, pero a veces fallaba la ejecución. Esta vez no ha sido así y todo ha salido perfecto, con un preciso balance entre la calidad del producto y su tratamiento en la cocina.

En estas dos visitas hemos pedido media de ensaladilla rusa (5,5€) preparada como debe ser y sin sorpresas, carpaccio de wagyu (14€), rico y sabroso, muy delicado y de textura mantecosa, los calamares encebollados (18€), un claro ejemplo de unión entre un producto excelso y una elaboración que lo ensalza, el bonito de temporada tanto en tataki (18€) como en ventresca (21€), el primero perfectamente elaborado, casi crudo, con su salsa de soja, auténticamente adictivo y la segunda realmente deliciosa y en su punto ideal de plancha y por supuesto el entrecot (22€), carne de primera categoría y de nuevo en un punto muy equilibrado. Y los postres igualmente deliciosos, el flan, el tiramisú y sobre todo la tarta de hojaldre de Torrelavega (no le preguntamos si era la de Santos, pero está a ese nivel), que resulta casi inmejorable.

Así pues, todo un placer volver a visitar a Andrés y su a equipo, uno siempre sale contento de Bodega Cigaleña y no solo por los efluvios del vino, sino sobre todo porque hemos aprendido y hemos disfrutado aprendiendo. Y en estas últimas ocasiones hemos comido bien, se puede decir que bastante bien. Y seguirá mejorando en este aspecto, de eso no tenemos ninguna duda.

Gracias Andrés por todo lo que nos haces disfrutar en tu casa. Esperamos volver más pronto que tarde.

  • Tissot Macvin Rouge

    Tissot Macvin Rouge

  • Monbourgeau Savagnin y tataki

    Monbourgeau Savagnin y tataki

  • Fino Gaditano

    Fino Gaditano

Fin de semana de despedida de soltero de un buen amigo en Santander y se me ocurre que podemos ir a cenar a este gran restaurante que va a empezar a ser para mí un santuario de peregrinación.
Me decido a hablar con Andrés y acordar un precio para la cena, con un menú aproximado sin tener claro del todo si mis amigos les gustaría.

Cuando llegamos, nos habían preparado uno de los reservados para que estuviésemos más cómodos. Allá que nos vamos y nos ponemos a elegir la comida.
Pedimos cuatro primeros para compartir y un segundo para cada uno. Lo elegido fue lo siguiente:

Jamón de Joselito. 2 buenos platos de un jamón con buena infiltración de grasa y un sabor estupendo. Un picoteo para empezar.

Anchoas. 2 raciones también de hermosas anchoas, de un tamaño espectacular, a las que le añaden unos chorros de buen aceite. Se acompañan de unos pimientos de piquillo. Tremendas anchoas y el aceite como para dejar el plato limpio.

Rabas. Otras 2 raciones de rabas en tiras, simplemente pasadas por un poco de harina y fritas. Textura con tensión pero para nada duras. Había probado otras rabas a mediodía y el parecido con éstas era nulo.

Morcilla. Para cerrar los primeros tomamos un par de raciones de morcilla que resultó jugosa y para nada aceitosa. Espectacular.

En cuanto a los segundos, la elección fue unánime: carne, aunque en distintas versiones. Yo escogí un solomillo que resultó ser mantequilla pura. Perfecto de punto y con una carne tan tierna que se deshacía en la boca. Otras elecciones fueron el chuletón de vaca vieja que también resultó estupendo y las chuletillas de cordero de las que el interesado dijo que eran de las mejores que había en su vida (y es un especialista en el plato).

Para acompañar semejantes platos, la elección de Andrés fueron un blanco y un tinto, ambos en formato mágnum. Los escogidos fueron un Chablis de Bel-Air et Clardy 2012 y Dard & Ribo C'est le printemps 2013. Ambos vinos exquisitos, acompañando la comida estupendamente. Al final nos tomamos 2 magnum del blanco y uno del tinto para 8 personas que éramos, con 2 de ellos que apenas bebían.
Por supuesto también tomamos algunas botellas de agua grandes, no todo puede ser vino.

Terminamos la cena con un variado de postres que incluía: tarta de queso, tiramisú, tocinillo de cielo y flan de huevo.
Para cerrar, cafés y chupitos de crema de orujo.

Al final todos encantados con el restaurante, cosa que teniendo en cuenta el resultado no es extraño.

Éste es mi tercer comentario de este magnífico restaurante y las 3 experiencias han sido distintas pero espectaculares. Esto se debe en buena medida a la hospitalidad y generosidad de Andrés, que como digo en el título es infinita.

Por aferencias decidimos después de varias ocasiones acudir 2 amigos a comer y establecer una agradable conversación en materia enologica con Andrés.
Restaurante conocido en materia culinaria por cercanía y en varias ocasiones.
Nos decidimos no solo por entablar conversación con Andrés en materia de vinos sino por la calidad en sus platos.
Mesa privada y comenzamos con entrantes para dos personas consistentes en mollejas a la plancha con pimientos rojos en su punto.Quizás un poco sosas debido al pimiento rojo dulce pero en su punto. Un poco de sal Maldom lo soluciona. Cabecero de Lomo expectacular( para no perdérselo). Carpaccio de Waygu con laminas de queso manchego que aportan punto de sal y con grado de curación adecuado. Sin aceite sobrante.
Decidimos aportar a Andres lo que esperamos del vino respecto a las caracteristicas organolepticas , estructura y persistencia. Nos ofrece 2 vinos que se adaptan a lo solicitado( eso esperabamos)
Un Chateau De La Negly La Falaise, Coteaux Du Languedoc
Y Un Terreus 1999 Pago de Cueva Baja.
Decidimos a pesar de ser dos comensales de abrir las dos
Plato principal con Entrecot Seleccion aceptable en su punto.
Nos ofrece en los entrantes la posibilidad de degustar 2 de las 4 cigalas que ha adquirido de un peso que por tamańo no desentonaban con los 220-240 gr.por pieza
Perfecta cocción.
Vino sin ninguna critica a lo solicitado y siempre confiando en el consejo de Andres
Sin postres. 2 cafes y 2 copas de Eau de Vie Gewürztraminer
Lo esperado. Un destilado con gran cuerpo, sabor y suavidad
No tomamos mas por motivos que no comento.

Me persone, en este museo para zanjar una cuenta que tenía pendiente hace tiempo.
Paso a describir el menú, que creo hoy es lo menos importante.
3 personas
½ Anchoas perfectas anchoas elaboración artesanal, buen tamaño, justa textura y sabor a pescado, sal en su justo punto, ni una espina.
1 Jamón Joselito, perfectamente cortado, grado curación muy bueno
1 Pulpo parrilla acompañado de espuma de patata, como tiene que estar ni muy tierno ni gomoso o duro exquisito.
2 Cabracho, pescado de roca carne dura y muy sabrosa solo plancha sin nada más perfecto
1 Merluza plancha tierna jugosa para repetir
1 Vino Pesquera Gran Reserva 1995
3 Tarta queso, verdadera tarta de queso solicitada sin mermeladas y llevando debajo una exquisita galleta de 10
1 Café, dos chupitos Eau Vie Marc de Gewurztraminer que comentare posteriormente.
Paso a lo realmente importante, al entrar en la barra un amigo que pasaba por allí, tomo una cerveza con nosotros y me presento a Andres.
Le dije que en los postres teníamos que hablar de un tema que tenía pendiente, pero que tampoco tenía mayor relevancia.
El tema era la polémica suscitada en mi anterior comentario de este restaurante, la cual no quiero volver a avivar, porque a Andres ya le dije lo que le tenía que decir.
Lo realmente importante es lo que he vivido en esa mesa, nada mas nos tomo la comanda le solicite la carta de vino, a lo cual me trajo una enciclopedia como carta, le comente que era un enamorado de los vinos Ribera de Duero, me dice te importa te traiga uno y claro ya tenía suficientes referencias de Andres como para no objetar nada absolutamente.
Coloco en una mesa adjunta una botella de Pesquera Gran reserva 1995, descorchándola delante de nosotros y pasándola a un decantador.
Al servirme la copa. Sin ser un experto lo huelo y le digo ¡!! No huele a Ribera!!
Se ríe, claro así elaboraban los Riberas antes, aparte de explicarme que van desapareciendo los frutos con el tiempo quedando especias etc..
Bueno el vino a medida que iba sirviendo copas, iba dando pasos y ganando continuamente hasta el final.
Quiero destacar que el trato que he recibido ha sido de 10 inmejorable, he disfrutado durante toda la comida de una enciclopedia, un Vademécum andante repleto de sabiduría en temas del buen comer y el buen beber, hablando, dejando hablar, contestando con viveza a todas las preguntas.
Persona humilde, habla y expresiones sin ningún tipo de prepotencia.
Todos los comentarios que ha realizado de persona que conozco o leo sus comentarios han sido resaltando lo más positivo de los mismos.
El tiempo al lado de Andres se volatiliza y difumina como por arte de magia.
La comida deja de ser importante y pasa a un segundo término.
Ocupa y llena todo el espacio tiempo-lugar
Van surgiendo sin parar uno y otro tema me dedico solo a intentar absorber como una esponja los continuos e ingentes datos que brotan por su boca.
Creo que ha quedado bien clara mi opinión, porque podía seguir escribiendo sobre ello un buen rato más.
Me hubiera gustado saber escribir, como Juanjo pero……… no llego ;-)))
Bueno no superar al mejor tampoco es pecado;-)))
Se me olvidaba el aguardiente Eau de Vie fue otra recomendación de Andres.
Le solicite Un Orujo miel, me mira me hace dos preguntas y se ríe ahora te traigo algo.
Bueno ni contar lo que me explico de este aguardiente.
Mi opinión olor intenso a fruta, en boca explosiona, paso suave por garganta y calienta bien el estomago jajajaj
Madrid tiene la Cibeles, Valencia Las Fallas, Sevilla La Giralda, Granada La Alhambra y Santander tiene a Andrés
Bueno ya he quedado con un amigo que le gusta todo esto ASERRA para pasar por allí, pero por supuesto QUE ESTE ANDRES

Cada uno en lo suyo las sensaciones de satisfacción cuando sales de casa de Andres son muy parecidas a las del Diverxo, lo único que en el caso de la Cigaleña es por el tiento de Andres a la hora de elegir el producto gastronomico y sobre todo su bodega, completada con mimo, paciencia y sapiencia y estas virtudes la traslada al escenario en el que se convierte una velada en uno de los reservados de su local.

La casualidad quiere que en mi anterior comentario también fuera reciente la visita al Diverxo , de hay que siempre me salga la vena comparativa.

Efectivamente lo que allí acontece es el teatro de la vida, viandas escogidas entre los muchos y buenos proveedores con los que Andres dialoga y aprende, aprendizaje que mas tarde comparte con sus clientes y ni que decir tiene que con el tema de los vinos pasamos al teatro de los sueños, sueños que algunos ignorantes como es mi caso alcanzamos con el dialogo que Andres mantiene sobre vinos, productores, tipos de uva, añadas, tiempos de consumo, etc.

Desde aquí agradecerle la paciencia y el cariño que pone y traslada y también agradecerle que haga de su afición, devoción para otros y sobre todo el hecho de que no haga distinciones entre los que saben y no, con el cariño que pone es fácil comprender su pasión y por unos momentos te traslada esa pasión y esa sensibilidad.

Mis compañeros de mesa ya han comentado las dos veladas, comida y cena solo decir que la elaboración de la cocina es muy sencilla, prevalece el producto por encima de todo y también algo que hecho de menos en otros sitios, conocer al productor y su historia.

Almejas, Anchoas en salazón, mollejas de cordero, rabas, entrecot de ganado mayor, cecina, croquetas, rape, pulpo, chuletillas de cordero y quesos de cantagrullas, todos productos de primera.

Decir que entre comida y cena nos acercamos hasta el restaurante Cañadio, muy cercano a probar su tarta de queso, decir simplemente que después de la de Hilario, para mi es la mejor tarta de queso que he probado y tenéis la fortuna de poder pedirla en la barra a modo de picoteo.

Dándole vueltas a la satisfacción con la que salí de la Cigaleña y teniendo en cuenta que también en sitios como el Diverxo he salido con semejante alegría, he aquí que he encontrado una semejanza entre las dos experiencias y es que he estado rodeada por amigos de verema lo que me hace, una vez mas, reflexionar sobre el valor de la compañía a la hora de una experiencia completa del todo, así mismo el fin de semana siguiente también en otra reunión con amigos en torno a unos calcots y en donde conocí a un nuevo forero , paisano jotayb , sentí esta misma satisfacción.

Resumiendo que David Muñoz es un cocinero de la ostia, que Andres te hace amar el mundo del vino, pero sin la compañía adecuada nada tiene el sentido total , final y satisfactorio, por lo tanto una vez mas agradecer a esta pagina la ocasión que me ha dado de hacer amigos por los muchos rincones de nuestra geografía y una conclusión, que buena es la gente tragona.

Estoy pensando que una comida preparada por David y maridada por Andres y en buena compañía tiene que ser bestial.

Respecto a la relación calidad –precio, decir que si te juntas un grupo y cierras un menú y te dejas llevar por lo dictados de Andres acabaras en este punto, ya que Andres se deja llevar a la hora de sacar los vinos, yo creo que es una cuestión de empatia si nota cariño por el vino, que es lo que el da, simplemente te obsequia con lo que tiene y lo reconozco, ahora que no me oye, se pasa sacando algunas cosas, pero espero que siga igual , la comida fueron 70 € de la cena no me acuerdo.

Ubicación excelente, decoración diferente, calidad de producto y servicio profesional.

Su interior puede ser calificado como un verdadero museo del vino una decoración a base de cientos o miles de botellas de vino antiguas.

La última vez que comimos allí nos tomamos unas croquetas de chorizo, unas rabas, unas anchoas y un Virrey a la espalda inolvidable.

Para mi es uno de los básicos de Santander y es raro que no lo visite cuando pasó por la capital Cántabra. Sus croquetas de Bacalao y Jamón extraordinarias, buenos embutidos y quesos.

Cocina a la vista,lo cual resulta una garantía de higiene.

Visita recomendable.

Inicio de unas pequeñas vacaciones (principalmente gastronómicas) y para empezar con fuerza la primera parada en La Cigaleña, templo del vino como pocos en este país.

El amigo Iñigov ha explicado estupendamente la experiencia vivida a mediodía. Suscribo totalmente sus palabras y simplemente diré que la compañía resultó estupenda para semejante homenaje.

Por otra parte, me gustaría destacar la generosidad de Andrés y sus ganas de hacer disfrutar a los comensales. Trató en todo momento de ofrecer vinos poco habituales y difíciles de conseguir para hacer de la experiencia algo especial.

He de decir que, dado que la comida había sido tan especial, decidimos volver a la noche para continuar con el disfrute (madre mía, qué viciosos!!). Tuvimos una baja con respecto al mediodía, las obligaciones mandan, pero tuvimos que reponernos y continuar sin desfallecer. Describiré las sensaciones de la cena para no resultar repetitivo.

Empezamos tomando a modo de aperitivo y todavía de pie, una botella de un excelente blanco de Ganevat que no recuerdo cuál era (no me extraña, por otra parte ...).

En esta ocasión y para que Andrés no tuviese que estar subiendo y bajando del reservado, nos quedamos en el comedor de la planta baja del restaurante. La tranquilidad que supone estar solos en el reservado es maravillosa pero no estuvimos mal en el salón.

Como suele ser habitual en estos casos, nos pusimos en manos de Andrés para que él sacase lo que le pareciese tanto en cuanto a la comida como a la bebida. Se fueron sucediendo los siguientes platos:

• Una buena cecina con un par de pimientos asados, sin piel, para abrir boca. Todo regado con un chorro de aceite de oliva, buen comienzo.

• Una ración de croquetas variadas. Aplicando la máxima de Óscar, si las croquetas son buenas, en el restaurante se come bien, pues en este caso lo eran.

Pulpo á feira. Si bien he de decir que estaba bueno, creo que el gallego supera al de la mayoría de sitios. Bien de punto, buen aceite de oliva pero el sabor creo que es mejor el de mi tierra.

• A continuación llegaron unos Dados de rape. Finamente rebozados y acompañados de patata panadera, el rape tenía el punto adecuado, jugoso. Nunca lo había comido de esa manera y me gustó.

• Continuamos con la carne, en esta ocasión unas chuletillas de cordero lechal. Unas buenas chuletillas a la plancha que venían con patata frita de acompañamiento. Un gran colofón.

• Por último, cerramos con unos quesos a modo de postre. Cada día me gusta más esta opción. 2 tipos de queso, a cada cual mejor.

En el apartado líquido, Andrés fue presentando los siguientes vinos:

Domaine Danjou-Banessy La Truffiere Blanc 2011
Emmanuel Houillon - Pierre Overnoy Arbois-Pupillin Blanc 2006
Château Meylet 1998
Domaine Danjou-Banessy Rancio 2000
Macvin du Jura 2000

Todos los vinos muy buenos pero los que más me sorprendieron fueron los de Domaine Danjou-Banessy. Rancio me pareció espectacular.

La conclusión es que La Bodega Cigaleña es un lugar al que se va a disfrutar con el convencimiento de que Andrés no va a fallar. Los vinos que atesora en su bodega son espectaculares y la comida acompaña perfectamente. Por otra parte, siempre sales con el convencimiento de que has pagado poco para lo que has comido y bebido. Espero tardar poco en volver.

  • Vinos

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  • Dados de rape

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  • Cecina

    Cecina

Sabado lluvioso en Santander y, en respuesta a la amable invitacion de Sergio, acudo a comer a este templo del vino en compañia de ilustres foreros y aficionados a la gastronomia y el vino. Decir que no conocia a mis compañeros de mesa(Sergio,Vanesa,Alberto,Ana,Oscar y Jorge) y desde el primer momento me senti como en casa...tanto que me arrancaron el compromiso de contar nuestra experiencia y en ello estoy.
Nos recibe Andres Conde y nos acomoda en un pequeño y acogedor comedor privado; piedra,madera,cajas de vino,una coleccion de Vega Sicilia...el tiempo se detiene.
Elegimos el menú y para los vinos nos ponemos en manos de Andres, no se puede estar en mejores manos. Es un gran profesional, con grandes conocimientos, cercano, didáctico, sincero y que disfruta haciendonos disfrutar.
Detallo primero la comida y dejo el vino para un capítulo aparte pues lo merece. Se sucedieron en la mesa anchoas(artesanas de Rueda) lomos grandes, sabrosos y bien elaborados; almejas a la marinera, buen producto y salsa para chuparse los dedos; rabas de calamar, en finas tiras enharinadas y buen punto de fritura; mollejas empanadas de muy buena textura; tacos de atún rojo muy sabrosos; entrecot de vaca vieja con patatas y pimientos verdes, buena calidad de la carne; quesos...cantagrullas peral, oveja curado no recuerdo el productor y A cabra nas viñas corteza lavada en Zarate Caiño 2010, este último aportado por Sergio y de excepcional textura y sabor(producción limitada a 60 piezas...no duden en probarlo si tienen ocasion) y cerramos con un hojalde con crema realizado en el propio restaurante que puso el colofon dulce a la comida. En definitiva, materia prima de calidad y elaboraciones sencillas y cuidadas.
Llegamos al VINO, con mayúsculas. Lo he dejado como capítulo aparte pues creo lo merece. Es mi primera experiencia de esta índole y no voy a poner una nota de cata a cada vino que probamos sino detallar las impresiones que me fueron produciendo...Nos sentamos y llegan dos medias botellas de Monopole 1970 y 1966, el primero fantastico en nariz y boca, muy vivo, con acidez y complejidad...1966 menos expresivo, mucho más evolucionado, al límite, quizas necesito un poco más de tiempo pero no se lo dimos ;-). Seguimos con Dorado 2005, la máxima expresión del albariño con años, siempre un placer. Aparece Dupasquier Marestel 2004, en un excelente momento, frutal, mineral, glicerico, complejo y muy fresco...fantástico. Una rareza, Goyo Garcia Viadero 1986, es lo siguiente con que nos sorprende Andres...vino no comercializado, sigue muy vivo y eso denota su calidad, dificil encuadrarlo en la Ribera. Domaine Gauby Muntada 2003, con cuerpo, especiado, en buen momento de consumo aunque le queda evolución. Un grande de España aparece en la mesa, Terreus 1999, concentrado, potente, complejo, intenso,taninos aún presentes pero en mi opinion magnifico. Y ahora, otro grande, Pavillion Rouge de Chateau Margaux 2003, explendido vino, armonioso, cambiante, con mucho de todo pero muy bien puesto, menos potente que Terreus pero mayor equilibrio...grande.Dejamos atras los tintos y, en el cambio de tercio, aparece media botella aportada por Alberto de una rareza que no esta comercializada; es Rosario de Raúl Pérez, un vino dulce excepcional elaborado en el Bierzo que no gusto sino encantó, la pena que no sabemos si volveremos a probarlo. La siguiente botella, una manzanilla Marques del Real Tesoro de los años 40-50 que no estaba ya en su mejor momento, pero seguia viva y no deja de ser atractiva. Y las dos ultimas sorpresas...son D'oloroso de Marcial Dorado 2001 y Varela moscatel superior. El primero un oloroso elaborado con uva albariño que sorprende, emociona y descoloca puesto que es más jerezano que gallego y el segundo es un enorme y equilibrado moscatel...un nectar de dioses...se le comparó con Toneles( yo no lo he probado), menos potencia pero más equilibrio...fantástico.
Y hasta aquí hemos llegado amigos. Agradecer a mis compañeros de mesa la oportunidad de disfrutar de este excelente dia y a Andres su esfuerzo por hacernos felices y mostrarnos vinos excelentes(lo consigue, sin duda).
No pongo precio pues hay aportaciones de los comensales y detalles de Andrés pero la rcp es excepcional.
Dudo que siendo un forero novato alguien llegue hasta el final, puesto que me he extendido en exceso, y aún siendo consciente no queria dejar atrás nada de lo vivido, pero si lo haceis muchas gracias y prometo sintetizar en futuras ocasiones.

Quedamos con una pareja de buenos amigos para disfrutar de una buena velada en esta bendita casa.
Pensando que tras las comilonas navideñas no habría demasiado movimiento "error" barra y comedor hasta los topes.
Mientras esperamos a que nos monten la mesa, se acerca Andres hasta la barra y nos pregunta que tomamos, blanco le decimos y nos abre una botella de Domaine du Pasquier Marestel 04, un vino de la variedad Altesse de la zona de Savoia en un momento espectacular.
Luego hemos seguido con una copa de Côtes du Jura 2010 de Macle, un chardonnay que no hace mas que ganar y ganar en botella.
Ya sentados a la mesa hemos decidido por compartir, una ración de pulpo a la gallega y otra de mollejas empanadas, raciones mas que generosas con una gran calidad del producto.
Para acompañarlas Andres nos ha sacado un Benjamin Leroux Mersault 09, chardonnay borgoñón de libro, fresco a la vez que untuoso, muy rico.
De segundo hemos decidido por compartir un chuletón de vaca vieja, según estábamos en barra y veía la pieza en el mostrador, esta me decía "cómeme" y a ello que nos hemos puesto, carne jugosa, sabrosa, con una importante infiltración de grasa y una larga maduración, se acompaña de de patatas fritas y pimientos de Padrón.
En este caso Andres nos ha sacado un tinto, Dard&Ribo Hermitage 2010, una syrah muy compleja con una frescura sobresaliente.
En vez de postre, hemos optado por un queso azul de hojas acompañado de panecillos con pasas para untar, puro vicio, últimamente si hay la opción prefiero acabar la comida con un buen queso en vez de postre.
El postre en si fue una botella de Sauternes Rousset Peyraguey 2000, con la misma dulzura de añadas posteriores pero con una acidez que le aporta una mayor frescura, algo se vino para casa.
Pues una informal comida entre amigos aquí se puede transformar en todo un homenaje.
No pondré precio ya que tuvieron unos cuantos detalles con nosotros.
Para volver en cuanto se pueda.

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