Restaurante Bodega Cigaleña en Santander
Restaurante Bodega Cigaleña
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.4
Comida COMIDA
7.4
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
Vista parcial del techo
Anchoas del Cantábrico
Gambas rojas alistadas
Rabas de calamar
Morcilla de Cigales asada
Quesos.
Anchoas del Cantábrico
Rabas de calamar del Cantábrico
Chuletón de vaca vieja madurada con patatas fritas caseras y pimientos (1, 300 Kg)
Arroz con leche
Pastel de queso horneado
Jesus Madrazo Num. IV DOC Rioja 2019
Los vinos de la comida (salvo el infiltrado)
De Muller Áureo Semi-dulce 60s
Tarta de queso. Detalle
Albóndigas de merluza
Gallo guisado con arroz
Bocartes
Cena
Comida
Vinos cena
Vinos comida
Tarta de queso
Pan
Rabas de calamar del Cantábrico
Tartar de bonito del Cantábrico
Albondigas de bonito con salsa calabresa
Vista del comedor desde nuestra mesa
Esfera de coco y chocolate
Paletilla de Cordero
Ravioli de carrillera
Arroz con pintada de bresse
Machote al horno
Tartar de atún rojo
Tiramisú
Rabas, y bocartes en dos cocciones.
Bocarte Marinado.
Los Vinos
Don Andrés Conde
Tissot Macvin Rouge
Monbourgeau Savagnin y tataki
Fino Gaditano
Vinos
Dados de rape
Cecina
edad
nueces
mar
oficiando
atlántico
montaña
del jardín
madrid
del sur
si, delicia
ambar
de cerca
volveremos..
dos años..
oficiando..
Opiniones de Bodega Cigaleña
OPINIONES
76

Iba con muchas expectativas después de todo lo leído. Las superó.

Si te gusta el vino y estás en Santander, es visita obligada, y no es una frase hecha.

La entrada ya te hace imaginar lo que te vas a encontrar, paredes (y techos) forrados de botellas. Todo pasión por el vino.

El comedor queda a mano derecha después del pasillo de entrada que desemboca en la barra. Pequeño y acogedor, de tipo rústico.

Nos ofrecen la carta y pedimos (aquí tuvieron un fallo porque nos preguntaron) un par de copas de Borgoña blanco (del que tienen por copas). Viene a tomarnos nota el responsable de este paraíso del vino y empieza el aprendizaje, todo un placer escuchar a los que saben. Nos decidimos finalmente por un Régis Rossignol “Les Brouillards” 2007 de Volnay (39 EUR).

Muy honesto en sus recomendaciones, nos ofreció el más barato de los que tenía de este productor, porque era un vino que se ofrecía en cuanto se abriese la botella, le dijimos que no teníamos prisa, de hecho ya nos habíamos pimplado las copias de blanco y pedimos un par más. Nos ofreció si queríamos probar algo diferente, por supuesto ¡!!, y nos ofreció 2 copas de Dupasquier Altesse 2007 (Savoia). Excepcional. Fresco y muy agradable. Perfecto para acompañar las excelentes anchoas que nos pedimos para empezar (3 EUR / copa).

Como platos principales, mi mujer pidió rape (20 EUR) y yo chuleta (24 EUR). Excelente producto, cocinado sin más aditivos que los estrictamente necesarios. Y perfecto para el vinazo que nos tomamos. Nos lo decantaron cuando lo pedimos y cuando vinieron los platos principales, nos los dio a probar y estaba espectacular.

Terminamos la comida con una buenísima tarta de queso y correspondientes cafés. Nos ofreció a los postres, obsequio de la casa, una copa de vino dulce Sauternes del 2001, muy bueno también, y eso que no somos mucho de vinos dulces…de momento.

En definitiva, excelente comida, mejor vino y servicio muy agradable. Todo por 135 EUR. No es un sitio barato, pero lo vale. Espero poder volver.

Bodega-restaurante con solera muy enfocado al vino y los licores, con proliferación de botellas, llenas y vacías, nuevas y viejas. La carta de vinos, larga, muy larga, y pesada (que el tocho que me han dado parecía la guía telefónica de BCN...). La comida, sencilla y buena. Servicio ajetreado (local a petar). Mesas apretujadas vestidas con sencillez.
Muy buen servicio del vino y copas más que correctas.

Cena familiar a base de ensaladas y carne, con algún postre. Como no estuve por la labor, me limito a comentar lo mío:

- Solomillo (21,-€) - Lo pedí al punto, y estaba sólo sellado. Carne bastante más curada de lo usual, con trozos secos. Sabroso. Acompañado de patatas fritas caseras.

Agua y una botella de Almázcara Majara 2004 (60,-€ si no me falla la memoria).

Aquí se va a lo que se va: a beber buen vino a buen precio y comer algo para poder beber más ;-)

Lo bueno de esta bodega es la solera que tiene el local, pero a parte de eso es demasiado caro para la calidad de los productos. Lo que más me gustó la ensalada de ventresca que pedimos, pero faltaron detalles como; aperitivo y un tratro nada acorde con lo que cobran.
Quizá mi decepción se deba a que no pedimos vino y nos centramos en la comida, muy normalita.

Comida para dos personas sin una conclusión bien definida.
La decoración ha quedado rancia. Uno puede querer dar la impresión de sitio "de toda la vida", pero eso no perdona tener asientos de skie (como el sofá al que cantan los Mojinos Escozíos) en un comedor.
De vino sirvieron un Enate caliente y mal presentado. Cero en vino.
Comimos una ensalada con una mezcla de verdes que recuerda demasiado a las que se venden preparadas de cuarta gama en los supermercados. Aderezada con rulo de cabra, reducción de módena y frutos secos el resultado es sabroso. Pero ni es creativo ni es clásico: está en tierra de nadie.
De plato principal un chuletón de vaca vieja para quitarse el sombrero. Buen punto de cocción y de sal, carne sabrosa y excelentes patatas fritas como guarnición.
En los postres volvemos a la chapuza. Cuajada con miel china (estilo la granja de San Francisco). No perdono que un restaurante sirva esa porquería de miel y mucho menos si presume de producto.
Y un tocinillo correcto sin emociones.
El servicio es tan correcto como el tocinillo.

No me quiero enrollar mucho aunque me gustaría.. asi que voy al grano.

La comida está al nivel de los restaurantes "top" de Santander. Al menos para mí que no soy un fanático de la "nueva cocina". Suelen ser platos sin muchas florituras..pero con muy buena materia prima y excelentemente elaborados.

En el tema vinos juega en una liga superior, muy superior...

Tomas vinos que después intentas encontrar por las tiendas o internet..y si los encuentras, te das cuenta de que en este restaurante son más baratos que en las tiendas! Con ello no quiero decir que haya casos en los que sean algo más caros..seguramente los habrá, como es normal! Pero lo pago muy a gusto, y es que "mover" esa bodega no debe de llevar cinco minutos al día, si no que allí están encerrados muchos años de trabajo...su bodega debe de ser espectacular. Para los que nos gusta el vino este restaurante es un vicio. Allí puedes pasearte por La Rioja, Ribera del Duero, Borgoña, Burdeos, Champagne y una interminable lista. Que más quieres! Los mejores vinos del mundo están allí.

Esperemos que Andrés este aprovisionando muy bien la bodega, para las futuras décadas, en las que espero volver y volver y volver... desde aquí le felicito sinceramente por su trabajo.

De que esto no es normal? Llegamos pronto a cenar y eso ayudó a que Andrés nos atendiera y nos hiciera disfrutar. Nunca habíamos estado antes, ni teníamos amigos comunes, éramos dos y descorchó en este orden:
- Reichsgfraf von Kesselstatt, Sharzholfberger 2007:riesling del pago de Egon Muller.
- Szent Tamas 2006 del bodeguero húngaro Szepsy: blanco hecho con tokay furmint
- Arbois Pupillim 2003, chardonnay del Jura hecha por Pierre Overnoy
- "Umanthum", Burgenland 2006, hecho con la uva St Laurent, en el "mediterráneo austríaco"
- Auslese del 94 de J.J. Prüm
Nos bebimos una copa cada uno (y en el momento de la cuenta vimos que de media fueron 5 euros/copa). Nos encantaron todos: el del jura eran manzanas en compota, el umanthum sangre y carnicería, el auslese frescura dulce, todos redondos, equilibrados y diferentes.
Yo llegaba con la idea de pedir un Chateauneuf du Pape con años (un chateaux rayas, quizá un vieux telegraph), Andrés pensó que mejor lo que nos puso, creo que con razón.
Mientras cenamos tenía delante un vega sicilia de 1919: el comedor era un cementerio de mouton rothschild, chateaux margaux...
Andrés puede que no sea un loco del vino: puede que sea mejor un místico; su relación con el vino no es de pasión es de religión. Lleva los mejores vinos al cementerio-comedor: allí van muriendo, nadie los bebe. Eso es discutible, raro, hermoso.

Hace tres años empezaba así, ..."Otro año más. Este verano 2006, de nuevo algunas "jam sessions" en Santander"

Y este 2009 hubo "jam" y músicos del fondo del abecedario y del alma: Zappa, Zorn, Winter, Jarret,...

E interpretaciones magistrales que dejo en forma de imagenes en la cabecera de esta reseña.

Disfruten.

  • edad

    edad

  • nueces

    nueces

  • mar

    mar

  • oficiando

    oficiando

  • atlántico

    atlántico

  • montaña

    montaña

  • del jardín

    del jardín

  • madrid

    madrid

  • del sur

    del sur

  • si, delicia

    si, delicia

  • ambar

    ambar

  • de cerca

    de cerca

  • volveremos..

    volveremos..

  • dos años..

    dos años..

  • oficiando..

    oficiando..

Una vez más gracias a Andrés por un gran momento, gran materia prima en la mesa, espectaculares las mollejas de lechal, soberbio el helado de fruta tropical y verdura al postre,la parte de los vinos qué se puede decir, un Murrieta blanco grandioso, gracias Andrés por tu magisterio, aseoramiento y generosidad, ratos a sí son los que merece la pena vivir.

Igual que la burbuja inmobiliaria creo monstruos, aquí nos encontramos con un ejemplo de la burbuja enológica. Después de leer todos los comentarios sólo puedo comentar "El Emperador va desnudo".
Acudimos un martes a cenar reservando a las 22:00 (la última hora a la que aceptaban pese a que una vez dentro muchos comensales llegaron incluso a las 23:00).
La comida resulta excesivamente cara para su escasíma elaboración y pobre presentación, 30 euros por unos maganos es un exceso, 20 euros por unos huevos viudos con patatas lamentable. En fín, aquello parecía Tasca Ramón.
El vino, aquí nos resarciremos, carta extensísima aunque muy apiñada y desordenada, más profunda que larga (muchas añadas de los mismos vinos), muy internacional. Pedí cambio de copas (aversión personal a las copas marcadas con el nombre del restaurante), me dijeron que todas eran iguales (MENTIRA). A Andrés le vimos pasar, sólo acude a las mesas de la gente guapa. Seguro que si decís que sois veremeros os atienden mejor para así seguir creando la fantasía.

Esto si que es algo extraordinario y por ssi sólo vale la pena y el viaje y además hay que volver. Es necesario volver. Debería ser objeto de una peregrinación obligada por todos los amantes del buen vino al menos una vez al año. Impresionante cantidad de botellas viejas en todas partes. Bodega alucinante. Andrés Conde un sabio y un genio del vino con siempre una explicación para todo y una clase de erudición que te deja anonadado. Los vinos que saca Andrés, algunos ya guardados por sus abuelos, son de otra galaxia, mejor dicho de un universo diferente, vienen directamente del cielo.
La comida extraordinaria, de las que a mi me gustan, contundentes y clásicas.
Olé por la Cigaleña y que podamos disfrutarla muchos años.

PS.- Además dejan fumar lo que indica que el buen vino gana con humo.Bien¡¡

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar