De todo hubo

Comida para dos personas sin una conclusión bien definida.
La decoración ha quedado rancia. Uno puede querer dar la impresión de sitio "de toda la vida", pero eso no perdona tener asientos de skie (como el sofá al que cantan los Mojinos Escozíos) en un comedor.
De vino sirvieron un Enate caliente y mal presentado. Cero en vino.
Comimos una ensalada con una mezcla de verdes que recuerda demasiado a las que se venden preparadas de cuarta gama en los supermercados. Aderezada con rulo de cabra, reducción de módena y frutos secos el resultado es sabroso. Pero ni es creativo ni es clásico: está en tierra de nadie.
De plato principal un chuletón de vaca vieja para quitarse el sombrero. Buen punto de cocción y de sal, carne sabrosa y excelentes patatas fritas como guarnición.
En los postres volvemos a la chapuza. Cuajada con miel china (estilo la granja de San Francisco). No perdono que un restaurante sirva esa porquería de miel y mucho menos si presume de producto.
Y un tocinillo correcto sin emociones.
El servicio es tan correcto como el tocinillo.

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