Trucos para cuando no te siguen el ritmo

La verdad es que retomando la pregunta inicial creo que cuando tu pareja no te sigue el ritmo en esto de lo gastronómico lo tienes francamente mal, no nos vamos a engañar y lo mejor, cuando has llegado a la conclusión definitiva de que ambas cosas, afición a la buena comida y al mundo del vino y pareja son incompatibles, entonces tienes que elegir, o dejas de compartir tu "afición" con ella o cambias de pareja. Sé de buena tinta lo mal que se pasa cuando tu pareja no te sigue el ritmo en esto del placer de la buena mesa, o bien porque come como un pajarito (con lo que en 2 meses te has metido 5 kg de mas de ir rematando sus platos por aquello de que no sobre comida, cosa que detesto, especialmente en un restaurante), o bien porque es muy "tiquis miquis" o delicada con la comida y no la sacas del sota, caballo y rey, o bien porque es de la Liga Antialcohol y no se toma una copa de vino ni muerta (y a mi no me gusta nada beber yo solo en una cena), o bien por pura y dura ignorancia, incultura y desconocimiento de los placeres de la buena mesa y el mundo vitivinícola. Estoy con "Juanjosantos" en que en esta vida no todo el mundo vale para todo y descartado que exista el ser ideal (sea hombre o mujer) capaz de acompañarnos en todas las circunstancias, momentos y aficiones, uno llega un momento en la vida en que debe saber situar a cada persona en el lugar adecuado y buscar el mejor "partenaire" para según que actividad. Esto es mas fácil hacerlo con los amigos. Yo, por ejemplo, a uno de mis mejores amigos no lo he vuelto a volver a invitar a cenar después de que tras 2 cenas en mi casa, tras varias horas de curro en la cocina preparando el menú, me di cuenta que era un tío sumamente delicado para comer hasta el punto de que ni se atrevió a probar varios de los platos que preparé, ni tan siquiera por un elemental sentido de la educación. A día de hoy he de decir que sigue siendo uno de mis mejores amigos y es un crack para tertulias de café, tomar unas cervezas o unas copas por la noche, pero evidentemente no he vuelto a invitarle a cenar a casa y tampoco lo busco cuando quiero pegarme un buen homenaje gastronómico en un restaurante. El problema es que con la pareja es más complicado prescindir de ella para esos menesteres, primero porque quizás no te lo permita y segundo porque a mi me apetece más disfrutar de esos momentos con mi pareja que con los amigos. Bien es verdad que como apunta algún "forero" esto no deja de ser un problema trivial propio de burgueses del primer mundo (que por otra parte es lo que somos). El problema es que todos los que opinamos y escribimos por aquí somos un poco radicales de la buena mesa (me resisto a autocalificarme como "foodie" pues odio ese tipo de anglicismos de nuevo cuño) y para nosotros, o al menos para mi, esto hace ya tiempo que dejo de ser una simple afición para convertirse en una auténtica forma de entender y vivir la vida. Un saludo.

PD- Aclaro que a día de hoy y tras varias experiencias frustradas tengo una pareja que disfruta de la gastronomía y el mundo del vino tanto como yo, que le gusta casi todo como a mi, que no tiene miedo de probar cosas nuevas y desconocidas como yo hago, que disfruta del vino en todas sus variedades y procedencias y que gracias a su buena predisposición y entusiasmo en la mesa puede convertir la más simple de las cenas en el más maravilloso ágape del mundo.