Vinos Naturales (por hablar de vino y "compensar" un poco)

¿Que opinais?
os pongo el prologo de este año de un buen amigo (la verdad que sin su permiso, igual me la cargo), creo que merece la pena.

Saludos cordiales

VINOS NATURALES

Las palabras “vino natural” se empiezan a emplear en los últimos tiempos cada vez con más asiduidad, asociándose a diferentes métodos de cultivo y vinificación muy diversos, lo cual deja margen de maniobra por lo menos para el debate, ya que no conozco a ningún productor de vino que diga que elabora un “vino artificial” o un vino “no natural”. En Francia ya hace años que se utiliza esta nomenclatura como título de alguna asociación o para englobar los vinos bio (algo parecido a ecológico) y biodinámicos. En España el nombre se estrena con mucha fuerza, ya que la recién creada “asociación de vinos naturales” es ni más ni menos que la primera asociación de viticultores biodinámicos de España, que además resulta ser una de las más extremistas de europa debido al bajísimo índice de sulfuroso total que tienen que tener los vinos para ser aceptados sus propietarios dentro de dicha asociación. (inferior a 20 mgr/ltr.).

Toda viticultura bio tiene en común la no utilización de productos químicos en el abono o en la lucha contra las plagas y así crear una actividad microbiana en el suelo capaz de dar como resultado suelos más vivos, que transmitan luego al vino las características de un terruño determinado. En la actualidad nadie duda ya de la necesidad de practicar una viticultura de respeto al medio para elaborar un buen vino y poco a poco muchos nombres ilustres se han ido decantando por la viticultura biodinámica, Bodegas como Leroy o Romanée Conti hacen sin lugar a dudas que este tipo de agricultura esté muy prestigiada en la actualidad.

La diferencia básica empírica entre la viticultura bio y la biodinámica, es que en la viticultura biodinámica todo está interrelacionado y hay una actitud global entre minerales, plantas y animales con los ritmos y las actividades del cosmos. Los cuatro elementos en armonía con el universo. Este convencimiento es el que hace que en la práctica los viticultores biodinámicos sean más estrictos en el no uso de productos químicos aún a riesgo de perder la cosecha, y que los ecológicos sean más tolerantes en este aspecto.
Pero la mayor diferencia se produce sin lugar a dudas cuando la uva entra en la bodega. Es allí donde las discrepancias son mayores en el comúnmente denominado “vino natural”. Los biodinámicos más convencidos fermentan con levaduras autóctonas de ese año (sin siembra) utilizando bajísimos índices de sulfuroso en sus vinos, en cambio los biodinámicos moderados toleran un índice un poquitín más alto del mismo. Algunos viticultores bio fermentan su “vino natural” con levaduras seleccionadas y otros en cambio sólo utilizan levaduras seleccionadas de su viñedo. Por último, existen aquellos viticultores que utilizan todo tipo de componentes y enzimas y lo llaman también “vino natural”. Estos últimos me recuerdan al viejo chiste de: Murió de muerte natural; se cayó de un quinto piso y era natural que muriese. Dentro de estas diferencias tan enormes de concepto, uno se hace la pregunta de dónde está la barrera en la intervención humana para llamar natural a un vino. De hecho y desde un punto de vista filosófico no se si la palabra vino es compatible con natural, ya que natural es la uva, y el vino es forzosamente intervención humana y por consiguiente, no natural.

Huyendo de criterios metafísicos, creo que los viticultores biodinámicos o muy bio que trabajan con el máximo respeto al terruño, se dividen en dos tipos fundamentales en función de su máxima; los que buscan elaborar un gran vino, y los que buscan elaborar un vino lo más natural posible.
Los primeros son los más precisos, saben lo que quieren y buscan la pureza de ese terroir que con su sacrificada viticultura les ha costado conseguir. Son la alta cocina del vino, juegan en champions league, lo saben, y no están dispuestos a que un bajísimo índice de sulfuroso les produzca un atisbo de oxidación que enmascare su terruño. Sincronización absoluta. No maquillan, sólo evitan las arrugas prematuras. La búsqueda de la belleza, de la estética.
Los segundos me merecen más respeto si cabe. Su vida entregada a una causa, la búsqueda de la belleza interior, sin banalidades, sin hedonismo y sobre todo en armonía consigo mismo. Probar sus vinos es adentrarte en ti mismo, valorar la sencillez, tu sencillez; es tomar consciencia de lo insignificantes que somos en el conjunto del cosmos y de lo necesario que es a la vez nuestro paso por el mismo.

Joan Valencia