Todo empezó en las costas de las Rías Baixas gallegas, un mundo de azul intenso, verde viña y gris de granito. Un mundo lleno de historia y cultura del vino, donde los monjes desembarcaban para ir hacia Santiago de Compostela; de ahí el nombre Mar de Frades, el ‘mar de los frailes’. Aquí, delante del océano Atlántico y entre pequeñas parcelas de vides cuidadas con cariño, se inició en 1987 la trayectoria de la bodega.
Ubicada en pleno Val do Salnés, en lo alto de una colina frente a la ría de Arousa, Mar de Frades es uno de los nombres más representativos de la denominación. Un edificio de singulares formas arquitectónicas, acariciadas por la brisa del Atlántico, construido usando el granito, material típico de la región. La bodega combina diseño, tradición y modernidad, para crear un espacio ideal con todos los recursos técnicos necesarios para la elaboración de grandes vinos de Rías Baixas.
Mar de Frades cultiva viñedos propios en el Salnés y desde 2016 también en la Ribeira do Ulla, la subzona más al norte e interior de la denominación. Cuenta con 60 hectáreas propias y, además, colabora con 200 pequeños viticultores independientes. Las vides se cuidan con esmero y pasión, preservando el entorno y los suelos, con el objetivo de obtener uvas de la máxima expresividad, equilibrio y pureza.
La albariño, variedad reina de Rías Baixas, se define por su intensidad aromática y su alta acidez, que permite una fina evolución del vino en botella. Y es que con el tiempo y una enología de precisión –como el trabajo con las lías que distingue la elaboración de Mar de Frades–, el vino de albariño gana complejidad, matices, volumen y, en suma, elegancia.
Mar de Frades pone en valor un conjunto de ubicaciones precisas, parajes de viñedo donde las vides de albariño se benefician de unas condiciones de microclima, suelos y entorno particularmente favorables. Con las uvas de estas viñas privilegiadas por la naturaleza y la historia, la bodega elabora una maravillosa gama de vinos de expresión única: las Fincas Atlánticas de Mar de Frades.
En el Val do Salnés:
FINCA VALIÑAS
Valiñas es el nombre del paraje en ladera donde se sitúa la bodega y donde en 1975 se plantó una finca de viña emparrada que hoy es considerada como uno de los grandes crus de Rías Baixas. En terrazas que siguen la orografía de la colina, sus vistas son hipnóticas. Las mejores virtudes de este paisaje se conjuran en un viñedo extraordinario, que ofrece un fruto único: el albariño de la profundidad y la belleza eterna. El gran vino.
FINCA LOBEIRA
Un bello paraje en la umbría de un monte mítico. Desde su cumbre trufada de leyendas se divisa la ría y todo el Salnés. Y a sus pies se extiende un mosaico de viñedo, con vides de todas las variedades blancas tradicionales de Rías Baixas.
PAZO DO MONTE
En un meandro del río Umia, en pleno Salnés, la historia conecta con el futuro. Mientras el pasado late en las ruinas del viejo pazo, el extenso viñedo recuperado por Mar de Frades, con emparrado tradicional, es una de las más grandes fincas de Rías Baixas.
En la Ribeira do Ulla:
FINCA MONTEVEIGA
Una ladera de pizarra suspendida sobre el río Ulla. Altitud, inclinación y el singular carácter de un viñedo que parece señorear este valle interior, el confín norte de Rías Baixas. Doce hectáreas de un albariño que da un vino profundo y lleno de matices de especial identidad.
FINCA RIBADULLA
En la franja fluvial del Ulla, entre nieblas matinales se extiende un gran viñedo sobre suelos de gneis y aluviones de río. Un paraje de viticultura avanzada en un entorno propicio, donde nace un gran albariño de clima atlántico de interior.
Mar de Frades tiene viñas y uvas excepcionales, paisajes extraordinarios y una cultura del vino de gran riqueza. Pero además cuenta con un recurso esencial: el equipo liderado por Paula Fandiño como gerente y enóloga.
Para Paula, la elaboración de grandes vinos blancos no tiene secretos. Formada en la Universidad de Santiago de Compostela, dirige Mar de Frades desde 2007. Años de trabajo, innovación y compenetración con la zona y sus virtudes, han hecho de ella una de las más prestigiosas expertas en el albariño. En 2016, la revista británica Drinks Business la reconoció como una de las 10 mujeres enólogas más influyentes de España.
“Elaboramos vinos vivos, elegantes y muy expresivos. Desde el reflejo más directo y fresco del albariño atlántico hasta la sofisticación y complejidad de fincas de viñedo muy concretas y singulares. Así son nuestros paisajes, diversos y atrayentes pero siempre con el carácter del océano Atlántico en el horizonte: la pureza indómita.”
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