Después de una botella que salió oxidada, catamos en la Teca, junto con unos ibéricos, esta botella que puede ser un burdeos con toques modernos de USA tal como lo describió Jordi de la misma Teca. Lo dejamos oxigenar y poco a poco se iba comportando tanto en sus aromas como en su paso por boca como un burdeos con ciertos toques mentolados balsámicos, dotándole de frescura y complejidad. Color rojo cereza con ribete rubí. En nariz van saliendo aromas muy bordeleses tostados y a caja de puros, pero aparecen ciertos aromas más modernos, frescos, mentolados. En boca se mostró elegante, equilibrado y con buena acidez. Conforme iba pasando el tiempo y dejándolo reposar en la copa se iba mostrando más redondo. Es un vino tipo bordelés californiano muy distanciado de los famosos concentrados de la zona.