Tras una jarreada de tres horas de antelación, observamos un vino atejado con aromas de buena intensidad: madera tostada, café cortado, cacao oaxaqueño, ciruelas negras en pasa. En boca se percibe un cuerpo medio, buena acidez apretada por una dosis de elegancia, producto de un tanino que ya aceptó civilizarse y asociarse con el paladar. No llegamos a Itaca ni nos recibió el viejo Argos con sus ladridos, pero qué importa si nos queda el viaje del Odysseus y el cariño por él.

"Cuando partas hacia Itaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimiento."
Kavafis

... entre los vinos presentes de la cata de Viñedos de Ithaca. Un peldaño por debajo en cuanto a la elegancia en boca que posee el E.Negra, pero a mi modo de entender, el que representa una RCP en cuanto a los tintos de la bodega se trata, más bien definida.
De color rojo picota oscuro; capa muy alta y una abundante lágrima en la copa.
Nariz de intensidad bastante alta, compleja y expresiva. Fruta negra madura y frutillos de zarza en primer término; notas balsámicas (mentoladas, con algo de regaliz también ). la madera de barrica se aprecia de un modo sutil, pero lo bastante como para darle su presencia y redondear un conjunto muy bien hecho.
El equilibrio continúa en la boca; estructurado y de buen cuerpo. Suave de entrada, pero que luego parece envolver todo el paladar con la fruta y demuestra un largo recorrido en boca untoso, casi aterciopelado ( cálido, pero no pesado ni alcohólico ). Final persistente que invita al trago de nuevo. Pienso que ya estaba en un momento óptimo de consumo, a pesar de la larga vida que generalmente demuestran siempre estos vinos.
No sólo a mí; a muchos gustó ( en dura pugna, eso sí, con el top de la bodega, el Tinto Etiqueta Negra).