Rojo rubí, ribetes amoratados, capa media.
Nariz intensa, floral, frutal, limpia, deliciosa, sin disfraces ni engaños. Para uva, pura tierra. Notas iniciales florales que tornan en una nítida colección frutal, con frutas rojas del bosque variadas, toques especiados y unos ligeros tonos balsámicos y herbáceos. Da gusto olerlo por su definición.
En boca es redondo, fresco, no cansa, es adictivo. Vertebrado por una fabulosa acidez, de paso firme y redondo, es largo en final tras el que nos quedan recuerdos frutales, especiados y minerales. Tanino de seda, maravillosamente integrado. Buena persistencia. No me canso de beberlo, acompaña de maravilla en la mesa.
Había descubierto el magnífico trabajo de este colleteiro con sus blancos, pero este tinto de verdad que me ha llegado al alma. Hay pocas botellas, muchas van para USA, pero es un vino digno de probarse por su frescura y encanto. No me cabe la menor duda de que con esto del cambio climático el futuro nacional en vinos tintos es de Galicia. Y esto no hace más que confirmarlo. Fantástico.