Bello rojo púrpura, ribete violáceo. Recién descorchado y a copa parada, esto "es" pimienta negra quebrada, esto "es" tierra seca. Agitando hay fresas silvestres, carne de caza horneada, laurel, romero; todo de gran definición. A decantar. Quizá fue un error, porque le quitamos ese carácter duro y viril por una definición más elegante, con fruta roja madura, vainilla muy suave y setas. Al paladar es enorme, de una carga tánica potente y muy, muy estrecha aunque siempre elegante y sin ahogar al vino. La fruta es siempre protagonista, con una acidez deliciosa y salida estupenda, con sabor a bayas y más pimienta. En fin, aunque está de muerte, este vino necesita una guarda de unos 200 años (bueno, quizá sólo 199).
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