Bebo menos tinto español del que debiera y generalmente hay zonas que no suelo tocar. Mal. Mal, porque siempre hay bodegas que lo hacen bien, independientemente de la zona en la que estén. Y el caso de hoy se corresponde con lo que estoy escribiendo: Ponce-Manchuela-equilibrio y carácter. Una mezcla de bobal y moravia agria (qué nombre tan bonito el de esta variedad), fino, pero también jugoso y cárnico. Ha salido al principio con algo de volátil, pero afortunadamente se ha disipado con la aireación. Acidez, suelo, fruta y piedras. Tengo espíritu de enmienda y prometo cambiar.

Hoy vamos con un vinazo de Juan Antonio Ponce el cual probamos en su añada 2018 y nos pareció fantástico, a ver si tenemos la misma suerte con este 2020, las puntuaciones en algunas guías son muy altas desde luego... Abrimos la botella (n° 4178) y dejamos que respirase por espacio de una hora y media antes de proceder con su valoración a 17°C. Corcho corto, compacto y tintado 1 mm desde su base.

VISUAL: De capa media-baja en tonalidades cereza y rubí. Amplio ribete rosáceo, muy brillante. Su lágrima es abundante, de grosor intermedio y transparente. De nuevo una de esas capas bajas que nos descolocan un poco a la hora de puntuar (88).

OLFATIVA: En primer término nos viene un pelotazo floral, con fragancias de rosas rojas e ibiscus. Agitamos y muestra aromas de fruta roja, a fresa y frambuesa, así como un puntito de ciruela negra, todo de gran frescura. También hay notas herbáceas de montebajo mediterráneo, a tomillo, junto con especiados de pimienta blanca, canela y nuez moscada. Ahora percibimos un punto licoroso así como apuntes terciarios de cuero curtido aderezados con recuerdos avainillados y de ebanistería fina. De intensidad media y bastante complejo (91).

GUSTATIVA: Vino muy peculiar, muy fresco en boca, de gran acidez y con los taninos pétreos de entrada pero sin excesiva astringencia. Muy amplio y licoroso en su paso por boca. Tacto sedoso y delicado, aterciopelado, con la fruta roja como protagonista. En retronasal apreciamos fragancias florales de rosas marchitas, mientras que en el post-gusto asoman notas de fruta más acompotada, a mermelada de frambuesa, con un sutil atisbo dulzón, a orejones y fruta escarchada. También despunta un toque avainillado de lo más amable con un puntito de canela, transmitiendo sensaciones de gran elegancia y equilibrio. Una delicia, con vida por delante, no menos de 4 o 5 añitos hasta alcanzar su clímax. Persiste unos dos minutos y medio, sobresaliente sin duda, aunque para mi gusto, no tanto como Luis Gutierrez lo calificó... para gustos los colores (93).

La RCP la dejaremos en correcta por el momento. Nos costó 43 euros la botella. Veremos cómo evoluciona.

MARIDAJE: Pues el primer día lo abrimos con una rica pechuga de pollo en masala. En otra ocasión nos lo tomamos con una jugosita falda de ternera al horno, y nos lo terminamos con unas deliciosas lentejas con chorizo. Destacaremos este último maridaje, notas ferruginosas y cárnicas en absoluta armonía con la frescura y frutosidad de nuestro vinito. Gran disfrute!!.

VIDEOCATA:  https://youtu.be/wzp6K4yJCXY

Salud-os!!