Había catado el Nº2 hace un par de semanas y en esta ocasión... ha llegado el Nº3. Arrasando.
Los melocotones blancos y las flores blancas del Nº2 se condensan, se maduran, se escarchan... y dan como resultado esa joyita de vino que es el Nº3.
Tatin de melocotón, tatin de melocotón, esa es la imagen que llega a mi mente cuando huelo y bebo este acariciante, casi oleaginoso vino. Sale también por ahí una fruta de Aragón de naranja, qué pasote. Flor de azahar, uva moscatel, mieles, almíbares...
Pesa, pesa al paso, pesa y envuelve, pesa y expande.
Y persiste.
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