Me quito el sombrero. Si además de ser un vino excepcional le añadimos lo autentico de su proceso de elaboración, los cuidados en el campo, es para quitarse el sombrero. Quien lo lleve puesto, que por esas latitudes seguro que son muchos, por muy suaves que sean sus temperaturas, en época invernal seguro que hay que abrigarse la cabeza. Vamos al grano. Se trata de un vino que se elabora con uvas de Mencía situadas en Espanillo, que da nombre al vino, parcelas situadas a 700 metros de altitud, la edad media del viñedo es de 80 años. El suelo es de pizarra descompuesta con zonas arenosas, el suelo se trabaja de manera artesanal con tres pasadas con arados tirados por dos vacas. Se vendimia en cajas. se selecciona, despalilla y estruja. Luego se introduce directamente en barricas de vinificación integral donde quedará durante 11 meses hasta su trasiego para ser embotellado. El embotellado sin filtración se hace con una ligera clarificación. Se produjeron en 2010 3.400 botellas, de las que una calló en mis manos, previo pago de 21,40€. De capa muy alta, color picota muy oscuro, casi negro, que no se deja pasar la luz, nariz intensa a frutas pasificadas, higos, balsámicos, regaliz y muchas otras cosas, que seguro se me pasaron. En boca nos inundan las sensaciones, y lo describen dos palabras SABROSIDAD y CREMOSIDAD, ambas con mayúsculas. Volumen, complejidad, estructura (aunque le falta algo de acidez). Sensacional y confitado postgusto.