Restaurante El Padre (CERRADO) en Madrid
Restaurante El Padre (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
15,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y Lunes Noche
Nota de cata PRECIO MEDIO:
45 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.0
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.6
Tataki
Bocartes
Bonito
Hamburguesa de vaca vieja a la parrilla
Paletilla de cordero
Ensalada de cítricos, bacalao y Kalamata
Tataki de ternera
Huevos del padre 2.0
Tomates
Opiniones de El Padre (CERRADO)
OPINIONES
75

Se nos presentó la ocasión de un almuerzo en El Padre y no pudimos negarnos. Ibamos 4 personas previa reserva el dia anterior ya que el local se llenó totalmente.
Dado que se sirven manus del dia el trajin es tremendo y David nos pidió disculpas por el retraso que fue bien mitigado por una botellita de champagne Pascal Doquet, el chorizo del padre y un aperitivo con guiños asiaticos que nor ecuerdo el nombre pero era unos noodles en una sopa con panceta.
Tras esto y sin mirar las cartas, David nos tomó nota y nos dejamos aconsejar. Todo fue a compartir:
- Huevos del padre: muy ricos. Pedimos media racion y se quedo algo corto
- Pulpo al horno: para mi lo mas flojo aunque reconozco que traia el liston muy alto de Lanzarote. Lo acompañan con un pure de cachelos muy rico y viene presentado con aspecto “a feira”
- Cardo con almendras y vieiras: muy bueno. Tremendo el cardo
- Lomo de vaca gallega fileteado: pusieron 2 para compartir y luego pedimos un tercero porque estaba muy rico. Acompañado de patatas fritas caseras

Los vinos fueron seleccionados por David y fueron los siguientes:

- Viña do Avó. Un ribeiro curioso pero a mi particularmente no me gustó
- Opta: estupendo vino de bodegas Calzadilla
- Epitafio de Toro: que acompañó la carne de forma sublime

Se pidieron cafes que trajeron con unos “conguitos” y finalizamos con GT’s y copas variadas preparadas con maestria esta vez por David:
-GT de Leopold’s con Schweppes
-GT de Brooklyn con Schweppes
- Ron Millonario : curiosisimo. Una rareza en una original botella
- Wisky Talisker

La cuenta ascendio a unos 250 €, creo ya que no pague.

Salimos de alli a mas de las 18,30 despues de 4 horas de disfrute. Como me ha pasado mas veces, no pensaba colgar un comentario pero es que siempre hay algo que aportar y como ya he titulado: En vinos son matricula de honor
Como siempre, un sobresaliente a David y Mario ¡¡¡

Ganas de volver a El Padre porque siempre hay algo por descubrir y aprender. Eramos 3 personas , una de ellas iba por primera vez con las expectativas altas por todo lo escuchado y leido. AL llegar , como siempre calurosa acogida de Mario y David y el personal de sala mas antiguo. Por cierto, un encargado de sala al que yo no conocia y que “promete”…
Le explicamos a David que queriamos hacer una degustacion de los platos de siempre y que en vinos nos poniamos en sus manos haciendole la observacion que nuestro amigo era amante del mismo tipo de vinos que nosotros…
No comentare mas sobre la atencion , servicio, etc que es de sobresaliente. Paso a lo comido y bebido.
Por suspuesto empezamos por el chorizo casero del pueblo con los picos…
- Boletus salteados con langostinos y huevo de corral. Muy buenos. Esos huevos son siempre garantia de éxito en los platos de este sitio.
- Crepes de marisco. Un clasico como siempre de rico
- Croquetas : pedimos de rabo de toro riquisimas como siempre, quiza algo mas aligeradas en el relleno. Y una de chichas de matanza por probar pero no nos convencieron.
- Los huevos del padre. Hoy estaban muy buenos con su justa medida de cebolla y las patatas al punto. Por cierto que David nos dijo que habia dos variantes: una con sepia , creo y otra con foie y trufa. Habra que volver a probar
- Carnes: una ternera rosada de Aliste y una carne de vaca gallega ambas fileteadas. Esplendidas.Parece que han cambiado de proveedor y han acertado de pleno.
En cuanto a los vinos tomamos en total, cada cual acompañando a su plato y en crescendo:
-Aperitivos: Domanine de Lises 2011: un buen y ligero syrah Crozes-Hermitage
Y acrecentando la potencia de la mano de David contimuamos de la siguiente forma:

--Negre de negres 2011 de portal del Priorat. Buenos vinos los de esta gente
- Altos Moncayo 2010. Sin notarse la garnacha con alta graduacion: 16,5 º¡¡
-Waterford Estate C. SAuvignon. ESplendio sudafricano de Stellenbosh

Terminamos con unos GT de Schweppes con MOmbasa ( una botella blanca nueva que no conocia) y otra gin que no recuerdo. Y un malta Talisker que creo que estaba de muerte.
El festin fue para recordar y salimos muy contentos. Todo ascendio a 150 €-
Por primera vez voy a dar un 10 al servicio del vino. Creo que lo merece teniendo en cuenta lo que es el local

Fue el Menu de 15 euros :

-Entrante (calabacin de Zamora con tomillo y pimienta)
-Plato (cordero asado con patatas fritas de la casa)
-Postre (tarta de ricota con miel)
-Caffè espresso

La simple copa de vino incluida en el menu se ha trasformada en :

-St Joseph blanc - Gripa 2011
-St Perey blanco – Gripa 2011
-Bourgogne Generico (Gevrey Chambertain)- Pierre Bouré 2010
-Arbois – 100% Chardonnay (no me acuerdo del productor ni de la añada)

-Riesling -Grans Fassian- Mosel - Auslese 1997 (esto si lo hemos eligido y comprado a parte)

Al final una comida que tenia que ser ordinaria un Jueves a las 14,30 lleno de gente...pero con la simpatia, la profesionalidad (servicio extra-rapido...) , la atencion al cliente (con el « rush » del servicio siempre tenia un momento para explicarnos los vinos) y la generosidad (no una sola copa incluida en el menu pero una seleccion de 4 vinos) de David hemos pasado (aun) un momento de gran calidad

Nueva visita, un viernes 12 de agosto a cenar. Estábamos en una mesa grande y el ambiente era incluso tranquilo, de agradecer.

Un par de cañas Damm y una copa de fino de Bodegas Tradición si no recuerdo mal, absolutamente espectacular. Benditos vinos de Jerez.

Dos croquetas de una especie de picadillo de chorizo y otras dos de rabo de toro, me gustaron más las segundas. Los tradicionales huevos del padre, muy buenos, y unas anchoas donostiarra con gran sabor.
De segundos una esupenda berengena rellena de merluza y una presa ibérica al estilo peruano, viene cortada en tiras y aderezada con cebolla roja y lima, nos sorprendió gratamente por originalidad y sabor.

De postre tomamos un rico coulant de chocolate y una tarta de queso zamorano que nos gustó menos.

Bebimos asesorados por el sumiller una botella de un vino de Segovia que le había sorprendido, Valle del Botijas creo, un vino bastante logrado que nos gustó.

Rematamos con un Gin-tonic preparado como Dios manda y una peligrosa caipiriña.

Si la comida estaba buena, el servicio fue atento toda la cena, a destacar como ya se sabe el interés en esta casa por el tema del vino y la cocktelería, muy muy bien. (Echo de menos los tomates, volveré en época para recordar aquel sabor tan especial).

O cada vez que vamos, una fiesta. Que no es lo mismo, pero sí parecido.

Último sábado de junio y quedada en El Padre con unos buenos amigos, algunos habituales de esta comunidad. La idea no era otra que organizar un festín con un menú largo elaborado exprofeso que aglutinara platos nuevos y de temporada, acompañando con una serie de vinos que por lo menos estuvieran a su altura, objetivo que fue superado con creces. Avisamos a David con poco más de una semana y lo cierto es que, una vez más, volvió a sorprendernos con una organización impecable desde el principio hasta el final, en una sesión de 6 horas sin descanso y de disfrute total, una auténtica fiesta.

Nada más llegar nos tienen preparada la mesa en un reservado con un espectacular despliegue de copas Riedel para los 8 vinos en liza que en esta ocasión aportábamos y Mario se pone en acción con un aperitivo basado en un vermouth italiano. Aparecen varios “snacks” para ir picando, todo de muy buena calidad, aceitunas, pimientos de Guernica fritos, almendras fritas, una maravillosa mojama de atún de almadraba, en fin, que con el primer Champagne vamos entrando en vereda y comenzamos con este excepcional menú:

Ensalada de hoja de lechuga con burrata, atún y frutos secos: una ensalada diferente, cremosa, envuelta en una hoja de lechuga y rellena con burrata y atún. No somos muy amigos de la lechuga, pero nos la comimos muy a gusto.

Anchoas del Cantábrico a la bilbaína: excepcional producto, abiertas en libro y preparadas con una suave salsa bilbaína muy ligera de ajo y vinagre, frescas y deliciosas.

Guisantes navarros con panceta y yema de huevo: otro homenaje al producto, en este caso unos guisantes navarros de una frescura y delicadeza excepcionales, nada que envidiar a los famosos y carísimos de lágrima. Con una yemita de huevo de corral formaban un bocado pleno de sutilidad.

Bonito escabechado: comienzan a llegar los primeros bonitos de la costera norteña y aquí lo preparan con un ligero escabechado que se toma tibio. Nos encanta el bonito y nunca falla de esta forma. Muy bueno.

Lomos de salmonete con pimientos y emulsión de ali-oli: otro pescado que bien preparado resulta una delicia, perfecto producto y levemente cocinado con un ligero ali-oli en emulsión que realzaba este siempre sabroso pescado de roca.

Pluma de ibérico con media glasa y patatas pont-neuf: corte de ibérico siempre jugoso, ligeramente braseado y servido con una salsa reducida y abocada con unas ricas patatas fritas “de verdad”, además de esos espectaculares pimientos verdes asados de la huerta familiar. Sabor y sencillez. Sencillez y sabor.

Presa ibérica “estilo peruano”: plato nuevo y arriesgado pero delicioso, presa cortada en tiras y aderezada con cebolla roja y lima, además de una ligera carga especiada. Al estilo de los “tiraditos” y francamente buena. Giño a la fusión, pero con acierto.

De postres tomamos varias cosas, un esponjoso y ligero brownie, una deliciosa crema de pacharán, la clásica tarta de queso y nuestros preferidos, esos sorbetes que David siempre nos prepara a conciencia, en este caso de limón y vodka, muy cremoso y refrescante.

Siempre hemos comido muy bien en esta casa, pero el otro día se superaron con productos de primer nivel como los guisantes, el salmonete o la anchoa, con preparaciones tradicionales como el finísimo escabeche y con preparaciones más arriesgadas como la presa o la ensalada inicial, resultando en un menú sólido, sabroso y francamente completo del que dejamos los platos limpios como una patena.

Para beber y como ya hemos comentado, esta vez aportamos vinos de nuestra bodega (salvo el Champagne inicial), diseñando un maridaje de lo más curioso. Destacar una vez más el apabullante despliegue de cristalería de la máxima calidad y el esmero en el servicio, algo que unido a la estupenda carta de vinos que manejan (en especial Champagne, Borgoña y Jerez) hace que estemos ante uno de los restaurantes donde mejor se bebe en Madrid.

Champagne Savart millesimé 2008 BN: radical, directo, puro terruño, vino base en barrica, maloláctica bloqueada, sin filtrar, un Champagne sin concesiones y brutalmente definido, como cortado por láser. Perfecto con los aperitivos.

Champagne Pol Roger Brut reserve: los brut de base de las grandes casas no suelen fallar y este desde luego que no lo hace, mostrándose maduro y barroco pero con mucha clase. Fantástico con la curiosa ensalada.

Fino Tío Pepe en Rama saca 2013: espectacular en esta saca 2013, pura flor y levadura, salino, mineral, punzante, fresco y apabullante. Absolutamente imposible dar más por menos. Tremendo con las anchoas.

William Fevre Chablis Grand Cru Les Clos 2004: mejor en boca que en nariz donde se mostró más inexpresivo, potente y mineral, parecía casi más un Puligny que un Chablis. No fue la mejor botella pero mantuvo el tipo. Bien con los guisantes.

Montevertine Le Pergole Torte 2010: espectacular sangiovese, joven y voluptuosa, un vino carnoso y elegante, moderno y de impecable elaboración, complejo y delicioso. El mejor IGT Toscana que hemos probado junto con Percarlo. Complicada armonía con el bonito, yo le hubiera puesto el Jaune pero David quiso emparejarlo mejor con el plato final. Gran vino.

Louis Jadot Latricières-Chambertin Grand Cru 2000: nunca habíamos loado especialmente los vinos de Jadot…hasta que probamos este. Un Gevrey de verdad, especias, terroso, ahumados, elegante, compacto, largo y visceral, un Borgoña de los de alto nivel. Vinazo. Perfecto con los salmonetes.

Château Ducru-Beaucaillou 1999: cuando hay un gran Burdeos en la copa se percibe siempre algo especial y estamos hablando de uno de los “top” de Saint-Julien. Clase, elegancia y clasicismo bordelés al más alto nivel en un vino lleno de encanto, que acompañó perfectamente a la pluma ibérica.

Stephan Tissot Vin Jaune “Les Bruyères” 2005: los Tissot dividieron su Jaune en tres parcelas buscando identidad de terruño por encima de la crianza, y esta es la mejor de las tres, apenas 80 áreas con orientación sur. Un espectáculo de Jaune, un vino único, un blanco de nivel mundial. Soberbia armonía con la presa.

Para finalizar llegó el momento de Mario y viendo como estaba el percal de vinos y platos no bajó el nivel en absoluto, “con lo que estáis comiendo y bebiendo no me puedo quedar atrás”, nos dijo. Hubo quien pidió sus combinados, pero nosotros preferimos que nos sorprendiera con “algo” a ciegas. La primera copa era un destilado blanco de impecable factura y elegancia, largo y punzante, resultando ser un mezcal artesanal y demostrando el gran nivel de la destilación mexicana a estos niveles. El segundo era un malta, pero un malta absolutamente brutal, complejo y barroco, poderoso y elegante, lago y con ese inequívoco toque de las botas jerezanas. Resultó ser un The Macallan Special Selection 1964, una de las míticas añadas de la mejor destilería de la historia, una botella de colección de esas que cotizan en cifras de 4 dígitos. Nos quedamos de piedra con el momento que nos brindó, un malta que alcanzaba la perfección y que constituyó una inigualable guinda para una sesión en la que los hermanos Villalón demostraron una vez más que a ilusión, trabajo y esfuerzo no los gana nadie. Un placer de verdad tenerlos por encima de todo como amigos.

Ya hemos comentado en varias ocasiones que en Madrid está claro que hay restaurantes donde se come mejor, que cierto es igualmente que apenas hay donde se beba mejor, pero que no hay ninguno en el que disfrutemos más, en el que nos lo pasamos mejor cada vez que vamos, en donde la fiesta, la diversión y la felicidad están totalmente aseguradas en cada visita. Fueron 6 horas que se pasaron volando y que no tardaremos en repetir, con esos inigualables tomates que arribarán en septiembre. Mientras, a seguir por este camino.

Animado por las criticas positivas de la mayoria de usuarios de Verema, decidimos ir a El Padre con unos amigos de Madrid que, a pesar de ser unos grandes aficionados a la hosteleria y de conocer su ciudad al dedillo, no habían oido hablar de este restaurante. Recorrer más de 400 km. para comer con unos amigos en la capital hace que seleccionar un restaurante sea una tarea muy delicada, pues hay miles.
Adelanto que la impresión global es positiva, pero el restaurante tiene un problema de infraestructura muy importante que se resume en el entorno y en la capacidad de almacenar toda la carta de vinos. Me explico siendo lo más objetivo y constructivo para que quien se acerque de fuera de Madrid tenga otra visión.
4 adultos y tres niños. Nos colocaron en un habitáculo que llaman "terraza" con las cristaleras abiertas y con vistas a un semisótano y a un garaje. El calor era duro y estábamos incómodos allí. El detonante para pedir que nos pasaran al salón interior fue que unos clientes de la mesa de al lado empezaron a fumar. El maitre (uno de los dos hermanos)nos trasladó sin problemas. Se excusó diciendo que cuando reservan por teléfono y dicen que vienen con carricoches los ubican en la "terraza" por defecto.
El salón interior era más cómodo y bonito, pero no estaba puesto el aire acondicionado a pesar de ser las 14'15 h. y de hacer unos 37 grados en la calle. Lo pusieron en seguida.
Vimos en la carta un menú de 15 euros que tenia muy buena pinta. De hecho el local empezó a llenarse en seguida de hombres, sobre todo, pidiendo el menú del día, pero nosotros fuimos a por la carta.
Me levanté para ir al aseo y observé una cava bonita que tendría unas 50 referencias, quizá alguna más, pero en la carta de vinos habría unas 300 referencias. De hecho pedimos un vino y nos aconsejó otro diciendo que era una añada que no estaba en las condiciones optimas ya (un borgoña blanco del 2009). El sumiller/maitre es un chico de buena retórica, de amplios conocimientos sobre el mundo del vino y muy amable. Nos reconoció que no podía tener listos para tomar todos los vinos de la carta. Mi compañero se sorprendió muchísimo de la afirmación. Creo que El Padre puede jugar con 40/50 referencias seleccionadas por ellos que gusten a un público aficionado al vino sin tener que presumir de una carta que en apariencia puede estar a la altura del Santceloni, pero que solo puede ofrecer realmente una pequeña parte de la misma. Quedan en un dudoso lugar. De hecho, en la carta no tenían ningún tinto alemán, pero al ser preguntado el sumiller, nos sacó una estupenda botella de Pinot Noir de Baden (Duijn 2008).
En cuanto a la comida, empezamos por unos huevos del padre (normalitos, la patata no parecía recién hecha) y por unos chipirones del Estrecho con toque de jengibre (correctos, curioso el toque del jengibre). Todo esto para compartir.
Los platos individuales fueron unos salmonetes a la plancha con una salsita (demasiado hechos), un entrecotte de vaca vieja (muy bueno), una presa ibérica al estilo wok con lima (muy buena), y una paletilla de cordero zamorano (excelente). Postres: 1 sorbete de limón al cava (bueno) y 2 de lima, apio y tequila (bueno), también tarta de queso zamorano con membrillo (excelente). 1 café solo (normalito). Niños: 1 agua y un par de secretos con patatas fritas para los 3.
Resumen en comida: pescados muy mejorables y carnes muy bien, buena materia prima y tratamiento. Postres bien
El Padre es un local en transición: debe apostar por seguir siendo el menú del dia más completo y competitivo de la zona o por optar a una cocina de carta de más calidad y poder volcar todo lo que saben de vino y cokteles en un local mejor. Son gente joven e inteligente y ellos sabrán qué camino seguir.
Si estoy por la zona cuando vuelva a Madrid, el Padre es una opción recomendable en su salón interior, pero compite con cientos de locales iguales o mejores con instalaciones adecuadas.
Volveré.

P.D: los 3 niños los cuento como 1 adulto al dividir la cuenta final (5 adultos): 200 euros

La última que estuve en el padre, en la post-cena, y ante una copa "copa Dios manda" (de esas que te hacen reconciliarte con los espirituosos), hablando con unos de los dueños, le comente lo de agradecer que era que empleara coperio Riedel hasta para el agua, a lo que me contesto "que utilizaba copas Riedel hasta para el menu del día de 15€"...y la idea de probar ese menu del día germinó en mi cabeza, por eso al estar por la zona y buscar un sitio donde comer algo rapido antes de ir a la experiencia Verema, pense ¿porqué no en el Padre?. Menu del día , quiza algo corto en diversidad, tres primeros, tres segundos, y tres postres, café incluido y una copa de un vino bebestibel (un mencia que en mi ignorancia vinocala, pensaba que era bierzo, pero que leyendo los comentarios del anterior forero descubro que es de zamora...en todo caso más que aceptable). De primero revuleto de setas con foie y huevo, quiza un poco pasado de sal, pero rebañe el plato, de segundo tiras de secreto con verduritas muy ricas, todo completado con un flan de queso y un buen cortado y escoltado por el mencia zamorano. Un servicio rapido, incluso lo vi mas "engrasado" que anteriores ocasiones (por lo que si tienes prisa, y no deberias tenerla en el padre, puedes comer en poco más de media hora). El único pero, venir al padre y no tomarse un esperituoso post comida es como ir a París y no ver la torre Effiel. Un menu del día de notable alto demostrado que se puede dar de comer ( y de beber) muy, muy bien por no demasiado dinero.

Acudimos cinco compañeros del trabajo a comer a este restaurante por las buenas referencias que tenía de el y por encontrase cerca de la Plaza de Colón, donde habíamos pasado la mañana manifestándonos contra el consejo de administración de nuestra empresa.
Con poco mas de una hora para comer optamos por el menú del día, recibimiento de lo mas cordial, con recogida de abrigos y acomodamiento en el comedor de la derecha.
Mesas muy bien vestidas, con menaje y cubertería de calidad y cristalería Riedel.
Mientras esperábamos a que nos tomaran la comanda, nos trajeron un plato con rodajitas de chorizo y unos colines.
De primeros optamos por ensalada mixta, judiones y croquetas de bacalao, todos con buen nivel.
Los segundos fueron tartar de salmón con un ligero golpe de plancha, mostaza de wasabi y patatas fritas, plato que fue alabado por unanimidad, otro pidió filete a la plancha muy hecho, pues eso, parecía la suela de una alpargata, pero eso ya no es problema del restaurante.
De postre todos optamos por tarta de queso, casera y muy, muy cremosa, me hubiera comido otro cacho la mar de a gusto, jejeje.
En cuanto al vino tomamos el que entraba con el menú, dos botellas de Ramayal, una mencía zamorana de lo mas apañada, no era el día ni la compañía para darse homenajes, también tomamos un par de botellas de agua.
Terminamos raudos y veloces con unos cafecitos bien puestos y la mar de felices rumbo a casa.
Seguro que volveré en buena compañía a pegarnos un buen festín y a asaltar esa carta de vinos y destilados.

Pues como "siempre" muy bien, repasando los comentarios de este restuarante (y son más de 40), no veo ninguno negativo (ni de ningun francotirador siquiera). En el Padre se bebe muy, muy bien, la carta de vinos sin ser enciclopedica es completisima (me reafirmo en lo dicho tiene más vinos franceses que TODOS los sitios de León juntos, en especial un paraiso para el amante del champgane), con precios entre razonables y baratos (asi da gusto beber), cuidando todos los detalles, coperia Riedel para todo, buen servicio del vino, saben de lo que hablan y hablan de lo que se saben, transmiten pasión...siempre descubro alguna cosita que desconocia (que son muchas), y me quedo con ganas de llevarme una caja de algun vino. En este caso la cena estuvo escoltada con un mencia de Zamora?, (sorprendente). Pero no sólo es un paraiso para el amante del vino, los destilados son coprotagonistas, cocteles bien hecho, gin-tonic como dios manda, ron...etc, confecionado delante del cliente.
La comida no se queda atras , platos simples (o aparentemente simples), pero excelentemente ejecutados, acabado llendome a los clasicos (los huevos del padre, solomillo con foie...), por ponerle un pero los postres sin ser malos mejorables, no me convencio la mouse de pacharan con perlas de café, ni el tiramisu.
Todo ello comida, vino, postre y dos copazos con MAYUSCULAS, por menos de 90€. Desenado volver a Madrid, deseando volver al padre.

Nueva visita al cada día más popular restaurante de la familia Villalón. Reserva para dos comensales a petición de la otra persona que venía de fuera de Madrid.

Después de acomodarnos en una mesa de las de dentro y recibir el chorizo zamorano de rigor con picos de pan a modo de aperitivo, echamos un ojo a la carta de comida a sabiendas que para temas relacionados a la bebida nos pondríamos una vez más en manos de David.

Finalmente optamos por unos de los menús con , retocado por algunas de las sugerencias existentes fuera de carta.

Emplatados de manera individual la secuencia de preparaciones fue la siguiente:

Cebolletas tiernas con salsa romescu : Unas tiernísimas y delicadas cebolletas (aunque más similares a los ajos tiernos) plenas de sabor y en magnífica combinación de sabores junto a la salsa.
Guisantes repelados con panceta y yema de huevo de corral: Decir que no somos amantes de los guisantes que se ven al uso, puesto que en la mayoría de casos son trozos de” algo” verde con piel que no suelen aportar más que color y volumen en las diferentes elaboraciones en las que se utilicen. Pero, ¡Ay amigo! Éstos eran otra cosa,algo sutil, delicado, con personalidad,tacto aterciopelado, finos, elegantes… junto con la untuosidad y el sabor de la yema, lo convertían en algo sublíme.¡Para comerse un kilo!
Crepe de marisco : Clásico de la casa comentado varias veces pero no por ello, muy bien resuelto.
Chipirón de anzuelo con aroma de genjibre: Otra de las nuevas aportaciones a la carta con magnífico resultado. Pieza tierna y delicada sobre base de cebolla, caldo de ave y ese toque cítrico del genjibre que servía para potenciar el sabor de todo el conjunto.

Después de estas entradas seguimos el segundo acto con:

Lomo de bacalao son salsa de tomate: Algo de corte más tradicional con un buen producto , con unas hojas de albahaca fresca que aromatizaban la salsa, dándole un toque “más italiano”
Solomillo relleno de foie: Un par de medallones, de una carne excelente para otro gran clásico de la casa que no pierde fuerza con los años. Como acompañamiento una patatas fritas que desmerecían del resto de ingredientes, aunque a estas alturas eso es lo de menos.

Como despedida a esta francachela, unos refrescantes sorbetes de tequila, apio y algo más muy logrados aunque su marcado sabor a este vegetal no los haría aptos para aquellos quienes le tengan reparos ,además de incluir un tallo congelado del mismo.

No volveré a reiterarme sobre la pasión por el vino que se respira en este establecimiento y pasaré a enumerar los vinos que tomamos:

Para el aperitivo un fresco y sencillo Riesling cuyo nombre no recuerdo aunque era lo ideal para el momento. Siguiendo con los platos comentados:

Duijn 2008 Pinot Noir Baden

Erre de Herrero 2011 Verdejo

Kühling-Guillot Qvinterra Riesling 2010

Fortmeister Geltz Zilliken 2008 Riesling Kabinett 2008

Cillar de Silos 2011

Viña Ardanza Reserva 2004

Dos cafés, Gin Tonic de London Dry y Johnnie Walker Black Label completaron una vez más una comida de muy alto nivel

Precio total de 105€.

Sencillamente, imbatible.

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