Restaurante La Pitanza (RESTAURANTE CERRADO) en Valencia
Restaurante La Pitanza (RESTAURANTE CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
19,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Abre todos los días
Nota de cata PRECIO MEDIO:
33 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.2
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
7.1
RCP CALIDAD-PRECIO
8.4
Paletilla de cordero con 8 horas de cocción y patatas a lo pobre
Con erizos
Garbanzos Marineros. La Pitanza de Valencia
Rabo de Toro
Tomate Relleno de Bonito
Latas Caseras de aceitunas y pepinillos
Arroz de All i Pebre de Cocochas
Arroz de "Pobre" galeras, espinitas y salazón
Cata Vertical Arroces
Garbanzos marineros
Coqueta con salmonete de roca
Gazpacho de tomate raff y fresas
Suquet de escarapota
garbanzos marineros
patata ibérica
Arroz Caldoso de Cangrejo de Arrastre
La Bota 27 Equipo Navazos
Breva rellena de Foie con Crujiente de Jamón Serrano
Comedor
Entrada en Fucsia
fresón con tarta de queso
ensalada tibia de espinacas
Opiniones de La Pitanza (RESTAURANTE CERRADO)
OPINIONES
220

Nos acercamos el sábado a cenar a este pequeño restaurante. Íbamos con la idea que nos habíamos hecho de leer comentarios de foreros fiables y no era otra que la de encontrarnos con algo serio. Y así fue.

Comedor pequeño pero bien resuelta la distribución, mesas bien vestidas y con calidad.

La gestión de la sala a cargo de Joan no puede ser más eficaz y amable, buen equipo, serio, agradable y dedicado. Características estas que uno espera de profesionales con recorrido y años a las espaldas, y aquí llama la atención que lo han conseguido en un entorno de profesionales muy jóvenes.

El servicio de vino está a gran nivel, la carta suficientemente abastecida da un buen abanico de posibilidades, si bien Joan siempre puede proponer alguna novedad, sin imposiciones, siempre dejando al cliente su criterio de elección. En nuestro caso un par de botellas de Recaredo.

La cocina va de la mano de Belén, encantadora y amable, otra vez juventud pero con la sensatez en los fogones de quien ha aprendido con criterio, sin extravagancias.

Platos soberbios como los calamares con garbanzos y yemas de erizo o el canelón de txangurro. Delicados como las ortiguillas o el tomate con bonito. Arroces en su punto, magníficamente tratados, como el meloso con bogavante, sabrosa y en su punto pierna de cordero. Presentados sin parafernalias innecesarias, raciones suficientes, nada de minimalismos.

Todos ellos con un denominador común, se dejan notar según llegan, por los aromas que desprenden, magnifico, un festival.

Los postres son el remate, de nota. La torrija…de locura.

Resumiendo, un restaurante recomendable al 100% y que en nuestro caso nos gustó tanto que después de cenar el sábado, no lo dudamos, el domingo repetimos.

Desde aquí quiero agradecer a Belén, a Joan y al equipo de La Pitanza que nos hiciesen disfrutar tanto este fin de semana.

Para empezar desde aquí quiero rendir homenaje a ese excelente profesional que es Joan el jefe de sala de la Pitanza. GRANDE como persona y como profesional. lo digo en mayúsculas por si a alguien le puede quedar algún resquicio de duda tras algún comentario vertido últimamente.

Estuvimos cenando unos cuantos amig@s veremer@s el viernes y la verdad es que salimos más que satisfechos. Nos prepararon un menú que consistió en:

- Ortiguillas: plenas de sabor, aunque quizás les hubiera ido mejor un rebozado un poco más fino.
- Lata de mejillones en escabeche: presentados en lata pero elaborados en el restaurante. Delisiosos, los mejores que he probado.
- Tomate con bonito: sabroso el tomate relleno de bonito, alcaparras, mahonesa y alguna otra cosa que no recuerdo. Para comerse unos cuantos!
- Croquetas de merluza con pisto: muy buenas croquetas caseras y excelente el pisto elaborado a fuego muy muy lento (me comentaron que lo tienen 8 horas al fuego!).
- Canelón de txangurro: buenísimo ese sabor potente del txangurro.
- Fideos de montaña: fideos de grosor mediano con morcilla de cebolla y blanquet (especie de morcilla de carne con grasa de cerdo muy típica de mi pueblo, Ontinyent). Bien.
- Garbanzos con calamares y yemas de erizo. Para repetir, lástima que a esas alturas ya no me entraba nada más (bueno, el postre sí, claro ;).
- Torrija caramelizada con helado de canela: sencillo pero muy rico.

Para beber Javi y Mara nos trajeron unas botellas de Dominio de Tares de las cuales recuerdo sobre todo el Bembibre, muy rico. Nos pedimos unas botellas de cava, que el granjefe es un vicioso del cava :-P una de Demencia y un vino que nos recomendó Joan, Ben Viu, bastante mineral y interesante.

En fin, una excelente cena disfrutada en una excelente compañía. Para acabar la mayoría se pidió GT (yo ya estaba más dormido que despierto y preferí reservar fuerzas y hígado para el sábado). Por cierto, salió Belén (un encanto) unas cuantas veces para comprobar si todo estaba bien, detalle muy de agradecer.

Estuvimos el domingo de cena y elegimos el menú noche. Para entretenimiento un chupito de sopa de calabaza y menta. Y ya en el menú: tomate con bonito de entrante (bien), luego yo tome el foie con sopa de maíz y arena de quicos, interesante la conjunción de sabores y texturas. Mi mujer tomo el plato de cuchara (garbanzos marineros) y también le gustó mucho. Luego vinieron los pimientos del piquillo rellenos de ciervo y frutos rojos, bien de sabor, excesivamente compacto el relleno. Y finalmente los segundos: merluza, y paletilla de cordero condoble cocción, a baja temperatura ambos muy buenos. Y de postre una tarta de chocolate esplendida. De beber un Nodus reserva perfectamente servido.

Después de un tiempo sin pisar los dominios de Joan y todo el equipo que forma este gran restaurante,nos dejamos caer al mediodía.Menú compuesto por:
-crema de calabaza y menta.
-ostra gillardeau gratinada.
-ravioli de pato confitado y foie.-riquísimo!!
-como principal,optamos los tres comensales por un excelente all i pebre de rape.
-de postre,a cual mejor;crema catalana,chocolate y mandarina,y torrija caramelizada.Todo ello acompañado por una mistela de Xaló.
De bebercia,Alonso del Yerro-magnum-que llevamos nosotros,y que fues servida con la maestría de siempre por Joan.
Reiterar mis agradecimientos a todo el personal por su amabilidad y buen hacer.
El precio es sin vino.
!HASTA PRONTO!

Cena Sabado.

Nos decidimos por elegir cena a la carta, eligiendo los siguientes platos:

Aperitivo de la casa: Caldo de puchero con pelota.

Entrantes:
Rollito de berenjena.
Sopa de maiz, con foie y arena de kikos, acompañado de una copa de jerez invitación de la casa.
Y no pude dejar de pedir una degustación del plato del día, el cual eran los garbanzos con calamares, pulpo, etc.

De plato: Caldereta de carne de caza: tierna y sabrosa.

Todo ello regado con Heretat Taverner.

Postre: Tarta de chocolate y una crema tostada.
Vino dulce un riesling auslese: sino me equivoco, Willy Haas.

Todos los platos a un gran nivel, pero a destacar el caldo de puchero simplemente como el de casa, y la caldereta de carne de caza.

Pero antes una pequeña observación: que no he visto comentada, la escalera. Para mi con escalones algo elevados y que impone y hace que te lo piense a la hora de bajarla para salir puesto que después del vino te piensas dos veces tomarte una copa.

Volvere sin duda alguna.

En el marco de la primera GastroKedada de Gastronómadas que se organizaba en este restaurante los hermanos Belen y Hugo Mira, con el inestimable apoyo de su madre, nos prepararon un excelente menú presentación de las Jornadas "Cocinando de Memoria". Platos de cuchara con mucha enjundia y sabor, como a mi me gusta. Este fue el maridaje de platos y vinos que tuvimos:

- Chupito de Caldo con Pelota (para repetir mucho!)
Cava Nodus Brut Nature

- Sopa de Castañas y Calabaza
Pasión de Bobal 2009, Bodega Sierra Norte (D.O.Utiel-Requena)

- Garbanzos marineros con langostinos y yemas de erizo
Fino La Panesa, Bodegas Hidalgo

- Olleta de Fabes amb Blanquet (Finísimas, la mayor sorpresa de la comida)
Cullerot 2010 (Bodegas Celler del Roure)

- Arroz Meloso d’All i Pebre de Kokotxas de Bacalao
Nodus Reserva de Familia 2007 (D.O. Utiel-Requena)

- Arroz Meloso de Setas y Codorniz (excelente, un gran colofón a la sucesión de platos de cuchara)
Ad Gaude Heretat 2006, formato doble magnum

- Torrija Caramelizada, Helado de Canela y Arena de Almendras
Ariyanas Naturalmente Dulce 2007, Bodegas Bentomiz (D.O. Málaga)

Todos los platos estuvieron a gran altura, con algunos sublimes (olleta, arroz de setas). Además, acompañó el entorno, rodeado de buenos aficionados/as a la gastronomía y con toda la atención y cariño de Belén, Hugo y Joan. La relación calidad-precio de ese menú (el precio no incluye los vinos) me pareció excelente. La Pitanza, indudablemente, va a más. Volveré.

El título elegido para el comentario, es la sensación que tengo, cada vez que visito la Pitanza; soy de aquéllos que, por suerte o por desgracia, normalmente, por motivos profesionales, suele comer fuera de casa.
Comer en esta casa, supone para mí, una vuelta a la infancia; a unos aromas y sabores, que, permanecen, inalterados e inalterables, en mi memoria. Son, estos aromas y sabores, los propios de los platos, que quiero comer ese día. Quiero comer, aquello, que conozco, o que al menos, se parece, y mucho, a lo que conozco. Quiero TRAS la comida, SALIR a la calle, SATISFECHO, pero PARA NADA EMPACHADO.

Pues bien, todo esto se logra, desde mi punto de vista por los siguientes motivos:

PRIMERO.- Por las PERSONAS (son mucho más que un equipo): Desde, que traspasas el umbral de la puerta, allí te recibe Amparo, casi, con el mismo cariño, y afecto, que, si fuera tu madre; no en vano, es madre, y ejerce de tal.
A continuación, Belén, siempre sonriente, te explicará lo que ese día vas a comer. Salvando las distancias, me recuerda, las veces que voy a casa de mis padres, y mi madre me dice, "hoy te he hecho..., que, tanto te gusta", o "te he comprado..., que sé (las madres lo saben todo) que hace tiempo, que no has tomado".

Belén, es sabedora, que, todo lo que te va a presentar, te va a gustar, porque lo que cocina, lo hace con cariño; en cuanto te lo sirve y lo pruebas, te pregunta si te ha gustado; salvo que por tu cara deduzca, que has dado tu aprobación, en cuyo caso, sonreirá.

Tras subir la escalera, un poco empinada, verás a Joan y a Alex; siempre listos, para indicarte, lo que creen, que le va a ir a aquello, que vas a comer. Su grado de acierto, como no podía ser de otra manera, es muy alto. Siempre sonrientes, afables; son tus cómplices en el festín. Creo que su máxima es intentar hacerte feliz.

El comensal, al entar en el local, se mueve con libertad. Te sientes y respiras como si estuvieras en (tu) casa. No eres cliente, eres uno más.

SEGUNDO.- La COCINA: Decir a estas alturas, que la cocina que elabora la Pitanza, es sana, no es una novedad. Son el exponente, que, un restaurante, puede elaborar, y con gran acierto, lo que se conoce como DIETA MEDITERRANEA.

Borda los arroces, los garbanzos, las judías, los pescados, las carnes, el pisto, ¡qué pisto!.

La comida presentada, cualquiera que sea el plato elegido, "NO SOLO ES CASERA", sino que supera, este calificativo, convirtiéndose en "COMIDA DE CASA".

La sencillez, que no simplicidad, en la elaboración; los productos naturales que utiliza (el Mercado Central está a pocos pasos); la ausencia de grasas; el fuego lento en la cocción de los alimentos.
Es cocina auténtica, honrada, equilibrada, digestiva.
Nada de grasas, salsas artificiales, o disfraces que disimulen o empañen los sabores de los platos.
Cada plato es lo que es.

Los TIEMPOS, de preparación y servicio (presentación y retirada) de los platos, los adecuados; rozan la perfección. Casi cronometrados al segundo.

El PUNTO DE COCCION de los alimentos, sobresaliente. Si te gusta un determinado punto de cocción, de, por ejemplo, el arroz, más o menos entero, al dente, meloso, suelto..., seguro que dan con él. Lo mismo, se puede decir de, los pescados, carnes, legumbres etc.

TERCERO.- EL LOCAL: Consta de dos niveles. En la planta baja, se ubica la barra y la pequeña cocina (seis metros cuadrados), ese laboratorio en el que Amparo y Belén obran maravillas.
Ya en el piso de arriba, de alegre decoración, encontramos el comedor, al que, accedemos tras hacer un poco de gimnasia (que no viene mal).
En cuanto a LAS MESAS, para estar a gusto no necesito cubertería de plata, mantelería de hilo de algodón egipcio, cristalería de Bohemia; me basta y me sobra con el cariño de las personas.

CUARTO.- EL SERVICIO: Excelente. Rápido, servicial, amable, cariñoso, atento, educado, comunicativo. Te transmite sus inquietudes vitales (seguro que Alex llegará a ser una "Nueva Itziar Bollaín", o más...).
Son personas que vibran con lo que hacen.
Disfrutan contigo, y tú con ellos.
Estás relajado, estás en casa.

QUINTO.- LA BODEGA: Suficiente, más que suficiente, para lo que es la filosofía del restaurante. Precios aquilatados. Buenas referencias.

Dicho todo lo anterior, paso a relatar lo que Belén nos ofreció:

1.- LATITA DE BERBERECHOS AL VAPOR: Sabor dulce, del berberecho,; ligeramente picante, hay granos de pimienta negra, en su justo punto; cítrico y perfumado, el limón está presente. Abre el apetito. Buena presentación, en una lata, que recuerda a las conservas tradicionales.
2.- VIEIRA A LA PLANCHA CON ACEITE DE OLIVA AL AROMA DE CAFE: Tierna y sabrosa vieira de gran tamaño, cuyo sabor queda potenciado por el aceite al aroma de café. Esto le da un toque y sabor a cobertura tostada, sin que la vieira lo tenga, evitando así que quede seca. ESTUPENDO.
3.- COGOTE DE MERLUZA CON PISTO CASERA: La merluza de pincho de gran calidad, pero lo que resulta extraordinario es el pisto. Sigue manteniendo, pese a su cocción, perfectamente identificables las hortalizas. Aprecias que el tomate, el calabacín, el pimiento están visibles, pese a que han entrelazado sus sabores. Intenso. De MANUAL DE COCINA.
4.- TXANGURRO EN SU CAPARAZON.: Desmenuzado. Limpio. No hay restos del caparazón. Sabor intenso. Recuerda a las conchas de marisco que hacen/hacían nuestras madres y abuelas. Hecho con sofrito y brandy, pero sin nata. SABOR.
5.- FOIE FRESCO BRASEADO CON SOPA DE MAIZ Y HARINA DE QUICOS: Elaborado el foie con sal ahumada y por una sola cara, para mantener su textura y frescura, queda compensado su ligero sabor amargo con una sorprendente y dulce sopa de maíz que casa perfectamente con el hígado. Realza y amortigua el foie, no es necesario, por tanto, una gelatina de vino dulce (Oporto) o una confitura de frutos (naranja dulce, frutas rojas, violetas o rosas) para acompañar este plato; en lugar de sal maldon, esta función la cumple, y con nota, los quicos. SORPRENDENTE por técnica e imaginación.
6.- GARBANZOS MARINEROS CON LANGOSTINOS Y YEMAS DE ERIZOS: Como no puedo explicar igual, con la misma profundidad y exactitud, como lo han hecho personas que me han precedido en los comentarios sobre este restaurante, y en concreto, sobre este plato, me limitaré a decir, que, han logrado elaborar, con unas legumbres, un plato de etéreo y a la vez intenso.
No es de extrañar que sean conocidos en toda España.
7.- ARROZ DE OTOÑO DE CASTAÑAS, CIERVO Y JABALI: Valga lo dicho para la elaboración anterior. Me remito, y doy aquí por reproducidas, a las críticas 11/11/11 "El mundo puede desaparecer" de Josan01 o "un paso más" de Javier46, que expresan con profundidad y maestría lo que este plato transmite al comensal.
8.- DEGUSTACION DE QUESOS ARTESANOS:
-De vaca: a) Tumma de la Paja: Pasta blanda, ligeramente dorado, casi blanco. Es un beso. Delicioso.
b) Roquefort Carles H.: Fuerza, sabor, cremosidad, potencia.
-De cabra: a) Gaperon: tierno y sabroso. Punto dulce y ligeramente ácido. Muy bueno.
b) Pouligny Saint Pierre: Medianamente curado, ofrece más intensidad, aunque un equlibrado punto de acidez, desde que comienzas a degustralo.
9.- HELADO DE ALGODON DE AZUCAR: Evoca el algodón de la Feria de Navidad y a las golosinas, caramelos masticables, de fresa y nata, de nuestra niñez y juventud. Recuerdo imborrable. Delicioso. UNA VUELTA, MUY DULCE, AL PASADO.

CONCLUSION: Comer en esta casa, hace que te acuerdes de tiempos pasados (especialmente entrañables), en los que el paradigma del éxito de una buena comida, o mejor, de todo en la vida, no era la velocidad de ejecución, la prisa, la rentabilidad, sino el cuidado, el amor por lo bien hecho, el convencimiento de que las cosas, hay que hacerlas, y hacerlas bien.
Tienen totalmente claro, que en la vida, en la relación con los demás, es "más importante", SER QUE TENER.

POR TODO LO EXPUESTO, porque hoy SÉ, con toda seguridad, que VOY a COMER BIEN y de FORMA DIGESTIVA, HOY COMO EN CASA.
No pongo precio, fui invitado.

... parafraseando a Antonio Machado.

Tenía que organizar una comida de trabajo que necesitaba fuera un éxito y el lugar que inevitablemente me vido a la cabeza fue La Pitanza. Concerté con Hugo un menú en el que medio Belén para cuadrar ciertas de mis peticiones y dar alguna que otra sorpresa.

Llegamos a las 14:00, tres personas, acomodados en mesa para cuatro para estar más amplios en una de las esquinas con ventana, atendiendo a mis peticiones. Recibimiento cálido por parte de Joan, Álex y Belén. Éramos la primera mesa y, poco a poco, el Restaurante se fue llenando completamente. El servicio no se resintió pese a ello. Bien es cierto que, por una vez, nos abstraimos de las prisas de la vida moderna y la comidad de trabajo se convirtió en experiencia de placer que duró casi tres horas y media.

En materia vinícola nos dejamos aconsejar por Joan. Para los platos que mencionaré a continuación, se decantó por un Reixiu 10, vino de Heretat de Tavernes, blanco con paso de boca frutal y fresco que maridó perfectamente con los platos iniciales del menú.

Empezaron sirviendo un entrante de la casa, en esta ocasión, unos lomitos de anchoas, que eran muy carnosos y de intenso sabor.

Seguimos con un tomate con bonito. Plato de vistosa presentación. Muy bueno.

Continuamos con un Foie fresco Braseado sobre Sopa de maíz y arena de Quicos. Plato de explosivo sabor. Redondo y original.

Belén nos obsequió, fuera del menú concertado, con una invitación a tres nécoras rellenas de txangurro. Presentado en bandejas de pizarra, sobre cama de sal gorda, las nécoras se ofrecen boca abajo, con las patas "desmembradas" y el cuerpo relleno del txangurro con gratinado de pan. Nuevamente un plato elaborado, donde se aprecia mucho trabajo de cocina detrás en el relleno, de sabor potente y, sin embargo, de textura muy agradable.

Continuamos con unos pimientos del Piquillo asados con leña de haya rellenos con Ciervo y frutos rojos. Original combinación de productos, pero de notable resultado en boca.

Para finalizar la ronda de "primeros", y atendiendo a una de mis peticiones personales, una degustación de garbanzos marineros con erizo de mar. Qué decir de los garbanzos que algún otro forero no haya dicho ya. Plato de cuchara, pero a su vez, original (uno de los comensales dijo que era el plato más original que había probado en su vida, y doy fé que es persona con mucho mundo encima). Tuvimos la suerte de que nos los sirvieran con erizos frescos que nos trajeron perfectamente presentados en una bandeja de pizarra negra, abiertos y preparados para que Joan emplatará los garbanzos y añadiera las yemas de los erizos. Ya en boca, tremenda explosión de sabor a mar. He comido este palto muchas otras veces y siempre ha sido genial, sublime, incomparable..., pero esta vez, con las yemas de oricio paso a una escala de sabor y placer que desconocía. Es inefable. Sólo por probarlo hay que ir a La Pitanza.

Llegados a este punto y consumida la botella de Reixiu, pasamos a tinto. Un Atteca, monovarietal de Garnacha, de la zona de Calatayud, también escogido por Joan. El vino maridó perfectamente con el plato "principal", un arroz meloso de cangrejos y centolla. Como siempre, un guiso abundante que dio para dos platos a cada comensal. Un arroz en su punto, con un sabor profundo y de largo regusto. Grande, muy grande.

Como el vino no "aguantó" todo el arroz, para rematarlo a sugerencia de uno de mis invitados, porque "no podía pemitir que un vino tan bueno se quedara en la botella sin beber" (sic), se pidió una tabla de selección de quesos artesanos. Soy alérgico al queso y no puedo opinar de primera mano, pero los comentarios de mis otros dos acompañantes solo fueron de parabienes sobre los que se sirvieron. También nos invitaron a los quesos.

De postres, diversidad de elecciones: torrija caramelizada, tarta de chocolate y crema catalana. Todos muy buenos, recibiendo especiales elogios la tarta de chocolate.

Para acompañar los postres, tres copas de Casta Diva, que siempre es una garantía de éxito. Quedaba un poco menos de media botella que Joan dejó en mesa para que nos sirviéramos a discrección. Y cayó entera, dado que la tertulia "after desserts" dio juego para ello.

Cafés y botellas de agua que también se pidieron.

El servicio del vino por parte de Joan con todo el mimo del mundo. Envinado de copas en mesa, cambio de copas y explicación de los caldos y su maridaje con los platos.

No me prodigo en valoraciones en el foro por falta de tiempo, pero en esta ocasión, hago gustoso un hueco bien entrada la madrugada, para reconocer el trabajo que se está haciendo en La Pitanza. Belén en cocina dando la talla a gran altura, Joan oficiando en Sala con corazón y conocimiento sobre el vino, Álex atendiendo las mesas con simpatía y voluntad de agradar y la mano "invisible" de Hugo uniendo las piezas para que nada desafine, siempre preucupado, antes y después, de que todo salga bien y se evolucione.

He visto evolucionar La Pitanza en estos últimos años y creo que es muy loable todo el esfuerzo en la progresión de la cocina que ha ido pasando de platos "tradicionales" elaborados con magnífica materia prima y mucha dedicación a (sin olvidar éstos), incorporar platos más elaborados e incluso arriesgados en ocasiones. En sala también se ha ido formando un equipo cohesionado que resuelve el servicio con oficio y ganas de agradar. Y lo han hecho desde el esfuerzo y la humildad. Un ejemplo para muchos restaurantes.

El precio de este festín fue de 146 euros para tres personas, dejando claro que el del menú degustación era de 30 euros. El vino hizo el resto. Eso sí, el valor de esta velada no tiene nada que ver con su precio. Por eso, para mí, la RCP de La Pitanza es una de las mejores(sino la mejor) de Valencia.

Otra vez en La Pitanza. Hacia tiempo casi un año que iba a este restaurante y lo que me he perdido ... ya que es un lugar que no defrauda.
Amabilidad, cordialidad, buen hacer y excelentes platos. Nunca solemos pedir son ellos los que nos dan lo que quieren y desde luego siempre inmejorablemente.
En esta ocasión: Calamar de playa, Alcachofas con crujiente de jamón, Garbanzos con langostinos y Jabalí. Quesos.
Una sorpresa: Arroz de all i pebre. Excelente y sorpresivo. All i pebre en arroz que te traslada a lugares de cañas y barro de lago dulce de perchas, percas, anguilas,... En su justo punto de cocción. Un placer.
La atención como siempre amable sin agobios y con detalles como el que he citado.
Este restaurante cada día se va abriendo hueco en el panorama gastronómico de Valencia por méritos propios. Con una cocina sencilla te abre a los sentidos de la boca. Un buen paso y trayectoria para dar peso a la cocina de esta tierra, ganado poco a poco en profundidad, elaboración y resultado.
Creo que vale la pena seguirlo, tiene recorrido y ... largo.
Debo mencionar que la calidad precio me parece fuera de lugar: Magnifica. Otros debieran imitarle

Visita Otoñal al Restaurante La Pitanza

El asunto de los garbanzos estaba pendiente desde el post sobre mi primera visita a este restaurante. El querido forero Jerónimo, viendo cuanto había disfrutado de mi primera experiencia pitancera, no pudo dejar de recomendarme los platos de legumbres que allí servían una vez entrado el otoño.
Siendo gran aficionada a este tipo de guisos, en especial a los garbanzos, nos prometimos probarlos en cuanto las frías temperaturas acogieran el calor de su humeante caldo.

Pero no nos iba a resultar tan sencillo…

El primer intento fallido

Un sábado de mediados del mes de noviembre, reservamos mesa a mediodía con la intención de darnos este homenaje. Siendo calurosamente recibidos por el gran Joan, nos ubicó en la misma mesa de nuestra primera visita, algo que agradecimos por los gratos recuerdos que nos traía.

Nos ofreció el menú de mediodía que como siempre, era una delicada y equilibrada combinación de creatividad con lo que el mercado tiene que ofrecer día a día.

Tras dos entrantes, el plato principal era un apetecible “Arroz Caldoso de Caza” pero nosotros teníamos una misión que cumplir y le preguntamos a Joan por la posibilidad de sustituir este arroz por unos garbanzos marineros, a lo que nos respondió con su amabilidad habitual que por supuesto, que no habría ningún problema.

La comida fue transcurriendo animadamente mientras el restaurante se iba llenando. Habíamos tomado un aperitivo de “Croquetas Caseras”, seguido por una deliciosa “Sopita de Castañas de Otoño” que infundía vida a un muerto, y por un “Tronco de Atún en Escabeche”.

Al haber terminado éste, y en uno de sus viajes cargado de platos, Joan nos hace un guiño diciéndonos que el arroz estaba en camino. Yo le miré interrogante y le dije

-¿El arroz, Joan?

Joan sonrió un poco desconcertado pero siguió su camino.

A la vuelta traía un caldero de hierro con el suculento de Arroz Caldoso de Caza. Yo pregunté a Javi con la mirada y al final decidimos no decir nada. Dimos cuenta de tan delicioso plato y pasamos al postre, aunque debo reconocer que yo me sentía algo decepcionada.

Tras el café, las copas y la agradable charla con Hugo y Soraya, que nos explicaron orgullosos la gesta a la que se enfrentó la intrépida Belén al frente de los fogones de La Pitanza, orquestando y dirigiendo la vertical de once arroces que habían servido a un grupo de entusiastas foreros de Verema la noche anterior (ver crónica en la sección de restaurantes).

Al pedir la cuenta, finalmente decidimos descubrirle a Joan su despiste.

A los que le conozcáis no os cabrá la menor duda de que se le cayó el alma a los pies, a los que no, os diré que la frustración que se leía en su cara por no habernos podido servir lo que deseábamos, nos hizo sentir tan culpables que le prometimos formalmente que volveríamos muy pronto para resarcirnos.

Vamos a por el segundo

Dos semanas más tarde, Javi me dijo que teníamos reserva en La Pitanza para comer garbanzos marineros el viernes por la noche. Valencia estaba sumida en la celebración gastronómica de la Cuina Oberta y yo me preguntaba si el menú que se preparaba específicamente para este acontecimiento incluiría mis deseados garbanzos.

Javi me indicó que perdiera cuidado, que era el empeño personal de Joan el que comiéramos garbanzos esa noche.

Somos acogidos alegremente al traspasar la entrada, nos esperaban.

Nada más superar los escalones de la angosta escalera que desemboca en ese comedor que ya es como el comedor de nuestra casa, Joan nos recibe con un cálido abrazo doble y nosotros le presentamos una botella de Cortijo Los Aguilares Pinot Noir 2009, uno de los mejores Pinot Noir de Europa (ganador de dos medallas de oro en el Mondial du Pinot Noir de Suiza) y considerado por muchos el mejor Pinot Noir de España.

Lo habíamos recibido hacía pocos días y no lo habíamos catado antes. Nos hacía ilusión probarlo con nuestros amigos si ellos tampoco lo habían hecho, como afortunadamente fue el caso.

Aprovechando que el primer plato del menú lo componían un excelente “AguaiSal”, excelente selección de encurtidos de Alcoy con ali-oli casero –impresionante señores- Joan se llevó el vino a enfriar y nos trajo una botella de la soberbia manzanilla pasada La Bota, de Equipo Navazos, que acompañó con gusto la “Sobrasada Boronat” casera que hacía pareja con los encurtidos.

Cuando nos sirven las cazuelitas de cerámica tapadas que contienen el intenso “Caldo de Invierno con Bola Trufada”, se presenta en sociedad la botella de Cortijo de Los Aguilares, aportando como credenciales un fino vestido color frambuesa con reflejos rojizos y ligera textura, y unos aromas iniciales a uva pasa, muy intensos y definidos, acompañados de fruta roja dulzona, casi de chuche.

Entonces pasa a saludarnos Belén, la valiente cocinera que ya comenté no se arredró ante el reto de cocinar once arroces diferentes, tanto en texturas como contenidos, para los más que exigentes paladares de Verema.

Casi la obligamos a sentarse con nosotros y compartir nuestra botella de vino.

Ella nos pone como condición que no dejemos de atacar el más que sabroso “Tomate con Bonito” que tenemos delante, una exquisitez en su sencillez gracias a la frescura de sus ingredientes y su sabio manejo.

El Pinot Noir de Ronda en boca es una exquisita realidad frutal, de paso ligero pero amplio desarrollo que llena la boca y deja un excelente postgusto amargo, que le da ese punto de contraste perfecto.

En animada conversación nos cuenta la aventura -hasta entonces desconocida por nosotros- de los garbanzos marineros que pondrán al poco encima de nuestra mesa:

Jueves por la noche, Belén habla con su hermano Hugo por teléfono quien le pregunta si tiene previsto hacer garbanzos para el día siguiente, a lo cual contesta que no, que no está dentro del menú de la Cuina Oberta por lo que no lo tenía planeado.Joan que está siempre al quite le espeta: -Pues tendrá que haber garbanzos- y Belén le contesta interrogante, Joan insiste -Tendrá que haber garbanzos marineros mañana, Belén- y ante tanta insistencia ella le comunica a Hugo que habrá garbanzos marineros al día siguiente aunque le suponga el madrugón de dejar los garbanzos en remojo a primerísima hora y cambiar su agenda de mercado.

Tras colgar, Joan le cuenta la anécdota de nuestra anterior visita y la pobre Belén se pone en marcha inmediatamente para satisfacer nuestro antojo, pues se había llevado la impresión de que nuestra cita garbancil era para el mediodía.

La realidad superó nuestras expectativas
Su rico y profundo aroma los precede y cuando nos enfrentamos visualmente a ellos, sabemos que ya estamos entregados a esta delicia llamada “Garbanzos Marineros con Langostinos y Yemas de Erizo”. Belén nos ruega que procedamos y ya con la primera cucharada sucumbimos ante la ternura de la legumbre y el intenso pero equilibrado y redondeado sabor del caldo y de sus tropezones de mar.

Una vez satisfecha nuestra ansiedad, nos disponemos a esperar con calma el “All i pebre de Rape” que era nuestro siguiente reto, cuando al ver nuestros platos más limpios que tras pasar por el lavaplatos, nos preguntan si queremos repetir garbanzos ¿alguien duda cuál fue nuestra respuesta?

Entretanto, la nariz del Cortijo ha pasado de la fruta roja fresca a la fruta roja en licor y gradualmente, su color aromático va oscureciéndose, apareciendo el bosque, con un tímido aroma a tierra recién humedecida, seguido por la piedra y una sutil acidez.

Javi elige la “Tarta de de Chocolate con Cremoso de Turrón” de postre y yo prefiero pasar, pero no me hacen el menor caso y me traen un plato que al final no puedo por menos que probar y derretirme como su turrón. Joan nos ofrece como acompañamiento un vino dulce y helado elaborado con garnacha 100%, del que ahora desgraciadamente no recuerdo el nombre pero que era una delicia.

Y entonces reaparece Belén y deposita un paquetito de regalo sobre nuestra mesa. La interrogamos con la mirada y sonriendo, nos dice que es nuestro regalo de Navidad adelantado, por si por lo que sea no volvemos a coincidir hasta pasadas las Fiestas.

Lo abrimos sin demora y nos encontramos con un tarro cristal identificado como Pisto Casero, envasado y envuelto con mimo y con nuestro nombre escrito a mano: “El Pisto de Mara y Javi”. Casi se nos saltan las lágrimas por tanta demostración de aprecio y cariño que bien quedan reflejados en este pequeño tarro de cristal.

Le rogamos que comparta una última copa del vino rondeño con nosotros y comprobamos que la fresa ácida se ha hecho dueña de todos los aromas. Su boca sin embargo mantiene la elegante combinación del sirope de frambuesa con el ligero amargor de la sal del mar.

Esta elegante dama malagueña demostró hasta el último minuto que era capaz de desenvolverse con estilo y soltura ante los diferentes retos culinarios y de desplegar sus diferentes caras sin limitación degustada en solitario, para que, finalmente, reconozcas que es tan sólo una e inimitable.

Los cafés son acompañados del notable fondillón alicantino Casta Diva 2000, que junto con el Garnacha dulce fueron invitación de la casa.

La cuenta:

Cualquiera, y nosotros mismos los primeros, hubiera pagado una fortuna por disfrutar no sólo de una cena, sino de una maravillosa velada como ésta en tan buena compañía, pero el pedacito de papel sobre el platillo decía que por cabeza no llegábamos a pagar *35€…

*Sin vino, lo llevamos nosotros

Para verlo con fotos https://www.verema.com/blog/puck/935423-por-fin-comimos-garbanzos

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