¿Somos exigentes con las puntuaciones de los restaurantes?

Estando de acuerdo contigo totalmente amiga Selecta voy a buscarle una explicación a esas críticas feroces que citas.

Sin pensar mucho, caigo en la cuenta que dichas críticas vienen de algo tan humano como que, siendo realistas, a nadie le gusta que le critiquen ni a su familia, ni a su negocio ni a su persona. Así de claro: punto pelota. No conozco a mucha gente que haya aceptado las críticas de buen grado, quizás aparentemente sí por delante (si son educados), pero por detrás, en muchos casos, te suelen poner a parir porque, como digo, a nadie le gustan las críticas. Por contra, el peloteo, amigueo y compadreo es moneda de cambio común en este mundo y en otros mundos ajenos al del vino y la gastronomía: yo digo qué bueno eres a cambio que tú digas lo bueno que soy y así vamos tejiendo una red de pseudoamigos-colegas "que buenos somos todos" y parece que todos salimos ganando (al menos en dicho círculo porque el que no gana es el anónimo cliente que quiere saber, sin rollos personales, qué tal se come aquí o allá).

Como bien dices, cuando el crítico es un aficionado que no cobra por comer sino que, encima paga, que no obtiene nada a cambio de alabar o criticar y que simplemente va a comer a un lugar por el placer de comer (dejándose, como digo, dinero de su bolsillo), la crítica debería ser aceptada de buen grado por los buenos profesionales pero, como digo, ello suele chocar con algo tan humano como que a tod@s nos gusta que nos alaben, que nos doren la píldora, pero muy pocas personas encajan realmente bien las críticas (incluso las constructivas, mucha gente tampoco las encaja bien pues, en no pocas ocasiones, lo toman como que cuestionas o te metes en su forma de trabajar).

Un saludo