Patatas Bravas, algo tan simple y a veces tan malo

¿Cuántas veces habremos pedido un plato de patatas bravas y ha sido de todo menos eso?

Los fines de semana suelo ir a tomar alguna tapa a algún bar, y normalmente suelo pedir bravas ya que es algo que se suele compartir y que está bueno. Pero, ha habido un montón de veces que cuando me han traído el plato de bravas (si es que en tal caso podían llamarse así) ha dejado mucho que desear. 

En algunos casos blandas, que parece que hubieran estado años hechas una vez las han servido, otras veces duras, es decir mal fritas, o incluso mal descongeladas (que deberían ser siempre fritas al momento), e incluso a veces con una forma extraña rollo bolitas de patata, en fin, seguro que todos vosotros habréis vivido alguna experiencia similar. 

Pero en muchos casos, si tan siquiera eso no es lo peor, sino que las salsas no se corresponden con lo que vienen siendo unas PATATAS BRAVAS. No me parece mal o ilógico que a unas patatas se les pueda poner cualquier salsa que al del bar le venga en gana, pero si bien es cierto que si son BRAVAS, no son otra cosa.

Se puede poner en la carta que las patatas son otra cosa y no habría ningún problema, cada uno pediría lo que consideraría oportuno para lo que quiere cenar. 

Pero, las patatas bravas se componen de ajoaceite y de salsa brava, un poco picante, NO llevan ketchup, y tampoco mayonesa, y tampoco salsa tártara ni tan siquiera algunas salsas que no se sabe bien lo que son, y tampoco llevan especias, por lo que no sabía si a muchos de vosotros os había pasado esto, pero consideraba que era algo importante a remarcar ya que últimamente escribimos también a cerca del origen y la autenticidad de los alimentos, pues los platos también deben conservar su esencia. 

¿Qué opináis? 

¡Un saludo!