¿Filtro de notas de cata?

No, objetiva no... Se trata de una apreciación subjetiva. Yo mantengo y mantendré siempre que la objetividad es un mirlo blanco inventado por alguien a quien le convenía que todos nos sisntiésemos incómodos ocn nuestras pasiones y opiniones personales.

Los numeritos son una patraña. Recuerdo cuando, en el patio del colegio, los ";panas"; y yo nos dedicábamos a especular quén era el mejor guitarrista de todos los tiempos, o el mejor baterista, o el mejor cantante... Muchas veces quisimos establecer escalas para valorar diferentes niveles de ";calidad";. Sin embargo, llegaba el momento en que teníamos que visualizar a Jimi Hendrix, Django Reinhardt y Paco de Lucía con un ’10"; y automáticamente se nos caía el entarimado.

Yo no puedo, por más que quiera, visualizar mi experiencia con un musigny, un gran rioja, un riesling alemán de antología, un montrachet o un graves importante en términos de un simple número. Digamos que la emoción no ocurre de la forma linear que correspondería a una graduación de intensidad del 1 al 10 ó del 1 al 100 (ese tipo de medida corresponde a los decibeles que te entran por las orejas, pero no a las sutilezas de los instrumentos en la pieza musical que estás escuchando; a la luz que capta la cámara, pero no a lo sublime del sujeto y la técnica del fotógrafo). Las provocaciones a los sentidos y la imaginación que ocnlleva un buen vino discurren por donde les da la gana, en trayectorias y a intensidades incuantificables.

Si sientes alguna vez la tentación de endilgarle un numerito a un vino, piensa en las Variaciones Goldberg tocadas por Glenn Gould, en un Latour 59, en Jimi Hendrix tocando ";Little Wing";, en Bootsy Collins, Joaquín Sabina, Jackson Pollock o la mirada en un retrato de Bronzino, las sombras en una foto de Brassaï. De repente, decir ";10"; suena tan vulgar...

M.