Síndrome de Peter Pan: Otra hipótesis sobre el descenso en el consumo de vino

A Sant Sadurní se puede ir en tren o autobús desde Barcelona (que es la que concentra la mayor afluencia de público foráneo) en media hora. La promoción del vino no puede, en ningún caso, ir en contra de la seguridad en carretera. Yo personalmente he ido al Cavatast y al Vijazz en tren y si ha sido menester algún año he reservado habitación en un hotel.
Dicho esto, pienso que el descenso en el consumo del vino no es por un solo motivo sino que obedece a un cúmulo de varios. Obviamente el principal es que se ha dejado de consumir habitualmente en casa, lo cual se traduce en que las nuevas generaciones dejan de verlo como algo natural. Desde luego habría que analizar el porqué de este hecho -mi padre bebía vino en todas las comidas en los ochenta, y ahora sólo en ocasiones especiales- porque es la semilla que ha condicionado todo lo demás: falta de promoción y falta de ocasiones. No me cansaré de decirlo, pero yo cuando voy a un bar cualquiera de Barcelona sé que me puedo tomar una cerveza en óptimas condiciones. Y esas condiciones son tales porque detrás están las grandes cerveceras ofreciendo a los bares tiradores, neveras, mesas y sillas para la terraza y sombrillas en verano. No ocurre lo mismo con el vino.
Pero insisto, algo pasó en los ochenta -ignoro el qué- para sembrar este páramo actual. Por ejemplo yo recuerdo que en Barcelona la gente, al salir de trabajar, iba a los bares a tapear con vinos. Y cuando digo la gente me refiero a todo tipo de gente, jóvenes y viejos. Ahora eso no lo hace nadie.