Mundo viejuno: Vinos muy antiguos que habéis bebido

Habría que poner dos botellas de los 50s de Coquinero y Quinta frente a frente. Como es lógico -el Quinta de hoy se vende por decenas de miles de botellas- no puede ser el Quinta de antaño. Sí puedo decir que las dos botellas abiertas de Quinta que he catado -una en Sanlúcar, otra en Barcelona- revelaban una espectacular finura. Pero con algo añadido que parece como el sello de Balbaina: el afilamiento combinado con un fondo calizo cuasi pétreo. Creo que la comparación con otra botella magnífica y vieja, la entonces Manzanilla Pasada La Gitana (en la que tiene mucho que ver un terruño muy peculiar y brutalmente calizo -Los Cuadrados, un pago dentro del conjunto general de Balbaina) nos permitió pensar en ello.

Jandilla (botella de los 70s) fue uno de los vinos más serios, pero también más austeros de la noche. A un lado tenía al Fino AB de González (botella viejísima, yo diría que los primeros 40s si no de la propia Guerra Civil, que me hubiera encantado recatar con tiempo), y al otro una botella en exultante plenitud del Carta Blanca de Agustín Blázquez (de los primeros 50s). El personal se inclinó muy mayoritariamente hacia el vino de Blázquez. A mí también me encantó, pero esa seriedad formidable del Jandilla, con esa mineralidad compacta y sin adornos, me toca una fibra muy especial. Si tuviéramos más botellas a mano, incluso ello nos podría ayudar a delinear la línea entre Macharnudo Alto y Bajo.

Ya a solas, encontré un resto de Inocente en mi copa. Una botella con el corcho destruido. Hacía soñar...