Viña Meín - Emilio Rojo en Leiro
Viña Meín - Emilio Rojo
D.O./Zona:
Localidad:
Leiro - Ourense
Cód. Postal:
32428
País:
España
Teléfono:
988488400
Viñedo:
23
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INFORMACIÓN DE LA BODEGA

VIÑA MEÍN – EMILIO ROJO

MINIFUNDISMO HISTÓRICO

El valle del Avia es un gran jardín de variedades parcelado. El minifundismo de la tierra ha permitido una atomización e identidad de cada parte de cada parcela que hace posible, hoy en día, microelaboraciones muy reducidas que respetan la identidad de la tierra.

La viticultura emana del paisaje de Ribeiro desde hace cientos de años. Echando la vista muy atrás en el tiempo, comprobamos cómo los primeros monasterios se asentaron en el valle del Avia en torno al siglo X. Entre sus laderas escarpadas encontramos un clima único: capaz de mantener la frescura natural de los vinos blancos y, al mismo tiempo, permitiendo la óptima maduración de los tintos. Su orografía, esculpida a base de esfuerzo, hizo de los bancales la única forma de conseguir el terreno necesario para el cultivo de la vid.

Valle del Avia

Valle del Avia

El prestigio de Ribeiro se alcanzó en la Baja Edad Media. Los vinos de esta zona se exportaban y se cotizaban por encima de cualquier otro lugar de elaboración. Esto hizo que durante los siglos XV y XVI, muchas familias del valle del Avia dedicaran sus parcelas al monocultivo de la vid. Desde entonces hasta hoy, el conocimiento tradicional se ha ido transmitiendo de generación en generación para legar a nuestros días una viticultura de respeto al entorno y de riqueza en la biodiversidad con la que Alma Carraovejas busca recuperar el Ribeiro más histórico.

El proyecto Viña Meín - Emilio Rojo nace en 2019 fruto de la apuesta de Alma Carraovejas por el valle de Avia, el principal de los tres valles que componen Ribeiro. Pedro Ruiz Aragoneses encuentra en este entorno un lugar mágico para la elaboración de grandes blancos y tintos. Su frescura natural y su paisaje atesoran la singularidad del proyecto.

Viña Meín, bodega histórica de la orilla izquierda del río, se encuentra sobre una de las parcelas más especiales de la zona: en el siglo XII, Meín aparece en el testamento del Abad Pelayo del Monasterio de San Clodio como una de las parcelas roturadas para empezar a cultivar viñedo.

Por otro lado, Emilio Rojo es una viña que une al colleteiro con sus cepas durante los últimos 30 años en una ladera con una histórica tradición vitícola. El esfuerzo de Emilio, junto a su mujer Julia, y la obstinación por extraer lo mejor de su pequeña parcela, han convertido a Emilio Rojo en uno de los vinos blancos más icónicos del mundo.

VITICULTURA DE COLLEITEIRO

Los trabajos de campo de Viña Meín – Emilio Rojo parten de la premisa de buscar una filosofía respetuosa con el entorno. El estilo clásico de colleiteiro y su viticultura que se desarrollan normalmente en extensiones mínimas se llevan gracias a un equipo dedicado a la viña  hasta un total de 23 hectáreas.

El perfil de los suelos del valle del Avia es mayoritariamente granítico. El sábrego, palabra local que define el granito descompuesto, permite un drenaje fundamental para la calidad de la uva. Algunas zonas del valle tienen también arcillas, aunque la parte proporcional del sábrego es siempre mayoritaria.

El clima del valle del Avia tiene una fuerte influencia atlántica, con una pluviometría que supera los 800 litros por metro cuadrado anuales, pero con un marcado carácter de interior: el riesgo de helada se prolonga hasta entrado el mes de abril y las temperaturas en verano superan los 40ºC.

Otra de las grandes diferencias de Ribeiro es su orografía. Aunque el valle del Avia se extiende de norte a sur con una mayoritaria orientación este y otra mayoritaria zona de viñedo con exposición oeste, la realidad de cada parcela es bien distinta. Los bancales o socalcos sobre los que el viñedo ha crecido durante siglos sirven para combatir las pendientes y para fraccionar cada parcela según la realidad de su exposición. Dentro de cada parcela, las diferentes variedades, la exposición, la maduración o el tipo de suelo ayudan a zonificar cada finca según características vitícolas.

Frente una orografía complicada y un clima con fuerte presión fúngica a lo largo del ciclo, la viticultura manual sigue siendo necesaria. La mecanización está presente pero no llega ni es útil en gran parte de los viñedos de Viña Meín – Emilio Rojo. Para asegurar un estado sanitario óptimo de la vid y de la uva, se trabaja con podas de respeto con el equipo de Simonit&Sirch, distintas podas en verde que reducen la producción pero posibilitan los trabajos ecológicos en viñedo. Esto conlleva un riesgo añadido en una región en la que el clima dificulta esta filosofía. Por eso, el equipo de campo debe visitar frecuentemente cada uno de los bancales de las parcelas para comprobar el estado sanitario y la evolución de cada cepa.

Los trabajos de campo recuperan también algunas de las formas de actuar de siempre, como son la conducción en rodriga, el injertador de campo, o el fomento, mediante uso de suelo forestal, de microorganismos en viñedo para conseguir las mejores condiciones en la viña.

A las numerosas variedades autóctonas de la región, se suman algunas foráneas históricas que llevan siglos en la zona y en los vinos. La apuesta de Viña Meín y Emilio Rojo por las variedades locales les lleva a un viñedo en el que que se encuentran siete uvas blancas y cinco tintas. En ocasiones, la parcela se ha diferenciado en plantación con líneos distintos para cada variedad. En otras situaciones, el jardín de variedades se encuentra entremezclado en un mismo viñedo.

MICROELABORACIONES Y MICROCRIANZAS

La elaboración de Viña Meín - Emilio Rojo busca plasmar la auténtica identidad del paisaje. La riqueza varietal y minifundista se convierten en una serie de pinceladas con las que el interpretar el entorno. En Viña Meín – Emilio Rojo se realizan las vendimias necesarias en cada parcela para obtener el punto de maduración óptimo de la uva.

La elaboración de las variedades intenta mostrar la autenticidad de cada bancal, la personalidad del lugar. Cada elaboración busca una expresión de este territorio con proyección en el tiempo.

Se cuenta con distintos depósitos de acero inoxidable, foudres y tinas de madera y huevos de hormigón donde cada fracción evoluciona por separado hasta el momento del ensamblaje. Al finalizar el tiempo de crianza, al igual que los bancales conforman una única parcela, las distintas fracciones se ensamblan para ordenar la realidad del paisaje. El único vino monoparcelario es Emilio Rojo, aunque en él se ensamblan las elaboraciones por separado de las distintas vendimias que se hacen en la parcela según maduración.

LOS VINOS DE VIÑA MEIN – EMILIO ROJO

Vinos de paisaje y territorio, auténticos y genuinos, elaborados con mezcla de uvas locales e históricas de Ribeiro.

O Pequeno Meín Castes Brancas se elabora con treixadura otras variedades locales  (godello, albariño, torrontés y loureira). Las variedades de cada parcela son recogidas por separado. En bodega la uva se vinifica ensamblado en depósitos de acero inoxidable, roble y hormigón. Es un vino donde se combinan distintos bancales y cepas, manteniendo siempre, un mismo carácter expresivo. Después el vino pasa aproximadamente 7 meses de crianza en los mismos depósitos de fermentación hasta su embotellado. Sale al mercado tras una crianza de 4 meses en botella.

O Pequeno Meín Tinto 2020 se elabora con las históricas caíño longo, brancellao, sousón y caíño redondo procedentes de las de zona norte del valle del Avia, lugar histórico de Tintos. Un marcado clima atlántico durante el otoño, invierno y primavera y el calor del verano caracterizan la evolución de estas variedades. Las distintas variedades se vendimian por separado y se elaboran por separado para ensamblarse después del prensado. El vino envejece 7 meses en depósitos de acero inoxidable y foudres y sale al mercado tras aproximadamente 12 meses en botella.

O Gran Meín Tinto se elabora con brancellao y caíño longo de la zona más septentrional del valle del Avia. Las parcelas que conforman este vino se dividen en bancales para obtener la mejor maduración de cada zona, y se elaboran por separado en tinos de madera y depósitos de acero inoxidable de distinta capacidad. Tras una crianza de aproximadamente 10 meses, se ensambla justo antes de su embotellado. Después tiene una crianza de aproximadamente 24 meses en botella antes de salir al mercado.

O Gran Meín Castes Brancas se elabora con treixadura y otras variedades locales: albariño, torrontés, godello, loureira, caiño blanco y lado. Se realizaron varias vendimias en cada viña, separando variedad y parcela, lo que permitió que cada uva estuviera en su punto óptimo de maduración. Cada fracción se mantiene separada del resto en depósitos de acero inoxidable, hormigón o roble para extraer la expresión más pura y enérgica del terruño. Tras la crianza sobre lías durante 10 meses se embotella el vino, que después tiene una crianza en botella de aproximadamente 12 meses más.

Emilio Rojo, es un vino único. Una elaboración en la que viña y vino trascienden en el tiempo. Representa la dualidad del hombre que ha dado nombre al vino, y la del viñedo convertido en un paraje único. Emilio Rojo se elabora con treixadura y otras variedades locales como  godello, lado, albariño, caíño blanco, torrontés y loureira. Vendimias donde las vides se marcan una a una para saber cuáles hay que recoger en cada momento. No sólo se vendimia por variedad sino cepa por cepa y punto de maduración. Exhaustiva selección en viñedo y se vinifica por día y punto de madurez. Mínima intervención, con fermentación de las propias levaduras, elaboración en acero inoxidable y sin ningún tipo de contacto con madera. El vino pasa 18 meses en botella antes de salir al mercado.

ALMA CARRAOVEJAS

Alma Carraovejas es el concepto que aúna, bajo una misma cultura corporativa, diferentes proyectos vitivinícolas y gastronómicos repartidos por toda la geografía nacional. Alma Carraovejas surge de Pago de Carraovejas, pero se desarrolla durante la historia de la bodega. Alma Carraovejas llega en 2013 a Ossian, un proyecto único de cepas prefiloxéricas de verdejo con una de las historias más largas de la península ibérica.

En 2017 nace, junto a las instalaciones de Pago de Carraovejas en Peñafiel, el nuevo Restaurante Ambivium, reconocido hoy con una Estrella Michelin, dos soles Repsol y una recientemente conseguida Estrella Verde que reconoce la labor y el trabajo por la sostenibilidad del entorno por parte de cocina, sumillería y sala. En 2018, fruto de años de trabajo en la zona, surge Milsetentayseis, el proyecto asentado en Fuentenebro. Este término es la parte sur y con más altitud de la Ribera del Duero donde se pretende reinterpretar el pasado auténtico del viñedo del municipio. 

 

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