Viña Meín es un gran jardín parcelado. Un minifundismo ancestral convertido en uno de los parajes más singulares de Galicia
El origen de Viña Mein parte de un conjunto de pequeñas casas, montes y viñedos que conformaban el Casal de Meín. Este conjunto se conocía con el nombre de Casa Labora, y fue, desde la Edad Media, un lugar de producción de uvas. Ya que, según la historia de Galicia, es uno de los asentamientos de población más cercanos al monasterio cisterciense de San Clodio, epicentro de la viticultura en la zona de Ribeiro. E incluso, los caminos reales y rutas de los arrieiros, del entorno eran las más empleadas para transportar vino hasta los puertos de mar de la zona y a Santiago de Compostela.
Por tanto, Finca Mein conforma un paraje y patrimonio vitícola singular. Biodiversidad, autenticidad y riqueza de variedades locales, un tesoro que desde 1988 Viña Meín trabaja para mostrar con sus vinos el origen, y la autenticidad del histórico Valle del Avia.
El viñedo de Viña Meín tiene una extensión de 18,3 hectáreas distribuidas en 14 pequeñas parcelas, ubicadas en su gran mayoría en San Clodio. Además conviven con tres particularidades climáticas: gran oscilación térmica día-noche en los meses de primavera y verano, probabilidad de fuertes heladas de primavera y nieblas abundantes.
Vinos de paisaje y territorio, auténticos y genuinos, elaborados con mezcla de uvas autóctonas
O Gran Meín Tinto, se elabora con brancellao y caíño longo de la zona más septentrional del valle del Avía. Las parcelas que conforman este vino se dividen en bancales para obtener la mejor maduración de cada zona, y se elaboran por separado en tinos de madera y depósitos de acero inoxidable de distinta capacidad. Tras una crianza de aproximadamente 9 meses, se ensambla justo antes de su embotellado.
O Gran Meín Castes Brancas, se elabora con treixadura y otras variedades locales: albariño, torrontés, godello, loureira, caiño blanco y lado. Se realizaron varias vendimias en cada viña, separando variedad y parcela, lo que permitió que cada uva estuviera en su punto óptimo de maduración. Cada parcela y variedad se mantiene separada del resto en depósitos de acero inoxidable, hormigón o roble para extraer la expresión más pura y enérgica del terruño. Tras la crianza sobre lías durante 12 meses se embotella el vino.
Emilio Rojo, es un vino pensado para que viña y vino trasciendan en el tiempo. Representa la dualidad del hombre que ha dado nombre al vino, y la del viñedo convertido en un paraje único. Emilio rojo se elabora con treixadura y otras variedades locales como godello, lado, albariño, caíño blanco, torrontés y loureira. Vendimias largas donde las vides se marcan una a una para saber cuáles hay que recoger en cada momento. No sólo se vendimia por variedad sino cepa por cepa y tipo de uva. Exhaustiva selección en viñedo y se vinifica por día y punto de madurez. Mínima intervención, con fermentación de las propias levaduras, elaboración en acero inoxidable y sin ningún tipo de contacto con madera. El vino pasa 18 meses en bodega antes de salir al mercado.
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