Tras recatar en multitud de ocasiones el Syrah de la casa de Valdepusa me encuentro con la sobriedad de la evolución, mes a mes el vino se aferrea a su perfil frutal de la añada 2004, donde la fruta empieza a teñirás de tonos negros y madurez, donde las flores van abriendo paso al matorral.

El maridaje -arriesgado- como de costumbre en nuestras visitas a la casa del amigo y forero Sir. Antonio Fernandez (Dom Vinos) a base de Crepes relleno de foei manzana y setas salteadas, le otorgaron una mayor frescura al Syrah.

Picota de buena capa, cubierto, brillante, de lágrima fina y caida lenta que deja teñida la copa.
Aromas de buena intensidad donde muestra buen equilibrio entre fruta negra madura y notas de crianza, madera fina, balsámicos, espécias y alguna nota floral.
En boca tiene buena entrada, con potencia, equilibrado, elegante, correcta acidez y buena estructura.
Postgusto de notable recorrido y persistencia de tostados.

Conocemos este vino de otras añadas y de varias ocasiones, pero me quedo definitivamente con este 2004.

Abiertas dos botellas hoy por si había dudas con la primera.

Visual de capa alta con ribetes que empiezan a chivar la edad pero que mantienen el tipo sin demasiadas tejas.

Nariz suculenta, carnina, de Syrah de curso de cata, mineral, untuosa, franca.

Ataque corpulento, denso, sin aristas, redondo, bien domado el vino en botella, largo.

Un gran Syrah nacional de nivel mundial.

Nuevamente la serie de varietales Dominio de Valdepusa, está a la altura de lo que se espera de una bodega que año tras año sienta presedentes.

Un añada más frutal y menos perfumada, los aromas de fruta negra con toques escarchados sobre una base mineral de tinta china se perfilan como el corazón de este vino. La oxigenación despierta apuntes vegetales de matorral y sotobosque que se muestran en boca con frescor y con peso, correcta su acidez y taninos nobles, maduros y civilizados, a pesar de su carga que aporta buen volumen, pero sobre todo estructura. No esperemos encontrarnos un syrah joven, fresco, vivo, más bien aporta la cara serie, educada y compleja de esta varietal.

Estable, elegante, asentado, sin excesos varietales o de sobremaduración, sin efectos especiales, pero conservando la fidelidad al origen de la uva. No esconde su origen Syrah: petalos de violeta, muy frutal,floral. Se perciben aspectos minerales tenues y una gran integración de la madera. Se complejiza en su evolución en copa. En boca es untuoso, graso, amplio, no muy intenso, pero elegante y equilibrado

El único vino que me quedaba de probar de esta bodega. Me he dado el gusto de finiquitar la deuda. No defrauda, como el resto, se nota la dedicación para el producto final. Elegante color picota muy oscuro con ribete violeta. Capa muy alta y mucha y consistente lágrima. En nariz es también intenso, elegante, aromas de violeta y a frutas negras y regaliz. En boca es apetecible, taninos muy secos pero agradables, sabores a endrinos, textura carnosa. A pesar del precio, satisface; por lo tanto correcta RCP.

Presenta un color rojo picota cubierto, con una capa altísima que lo torna opaco y una lágrima densa, completamente tintada.
En nariz es intensamente aromático, balsámico, con recuerdos de fruta muy madura, licorosa y compotada, reminiscencias de tinta china, cassis, notas de acetaldehídos, de pasas, hojarasca, resinas y torrefactos.
En boca es singular, complejo, estructurado, fresco, equilibrado, muy sabroso y con una elegancia personal. Posee una entrada potente, un paso de buen peso, y un final marcado, de larguísima caudalía a la par de un pos-gusto que evoca al brandy, a los Pedro Ximénez de uva pasa y algún buen oloroso conforme se va despidiendo.