Cobre rojizo.
Aroma muy oxidado y oscuro, sin embargo asoma algún cítrico comprobable.
La boca está muy oxidada, plano y con mucho cansancio, lo cual no deja de ser lógico. Una lástima.
- Dorado y ambar.
- Inicialmente hongos y humedad, que enseguida se van con aire. Después mucho y sin parar: pera madura, membrillo, té, miel, frutos secos, minerales... la nariz quiere quedarse dentro de la copa, por esta vuelta a la infancia.
- En boca es magnífico, amplio, graso sin abrumar, con una acidez que lo hace muy vivo, se queda mucho, mucho.... la boca también quiere acompañar en su viaje a la nariz.
- Nos ha parecido un vino de los que no se olvidan.
- Es un privilegio haber podido probarlo, David.
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