Color rojo cereza de capa alta y pequeño ribete granate. Aromas de frutillos rojos silvestres en macedonia y confitura sobre sensaciones minerales de canto rodado caliente, vegetales, esparto verde, alguna notita de caramelo rojo y balsámicos. Se nota aún muy cerrado, aunque con un perfil claramente frutal y aún sin terciarios. En boca es rico, sápido y con una notable estructura tánica ( hollejo de fruta roja y madera ) pero que al mismo tiempo le da cierto perfil austero - fresco y señorial. Tiene una acidez perfecta que hace combinar los sabores frutales de la boca, el hueso de albaricoque con los de la crianza en barrica y proyectarlos en un largo y persistente posgsuto, con cierto carácter de caramelo de fresa tostadito. También se percibe la fruta roja y la mineralidad caliente por vía retronasal. Un vino en perfecto estado, para comprar y guardarlo durante décadas, con el sello de la casa Murrieta, con mucha botella por delante, como digo aún es educadamente austero y con un variopinto coupage de uvas utilizadas, que algún interesante valor sensorial en el futuro nos dará. Magnifica mineralidad caliente.

Bonito color rojo picota de capa media alta, con ribete granate.
Nariz de fruta negra y roja maduras sobre un fondo tostado levemente avainillado y con algún tono a pinaza.. Ataque amargo, paso con astringencia medida, largura final suficiente y algo licorosa.
Elegante, estructurado, no demasiado complejo. Algo acuoso. Fruta negra principalmente.

Y éste fue el tercer y último de los tres vinos que nos tomamos en una comilona entre amigos las pasadas fiestas de la Madalena en Castellón. Entre el Cumal 2016 y el Becquer 2013, el Murrieta salió claramente ganador. Lo acompañamos con el quinto y sexto plato de un pequeño menú degustación. Las botella llevaba abierta algo así como una horita cuando nos sirvieron a unos 17°C.

VISUAL: Nos encontramos con un color rojo picota de capa media-alta, limpio y cristalino. El ribete en tonalidades rubí, muy luminoso. Su lágrima es abundante, fina y transparente (92).

OLFATIVA: A copa parada es eminentemente frutal con aromas a fruta roja y negra en compota. Al mover el líquido aparecen notas florales de rosas marchitas así como unos finos especiados de canela y clavo. Al rato encontramos notas herbáceas de montebajo (romero y tomillo), balsámicos de eucalipto y apuntes de regaliz de palo. El fondo terciario nos trae recuerdos a cacao en polvo y a madera de roble, muy sutiles. Intensidad y complejidad medias (89).

GUSTATIVA: Buen ataque con una acidez importante. Amplio, carnosito pero de tacto suave y aterciopelado, con los taninos mulliditos, bastante dulcificados. Realmente posee una gran amabilidad, pese a su juventud muy redondito. En retronasal de nuevo aromas frutosos (mermelada de ciruela) y apuntes avainillados. Persistente, unos tres minutos aproximadamente con un post-gusto ligeramente balsámico, con notas tostadas y un sutil toquecito amaderado. Nos gustó mucho la añada 2013 pero estos nuevos Murrieta RVA son mejores año tras año, gran materia prima y mejor elaboración de una grandiosa bodega. El resultado no podría ser otro. Además, durante dos-tres añitos estoy seguro que aún mejorará (92).

La RCP atendiendo a su precio en tiendas la considero muy buena. Cuesta algo menos de 18 euros pero los vale.

MARIDAJE: Acompañó una ración de "arroz a banda estilo Flote" y unas "chullas de lechal con alcachofitas y ajos tiernos". Con el arrocito fue todo un acierto pues las notas salinas y pimentosas se combinaron deliciosamente con los frescos aromas frutales de nuestro reservita. Pero con las chuletitas fue tremendo, maridaje espectacular, sabores cárnicos y grasositos en total armonía con los apuntes balsámicos y tostados del vinazo. Gran vino y gran velada en inmejorable compañía.

Salud-os!!