En el comienzo se muestra con un aroma diferente, es distinto a lo elaborado por Cañas. Es como si ese 10% del Graciano se presentara solo. Es de un aroma fragante, hay retama, monte bajo, con un toque balsámico. Conforme entras dentro del vino y en el interior de la botella, sale el rioja, sale al encuentro la fruta roja y negra en perfecta madurez y concentración. Hay ciruela negra, arándano y mora, suave grosella, con una intensidad y finura, muy elegantes. Muy vivo, franco, fresco, apetitoso, jugoso. La madera es una invitada de lujo, tranquila y tímida, con notas de cedro, pimienta roja, perfecta unión y conjunción.

En la boca el vino se muestra redondo y nervioso, se disfruta, hay madurez, pero te esta invitando a que le concedas más tiempo, tiene arrestos para lo que le eches.
Sale fruta jugosa, con musculo, salen unos finos tostados, torrefactos, madera elegante, sutil, balsámica y fresca, pura armonía. El vino se mueve con una frescura que sorprende y agrada, viva acidez, tanino vivo, ensalivas, hay mucha carga frutal. Conformen lo catas, lo disfrutas, el vino gana, es corpulento, sale chocolate seco, un fino alcohol, hasta ahora, indetectable, es potente, sale un mentol, un regaliz, licor de café, mineralidad, pedernal, miel de brezo y esa nota inicial, de que bien disfrutarlo ahora, pero dentro de 5 - 10 años sera toda una joya.

Es un vino con concentración, extracto, pero que no cae en lo pesado, esta equilibrado, bien medido. La Graciano marca, pese a su pequeño porcentaje.