Picota de capa media y ribete amoratado.
Nariz de potencia media, con sorprendentes aromas a aceituna negra y cuero mojado, que dominan sobremanera. Con el tiempo aparece algo de fruta roja al agitar la copa, pero no llegamos a apreciar nada más durante el resto del tiempo que duró la cata.
En boca, tras una sensación inicial de que se viene abajo enseguida, mantiene después el tipo, mostrándose con volumen medio, fresco, con buena acidez, taninos integrados y fácil paso de boca. Persistencia media.
Extraño vino, desde luego, que no me ha convencido, al igual que en su momento me ocurrió con otro de los vinos de la casa, el 575 (añada 2008). Menos mal que el Cámbrico Rufete, ese sí, es una joyita. De todas formas, vamos a pensar que no fueron buenas añadas o que las botellas no salieron del todo bien y le daremos más oportunidades (a los vinos de tu tierra hay que darles 2ª y 3ª oportunidades si hace falta).
Tiene una etiqueta bonita y la contra etiqueta lleva suficiente información sobre el vino y su entorno.
Rojo cereza de capa media alta y ribete violáceo.
Al principio me han aparecido en nariz, aromas herbáceos, minerales y a tierra. Tras un tiempo aireándose percibo aromas nítidos de café y coco.
En boca es sabroso, corpulento, frutal y equilibrado.
Invita a seguir bebiendo, siempre y cuando se sirva a una correcta temperatura y se encuentre uno en un lugar fresco.
No es un vino para beber en una terraza de verano
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.