Está evolucionando muy lentamente en botella, mantiene prácticamente las mismas características organolépticas que en mi anterior cata.

Servido en los aperitivos de la cena (carpaccio de salmón, ensalada de pasta al pesto, foie mi-cuit), maridó estupendamente por ese toque cítrico y la vinosidad derivada de su prolongada crianza.

Un muy buen cava.

Cava de larga crianza (entre 42 y 48 meses), cuidada botella de aspecto clásico con etiqueta quemada en los bordes y lacre.

Color dorado pálido brillante con ribete pajizo, con abundante burbuja de tamaño medio.

En nariz sobresalen los aromas de crianza, pastelería y manzana asada, con un punto mineral (tiza), un conjunto elegante y bien definido.

En boca es muy delicado y equilibrado, destacando sabores tostados (brioche, almendras) sobre un fondo cítrico de gran persistencia.

Un gran cava, complejo y sedoso, un magnífico maridaje para una cena suave.

Amarillo dorado con menísco en tonos pajizos con aspecto luminoso.
Nariz fragante y delicado, con aromas iniciales de fruta blanca de hueso, piña fresca y manzana madura. A continuación aparecen tonos florales, crema de limón y especiadas sobre un tapiz de notas de pastelería (vainilla, chocolate blanco) y algo de tiza al final, todo muy armónico y con elegancia.
En boca se muestra franco, sutíl y equilibrado, evocando sabores frutales, sedosos y muy sugerentes unidos a cítricos frescos (mandarina), almendras tostadas, bollería y mineral. Paso de boca delicado, redondo, untuoso y de final persistente.