Color amarillo fuerte de tono ocre.
Excelente aroma, flor blanca, almendras repostería, hierbas aromáticas y mantequilla.
Boca de cuerpo intenso, acidez excelente, muy seco, incluso algo salado. El carbónico está muy bien integrado y el conjunto es fino y elegante con final muy largo. Excelente.

Comienza con fuerza muy aromático, aunque se difumina dejando una sensación más franca, salen aromas a levaduras, miga de pan, pan grille. Reposando un poco la copa aparece un mar de hierbas aromáticas, junto a agua de pera y frutos secos, avellanas tostadas.

En boca parece que se evapora, tiene garra pero es delicado, envolvente, sale una fina acidez, sedoso, más fresco de lo que vaticinaba la nariz. Cuando bebes más y retienes el liquido lanza unos claros apuntes de mineralidad. Elegante, para beber sin parar, para disfrutar hasta el final, aun inmejorable precio.

Dorado intenso, burbuja media y abundante.
En nariz es intenso y muestra una cierta complejidad, flor seca, frutas blancas de hueso, un ligero fondo mineral, frutos secos, trazas de hierbas aromáticas, especias, bollería, levaduras, en fin, un vino que siempre se muestra muy expresivo aun estando en fase primaria.
En boca se muestra en plenitud, es un vino rico, con muchos matices, buena acidez y un paso cremoso y frutal, dejando un final de frutas maduras y devolviendo las sensaciones minerales. Da la sensación de estar todavía un poco apretado, un añito más le hubiera venido de perlas, aunque se dejó beber muy bien.
El milesimé de Gatinois es siempre un vino muy bueno, un magnífico blanc de noirs que siempre muestra fuerza y finura, resultando muy equilibrado. Este 2005 no llega ni mucho menos al nivel del tremendo 2002 pero está francamente bueno y con margen de mejora en botella. Por poco más de 30 euros es siempre una compra segura.