Una grata sorpresa me ha dado esta Garnacha navarra que me lo sugirió David de Vila. Sorpresa y muy bueno sobre todo la segunda vez que lo probé después de dejarlo un tiempo reposar. La segunda vez muchísimo mejor, más placentero que la primera. Color rojo picota, con tonos violáceos y una buena lágrima. En nariz aromas a fruta madura en la primera toma, muy fresco, y luego mucho más intensos con toques minerales. En boca algo astringente en el primer momento, pero la segunda vez fue una delicia al paladar que te invita a repetir. Una muy buena acidez, una ligera mineralidad, buena persistencia y los taninos muy domados la segunda que lo probé. Una maravilla de Garnacha.

Cómo ya comenté tras la cata de Garnachas del Encuentro Verema... un vino a tener muy en cuenta. Bonito color picota violáceo cubierto y muy vivo. Tiene una nariz intensa, en la que destacan las notas ácidas de los frutillos del bosque, los apuntes de flor morada y esa ligera sensación de neumático que me resulta tan atractiva. Pero en boca es donde viene lo mejor, con la finura de la trama, que envuelve de forma sedosa la lengua, con su excelente acidez, con lo bien perfilados que están los taninos, la ligera mineralidad que acompaña el paso, su acidez y su notable persistencia. Me gustó la primera vez y ahora más!!!

Visual: dando crédito a la típica Garnacha navarra es un vino con mucho colorido, brillante, visualmente fresco con tonos grosella muy vivos. Lágrima correcta y capa media.

Olfativamente: se presume acido porque ataca con fuerza desde el principio. Se insinuan algunos toques minerales que no sabría decir cuales. También frutos rojos.

Boca: Destaca su acidez inicial que luego se ha suavizado un poco. Es goloso en boca y pasa muy suave. LLena la boca. No persiste excesivamente. Yo lo he maridado con tortilla de patata y me ha sabido muy rico.

Ideal para el verano y disfrutar de una bebida fresca y agradable para tomar sola.

Muy enhorabuena a la bodega porque está muy bien elaborado. Igual habría que dejarlo en botella un poco más para eliminar la acidez.

Terroríficamente BUENO.

Creo que el maridaje de la garnacha con el terruño navarro ha sido excepcional y eso se ha nota en el resultado final: un vino redondo, de sobresaliente.

VISUAL: Rojo picota, cálido, ligeros tonos violáceos en su ribete, con una intensidad media y una lágrima fina y sensual.

OLFATIVA: Fruta madura, tal vez ciruela, una frescura que es un prólogo de la posterior acidez que apreciaremos en boca. Apunta toques minerales que después se acentuarán en boca.

GUSTATIVA: Algo astringente de entrada pero desaparece tras su paso por el paladar. Ligeramente especiado, algo de vainilla, muy goloso, sabrosón y que invita a repetir otra copa y otra, y otra... MARAVILLOSO.

Mil disculpas a todo el foro por no participar "en directo" en la cata virtual, pero me encontraba en el extranjero de viaje y no lo pude probar hasta anoche.

Y por supuesto, FELICIDADES a la bodega por un vino sobresaliente y mi más sincero agradecimiento por haber podido disfrutar de esta experiencia.

Color: Increible y atractivo color rojo picota con ribetes cardenalicios. Denota su juventud y la acidez del vino en los reflejos morados y casi azules que observamos al mirar los bordes de la copa. Digno de atencion.

Aroma: Intensidad media alta. Nariz totalmente franca. En cuanto a la calidad empezaremos destacando el potencial de fruta fresca proveniente de frutos rojos (frambuesa y grosella) y tambien de moras. Notas minerales o mas bien terrosas, que podrian explicar el porque de su nombre. Algo de raiz y nota de ceniza.

Boca: Entrada gobernada por una acidez muy marcada pero que no desequilibra el conjunto, cuerpo medio y sedoso, final redondo nuevamente marcado por la acidez. Gusto a los frutos mencionados. En botella pulira un poquito mas.

El conjunto para mi un gran vino en el que destacaria la finura, elegancia y complejidad del conjunto.

Color picota oscuro con ribete violáceo y capa media-alta. Limpio y brillante.
Nariz de intensidad alta a frutos rojos (cerezas), pedernal, violetas y vainilla.
En boca entra fresco y goloso. Buena acidez, tanino suave bien integrado, cuerpo medio e intensidad de sabores bien acompasada por el alcohol.
Final medio-largo con un grato recuerdo mineral.
Una garnacha diferente, pegada a su tierra, con una muy buena RCP.

VISUAL: Viste capa media de color rojo picota, con bonito brillo, elegante lágrima y destellos color guinda

OLFATIVA: La nariz es intensa. Ya desde el primer momento y a copa parada te encandila con frutillos rojos en licor, unos sorprendentes aromas terciarios a torrefactos y cacao, y mucha, mucha piedra.

Al agitar la copa se desvelan unos intensos balsámicos, aparece la fruta negra, el regaliz, la fragancia a tierra recién humedecida por una ligera lluvia. Estos aromas no ocultan ni cubren los anteriores combinándose y creando una golosina aromática que no para de crecer.

GUSTATIVA: El primer contacto sorprende por su excesiva acidez, pero ésto nunca ha sido un problema para mí pues muchos vinos que me resultan ácidos en un primer momento, tornan en briosos después, bien acompañados por la carne de la fruta que los suaviza, pero en este caso la fruta se queda corta y no llega a compensar la acidez; al llegar al final de su recorrido, un áspero e incómodo verdor acaba por deshacer el encanto de la nariz.

Dale tiempo, me digo, y le dejo un desenvolverse solo un ratito, mas al volver, y a pesar de que ha desarrollado una atractiva estructura, la combinación de acidez y amargor impide que pueda disfrutarla.

Pasadas unas horas toda la boca se amilana y la acidez empieza a resultar atractiva, pero el flechazo que se produjo en nariz ha dado paso a una decepción en boca y lo coloca en una categoría de vinos que necesitan ser acompañados de comida para poder disfrutarlos ¿quizás necesite más tiempo en botella?

Una lástima...

Cata realizada despues de un viaje de la botella de Valencia a Madrid, que es donde me encuentro estos dias, habiendo dejado reposar la botella como Dios manda despues de la velocidad del AVE.
A lo que ibamos:
Visual. Rojo cereza. Capa media, brillante. Tonos violaceos. Limpio.
Olfativa: De aroma intenso. Maderas. Vainilla. Frutas rojas e incluso grafito.
Gustativa: Buena acidez. Sabroso y sedoso. Suaves taninos. Equilibrado, elegante y aterciopelado. Muy agradable
Felicitar a Domaines Lupier por conseguir un vino que va a formar parte de mi bodega particular y poder ser aconsejado a mis amigos sin temor a fallar.
Para antes, durante y despues de las comidas... casi como un tratamiento medico.

Presenta color rojo con ribetes violáceos de capa media-alta. Posee abundante y fina lágrima que tiñe la copa. Es brillante, untuoso, limpio…

En nariz, muestra gran expresividad, es profundo, con gran intensidad. Aparece un conglomerado de aromas, todos perfectamente acompasados. La fruta roja se muestra convertida en esencia de frambuesa y cereza, como si de un perfume se tratara. Notas a fruta negra madura, balsámicos, sotobosque con toques florales a violetas y lilas; y un fondo de especias. Es un vino mineral con atisbos de olor a piedra mojada y calcárea. Y si sigues olisqueando, aparecen, tímidamente, algunas notas a tomillo, boj, encinas…una gran nariz.

La boca se muestra carnosa y sabrosa, con un punto breve de dulzor en la entrada y con un recorrido en donde los taninos dulces y nobles se despliegan con solidez, pero sin atrevimiento excesivo. La acidez se muestra controlada, sin aceleraciones. Muy bien equilibrado, con cuerpo solemne. Alta persistencia con un ligero toque amargoso. De su retronasal se advierte la presencia de fruta roja y negra madurada y un toque muy significativo de tierra fresca. Una vez pruebas el primer sorbo, quieres y deseas más…

Vino armónico con grandes virtudes, que es un gozo para los sentidos. Aparenta fragilidad, pero tiene unas bases sólidas y que te dejan un recuerdo turbador…

Rojo cereza de capa media, bastante homogénea, con un leve menisco aframbuesado que tinta ligeramente la copa y deja una fina lágrima, todo ello en tonos vivos y brillantes.

Nariz de intensidad media-alta con recuerdos a frutillos rojos, lácteos elegantes, recuerdos minerales y arcillosos. Licor de cerezas, arandanos y violetas, con recuerdos a especias orientales de fondo, tallos verdes recién cortados y raíces húmedas.

Fresco y elegante posee un agradable paso por boca, su tanino vivo aunque no molesto, deja sabrosura y cuerpo medio. Sedoso pero con trama enseña buena fruta, tostados sutiles y recuerdos torrefacto. Un levísimo toque de conjunto abocado. Equilibrado y acertada golosidad que conjuga a la perfección con su elevada acidez. Final medio-largo.