Color rojo picota de capa media alta.
Nariz: de intensidad media alta, con predominio de las frutas negras y rojas maduras, compotado, fruta en licor, espirituoso, cacao, tostados y piedra caliente.
Boca: entrada sabrosa, cuerpo medio y recorrido frutal, fresco, nada pesado, vivo y con un amargor final muy agradable. Notable persistencia.
Hasta que no se airea un poco (lo bebí en restaurante y sin decantar) lo noté bastante alcohólico en retronasal, pero a los 15 minutos estas sensaciones habían desaparecido.

Guinda de capa baja. Brillante, limpio. Aromas marcados por los frutillos rojos de bosque bien frescos, como la cereza y la ciruela. Buenas notas de crianza y recuerdos levemente cárnicos. Boca eminentemente fresca y ácida, con la fruta muy presente. Muy ágil y vivo, con recuerdos de crianza que terminan por redondear el vino. Buena evolución en copa y notable persistencia.

Granate de buena capa. La nariz resulta expresiva, de media intensidad, con toques de fruta roja madura, presenta alguna sensación tostada, también matices lácticos y algún recuerdo a café torrefacto.
En boca tiene buen ataque, se comporta con bastante verticalidad, algo amargoso, ligero pero no exento de estructura, bien de acidez, con un tanino muy fino y bastante persistencia.

Vino con la particularidad de estar elaborado en parte con Morenillo, uva autóctona de la zona Tarraconense de Terra Alta, en Gandesa. Esta uva estuvo a punto de desaparecer si no hubiese sido por la oportuna intervención, trabajo, y visión de Ma Carme Ferrer y su esposo Manolo, propietarios de esta bodega.
El vino:
Bien lo describe la etiqueta: Vi Vermell. Es de un precioso color rojo rubí claro, muy limpio.
Vino perfumado, en donde destaca una nota golosa de cereza madura, a bollería tipo danesa rellena de confitura de cereza, y despues de algunos minutos aparecen notas aportadas por la crianza: aromas tostados, café, cacao, todo muy armónico y sin apabullar.
En boca es de entrada muy suave, con tanino pulido, cierta acidez característica de la garnacha, que es bién compensada por la frutalidad del vino. Aqui destaca su elegancia y finura. A los 3 catadores nos ha gustado mucho.
Yo lo serviría con platillos ligeros: Atún sellado, carpaccio de res. Pienso que quedaría estupendo con un magret de pato en salsa de cerezas.
No lo serviría con platos muy fuertes.