Dorado límpido y con brillos.
Nariz con buena intensidad, no muy compleja pero sí con limpieza, mostrándose siempre agradable. Notas de frutas maduras, flores secas, ligeros recuerdos minerales, toques lácteos, frutos secos y unos ligeros atisbos anisados. Le falta quizá un poco más de alma, de tipicidad.
En boca es potente, con longitud, ligeramente graso, amable, con una correcta acidez. Con peso y cierto equilibrio, tiene un final con presencia y carácter tras el que quedan recuerdos de frutas maduras y cítricas. Madera un poco presente. Persistencia media. Se bebe bien, aunque termina quedándose algo corto.
Louis Latour es uno de los más conocidos “negociants” de Borgoña, destacado más sus vinos blancos que los tintos. El problema es que adolecen un tanto de alma, quizá resultan demasiado uniformes. Y los precios son igualmente borgoñones (unos 65 euros). Un vino por tanto prescindible.