Muy buenas sensacones aromáticas de este vino, frutas maduras (grosellas y arandanos) con notas minerales y una exquisitez en boca loable, completa, redonda y donde un estallido de frutas entre las notas de vainillas y especias completan el vino con su carcter potente y
elegante. Muy sabroso, como siempre.

Color picota de capa alta, ribete no diferenciable. Nariz donde sobresale la fruta, compotados, pinceladas minerales y varietales del cabernet, pimiento etc. Es en boca donde notas la redondez y su categoria, esa complejidad que el trabajo bien hecho proporciona, una acidez controlada y muy elegante. La boca me encantó. Largo recorrido. Sobresaliente.

Bonito color cereza picota de capa alta, con ribete de mínimas dimensiones debido la juventud latente que posee.
Muy francos aromas de frutos negros maduros, fruta silvestre (Mora, arándanos...), especiados varietales del cabernet, tostado notable que deja paso sin estorbar, y apuntes minerales.
Boca de entrada algo ácida, con estructura de grande, y fiel a su estilo. Magnífico recorrido, con una trama compleja y larga que perdura en la boca mucho tiempo.
Se repiten olores de fruta madura, torrefactos amables, especiados..
Muy bebible, pero con potencial de guarda. Una muy buena materia prima, muy bien acompañada con un trabajo justo de madera.

Hacienda Monasterio tras 15 años se ha asentado como una de las primeras casas con personalidad del terruño en la Ribera del Duero ( y no hay muchas ). Sus vinos se desarrollan muy bien con la botella y la nota del complemento Cabernet – Merlot a la Tinto Fino le da ese aire de recuerdo Bordelés ( no en este caso ). Aquí están presentes en nariz las sensaciones de maderas nuevas que dejan la primera impronta, aunque la aireación le viene de maravilla. Hay aromas de frutillos silvestres frescos bordeados por sensaciones minerales del tipo férrico ( metal frío ). Final con un estilo más minimalista y limpio, que apunta hacia la cremosidad al aumentar la temperatura. En boca muestra unos taninos limpios, bien trabajados ( Fruta – Madera ) que deja equilibrio y elegancia al paso, aunque se hace evidente la presencia de madera nueva que la botella debería de ir posponiéndola a otros planos más secundarios. En retronasal sale una fruta más pocha y madurita con un agradable recuerdo y que se posa también en el posgusto dejando sensaciones torrefactas – especiadas y ese toquecito avainillado que la fruta tanto agradece. Se nota estructura, finura y precisión en las formas.