Visual: color amarillo pajizo con reflejos verdosos.

Nariz: buena intensidad, cítrico, fruta amarilla y de hueso, fruta tropical, flores blancas, punto salino, herbáceos.

Boca: Bastante untuoso, bien de acidez, cítrico, salino, fruta de hueso.

Bien pero se queda algo corto por ese precio hay albariños que ofrecen más.

Paco y Lola o Lola y Paco, para ser políticamente más correctos. Estamos ante otro de estos vinos gallegos de la variedad albariño tan aromáticos y frescos, aunque quizás en este noto un perfil más atlántico, de suelo, alberca y con una fruta que esconde algo de tropicalidad menos madura y sin las sensaciones cremosas habituales de las lías, por lo menos al principio. La boca es fresca, sápida, con hueso cercano al corazón de la pulpa de una fruta entreverada que traslada al mismo tiempo ese matiz cítrico y de limonada, matices que se prolongan en el posgusto dejando una sensación algo puntiaguda que además potencia lo herbáceo pero que siempre intenta jugar con la fruta blanca y su piel verde. Un vino rico, posiblemente más apto para maridar con alguna comida basada en mariscos y pescados, ya sé que suena a tópico, pero es así. Por cierto, el otro día me dijeron que este vocablo de “ maridar “ estaba ya muy anticuado y que no lo usase mucho en mis descripciones. Ruego me entiendan y “ fusionen “ conceptos.