Vino de Calce de color brillante amarillo pajizo con leves destellos dorados. Nariz de intensidad media-alta, no muy necesitada de aireación, que ya de primeras, muestra sus aromas a cítricos (piel de limón, limas verdes), pinaza seca, arena (silicio), y leves notas a piñas ácidas, resina, pino, donde todo el conjunto recrea la reminiscencia de encontrarse uno mismo en un pinar mediterráneo, como los bosques del Pí de Formentor, a la luz de la luna, en plena noche de verano (perdón por la nota personal), y de fondo mineral, tierras blancas y leves sensaciones punzantes del alcohol (14 grados). En boca es cálido, seco, con cuerpo medio, donde la acidez, con el paso del tiempo (y la subida de temperatura) se va mostrando cada vez más presente, pero sin desequilibrar el conjunto. El postgusto, untuoso, de persistencia larga, recuerda a frutas (ciruelas amarillas) maduras y leves tostados. Realmente, otro gran ejemplo de que la Garnacha blanca, junto la Viogner, deberían de ser las variedades reinas de los vinos blancos de la cuenca occidental mediterránea. Precio por botella: 24 euros