Volvemos sobre este vino tan peculiar, un Chardonnay cultivado en latitudes ecuatoriales es siempre eso, "un enigma". Abrimos la botella que teníamos en el frigo, la dejamos respirar por espacio de 30 minutos y catamos a 12°C:
VISUAL: Color amarillo pajizo un tanto dorado. Su lágrima abundante fina y transparente (86).
OLFATIVA: A copa parada surgen aromas de fruta tropical, plátano y piña. Al agitar el líquido encontramos herbáceos de manzanilla, algo de flor blanca, notas lácteas a mantequilla y yogur, incluso atisbos de fruta roja (fresas). Tanto la intensidad como su complejidad las catalogaría de media-alta (88).
GUSTATIVA: En boca nos encontramos un vino muy cremoso, de gran amplitud y alta acidez. Retronasal lácteo y con apuntes minerales de canto rodado. Al final asoman recuerdos cítricos de tamarindo y un toque avainillado de la barrica muy elegante y fresco. En boca es sensacional, con una persistencia de casi tres minutos, sobrio, con cuerpo y muy equilibrado. Vinazo amable donde los haya con un post-gusto dulzón que enamora. Con vida por delante, al menos cuatro o cinco años sin despeinarse. Muy rico una vez más (92).
La RCP está entre buena y muy buena. Cuesta unos 15 dólares.
MARIDAJE: Acompañó un arroz caldoso de langosta y chipirones. Espectacular maridaje ya que ese punto lácteo del vino y su mineralidad, así como las notas cítricas y avainilladas, fueron un contrapunto delicioso para los sabores del marisco, una armonía perfecta entre olores y sabores. Menudo disfrute con este vinazo ecuatoriano (quién lo diría) y tan suculento ágape (todos repitieron y alguno tripitió, je,je...)
Salud-os!!
Un añito después volvemos sobre este vino aunque en esta ocasión de la añada 2016. El 2015 nos sorprendió gratamente así que veamos que nos depara éste. Abrimos la botella sacada de la nevera y dejamos atemperarse hasta alcanzar los 10°C para la cata. Tapón algo corto pero muy compacto.
VISUAL: Presenta un color amarillo pálido dorado con algún reflejo metálizado (88).
OLFATIVA: En nariz nos encontramos un vino eminentemente frutal, aromas de plátano, piña y lichi. También se aprecian notas herbáceas de hierbabuena y manzanilla, flores blancas, así como apuntes lácteos a mantequilla en pomada. Intensidad media-alta y más que aceptable complejidad (89).
GUSTATIVA: En boca tiene amplitud y un agradable tacto lácteo. De acidez media, lo encontramos seco y mineral con recuerdos frutales en su retronasal, manzana verde y de nuevo piña y plátano. Su persistencia es de casi dos minutos con un post-gusto realmente amable, toquecito dulzón a crema inglesa que lo hace muy apetecible. Gastronómico donde los haya, de nuevo gran disfrute con este increible y "enigmático" Chardonnay ecuatoriano (91).
La RCP me parece muy buena. Cuesta 14 dólares, pero es que realmente los vale.
MARIDAJE: Lo acompañamos con un arroz seco de langosta, gambas y chipirones. Excelente elección para nuestro chardonnay que pedía a gritos sabores salinos y contundentes para refrescarlos con su frutosidad. Un arroz delicioso y un mejor vino que nos llevó a un enorme disfrute en compañía de compañeros y familia, una gozada.
Salud-os!!
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