Volvemos con otro de los vinos de esta bodega ecuatoriana. Este se trata de un coupage de Cabernet y Merlot con una crianza de seis meses. Posee una vistosa etiqueta roja con los viñedos de fondo y el nombre en grandes letras plateadas. El nombre viene de la espesa niebla que cada mañana se cierne sobre los viñedos de San Miguel del Morro tal y como se ve en la etiqueta. Abrimos la botella y dejamos respirar por 45 minutos. Servimos a 16°C:
VISUAL: Color rojo rubí de capa media-baja con un amplio ribete granatoso de reflejos violáceos. Su lágrima es fina, abundante y rápida (80).
OLFATIVA: A copa parada presenta una intensidad alta, con notas de guindas en licor, claros especiados de pimienta negra y aromas a frutos secos, a nueces en concreto. Al agitar aparecen notas florales de rosas rojas, un curioso toque de after-eight y algunos terciarios como a tabaco de pipa y cuero curtido. Sugerente nariz (86).
GUSTATIVA: En boca se muestra amplio, de acidez alta, taninos presentes y cierta carnosidad. Estructura rocosa, con una acertada simbiosis entre la fruta y la madera pese a su corta crianza. En retronasal se aprecian recuerdos de duelas envinadas y ahumados de la barrica. No está mal, pero creo que es un vino en plena evolución... recomendaría su consumo tres o cuatro años más tarde (85).
La RCP la dejaremos en correcta, cuesta unos 18 dólares...
Lo maridamos con nuestro plato de los lunes: surtido de jamón y embutidos ibéricos con un buen queso de oveja curado. Fantástica la armonía de este poderoso vino con los embutidos y en especial con el queso.
Salud-os!!
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