Visualmente muy evolucionado con color oro viejo, casi ambarino. También la nariz me pareció evolucionada, algo cansada, algún apunte fresco, algún matiz especiados, flores ligeras... más bien ajadas y una fruta algo deslabazada... En boca da más la talla, y aunque la fruta se ve algo apagada, tiene un paso elegante, franco, bien de acidez, resulta bastante largo y con cierta cremosidad.

Dorado intenso brillante.
Nariz con buena intensidad pero en la que destaca una evolución superior a lo deseado en vino de este nivel con 12 años. Notas de flores marchitas, frutas más bien maduras, trazas de piel cítrica, una gama de semillas de sésamo y vainillas, recuerdos herbáceos, trazas minerales y un cierto deje de mantequillas. Complejo.
En boca muestra una gran entereza pero le falta un poco de pegada, aunque es un vino de marcado desarrollo y mucho balance entre grasa y frescura. Tiene una buena acidez y se expande en el final quedando sensaciones de frutas maduras y trazas minerales, con una larga persistencia.
Este vino originó un interesante debate puesto que daba síntomas de cansancio prematuro y ese es algo desgraciadamente habitual en muchos Borgoñas blancos sobre todo entre 1996 y 2004. Muchas son las causas, que si exceso de battonage, que si menos sulfuroso, que si los corchos, mucho debate. Pero que un vino de más de 300 euros esté así de cansado…no es normal. Y no es la primera vez que nos pasa con un Montrachet. Nosotros lo tenemos claro y no guardamos borgoñas blancos más de 10 años, salvo raras excepciones no aguantan.