Restaurante La nogalea en Ruente
Restaurante La nogalea
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
14,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Lunes noche y martes todo el día
Nota de cata PRECIO MEDIO:
39 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.6
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
7.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
Finca Morillas 2015 (VT Liébana)
Compango del cocido montañés
Cocido montañés
Albóndigas rellenas de queso "Las Garmillas"
Arroz con chipirones y carabineros
Tabla de quesucos cántabros
Opiniones de La nogalea
OPINIONES
11

Fuimos de excursión por la zona y, huyendo de los menús típicos y tópicos que abundan, encontramos este restaurante.

Como ya se han descrito en comentarios anteriores, me limitaré a la comida.

Almuerzo para dos en el porche aprovechando un estupendo día soleado.

Como entrantes:

- Tartar de tomate con carabinero y ajoblanco (11,90 €) - Fantástico el tomate. Muy bueno.

- Arroz con jabalí (12,50 €) - Muy sabroso.

Como platos principales:

- Manitas de cerdo deshuesadas con foie y huevo (17,60 €) - Brutal.

- Hojaldre de solomillo de venado con salsa de higos (19,80 €) - Lo que viene siendo un Wellington. Carne tierna y muy sabrosa. Hojaldre algo blanduzco.

De postre:

- Arroz con leche caramelizado (4,90 €) - Según mi esposa, le sobraba el caramelizado.

- Milhojas de hojaldre caramelizado y chocolate blanco (5,80 €) - Flojillo. Dos capas de hojaldre y chocolate con poco sabor. Lo que menos me gustó del almuerzo.

Para beber, una botella de agua de un litro (2,50 €), una botella de Mar de fondo 2020 (15,60 €) servido a buena temperatura y con su cubitera -estupenda recomendación del camarero- y un cortado (1,50 €).

No descarto repetir.

Breve estancia en el maravilloso valle de Cabuérniga para hacer una visita exprés a nuestra amiga Montse, quien se decanta con buen criterio por este acogedor hostal-restaurante (la posada se llama "La flor del nogal"). Comedor cálido en tonos blancos, mesas bien vestidas y coperío decente, lo cual da buen pálpito ante la oferta vinícola. Carta donde predomina Rioja, pero con referencias que denotan cierto interés por el vino. Las chicas me dan plenos poderes para elegir y me decanto por el lebaniego Picos de Cabariezo Finca Morillas 2015, a unos razonables 14,30€. Mencía con 12 meses de barrica, balsámico aunque con el tanino bastante pulido y buen peso de fruta. Muy interesante. Además, botella de agua con gas (2€/50cl.)

Abrimos boca con una tabla de quesucos cántabros (13,50€), ricos aunque algo faltos de pegada para nosotros que nos gustan potentes. Vienen acompañados de mermelada de fresa, un excelente membrillo y miel.

De primero, estando donde estamos, nos decidimos por el cocido montañes (9,50€/pax): sabroso y con la fabe en su punto, según nuestra amiga con menos berza que el de Casa Cofiño. Buen compango con 2 tipos de morcilla (cebolla y arroz), chorizo, tocino y costilla adobada.

Mi mujer opta por un arroz de nombre tan largo que tuve que fotografiarlo en la pizarra para acordarme: Arroz meloso con calamares y carabinero sobre base de su tinta y mahonesa de berberechos (10,50€). Cuidada presentación y según la socia, exquisito.

De segundo, pido sin saberlo el que al parecer es el plato representativo del local (así aparece en las fotos de la Posada): Albóndigas rellenas de queso "Las Garmillas" (12,80€). Se da la circunstancia de que nos encanta este queso de Ampuero, además de ser un amigo nuestro sobrino de la propietaria quesera. Sobre las albóndigas, probablemente sean unas de las mejores que hayamos probado en un restaurante. Hermosas, con el punto justo de cocción para mantenerlas jugosas y una salsa especiada que con el queso era para hacerles la ola. Extraordinarias. El plato que las contenía precioso, pero sigo sin entender esa estética tan de moda de los brochazos tipo "WC manchado"...

Finalizamos con infusión (1,50€), café (1,50€) y una copita de Finca Antigua moscatel (2,80€) para mí en la agradable terraza de la que disponen. Pan (1€/ud) y pan especial (2€/ud) cobrados aparte. Mención especial para el servicio, quien trajo la carta de alérgenos para una de las comensales y respondió con simpatía a las preguntas.

Buena cocina, inquietud vinícola, buen servicio y precios razonables. Merece visitarse.

PD. Rematamos dando un paseo por el bonito parque de La Fuentona (más info aquí: http://www.ruente.es/el-municipio/la-fuentona)

  • Finca Morillas 2015 (VT Liébana)

    Finca Morillas 2015 (VT Liébana)

  • Compango del cocido montañés

    Compango del cocido montañés

  • Cocido montañés

    Cocido montañés

  • Albóndigas rellenas de queso "Las Garmillas"

    Albóndigas rellenas de queso "Las Garmillas"

  • Arroz con chipirones y carabineros

    Arroz con chipirones y carabineros

  • Tabla de quesucos cántabros

    Tabla de quesucos cántabros

Siguiente parada en Cantabria en este bonito restaurante a pie de carretera, en Ruente. Puede parecer a simple vista un bar de carretera, pero en su interior comedor decorado con mimo, en madera blanca y tonos claros, con una iluminación cálida y mesas bien vestidas con mantelerías de hilo, buen menaje y cristalería. Carta de vinos correcta con predominio de Riojas y Riberas, precios no demasiado inflados.

Como el día andaba lluvioso y con una temperatura de unos 15° invitaba a pegarse un homenaje de gastronomía de la zona y así lo hicimos:

Para empezar un cocido montañés excelente, alubias tiernas y sabrosas y muy buen compangonde chorizo, morcilla de dos clases, tocino y costilla. Ha sido nuestra primera experiencia con el cocido cántabro y ha sido todo un éxito.

De segundo, chuletón de vaca tudanca a compartir, 1200gr. de una riquísima carne, servida sobre una base caliente para acabar de darle el toque y acompañada de unas ricas patatas fritas caseras y pimientos, que casi puede con nosotros.

No ha habido sitio para postres. Un café con hielo y dos chupitos de orujo invitación de la casa.

Para beber, Muga 2013, que suele acompañar bien este tipo de festivales.

El precio final 78€ para dos personas. Sitio para volver.

Siete personas (seis adultos y una niña), nos acercamos a conocer esta casa ayer Domingo.

Instalados en dos mesas juntas y bien vestidas (una cojeaba ostensiblemente, y esos detalles hay que cuidarlos) vajilla correcta y cristaleria manifiestamente mejorable. Buenos vasos de agua, bien de cava y regular de vino.

Al centro:

Dos de croquetas. Ricas aunque con poco sabor a decir de quienes las tomaron. (8 E c/u)

Dos ensaladas de pulpo. Bien, aunque sería conveniente aliñar el mezclum antes de montar el plato, y se agradecería un poco más de la salsa de erizos. El pulpo estaría mejor templado que frio. (13 E c/u)

Una de boletus plancha. Regular. Algunos boletus apenas habían tocado la plancha estando excesivamente tersos y casi frios. Otros muy ricos. El aceite/crema de albahaca no aporta nada al plato. Sera que recuerdo unos a la plancha tomados en Rekondo y sigo buscando ese milagro. (16 E)

Individuales:

Lomo con patatas para la niña. Bien, pero las patatas estaban fritas hacía rato, y eso las perjudicaba bastante. (6 E)

Boletus como plato. Ya comentados (16 E)

Dos jarretes. Uno para dos personas. Textura de la carne perfecta, acompañadas de un poco de mezclum sin aliñar (se pone aceite, etc. para hacerlo) y un par de tostas de tuetano muy ricas, aunque me hubiese gustado que estuvieran más cargadas del mismo. El plato ganaría si se acompañase de una salsa que potenciase el sabor, p.e. una española o alguna otra con fondo y verduras. (21 E c/u)

Dos de arroz con pollo. Bien segun quienes los probaron, aunque una de las personas tiene en la memoria el arroz con pitu de caleya del Molin de Mingo y, claro, no se pueden comparar. (16 E c/u)

Huevos rotos con jijas. Bien. (10 E)

Buñuelos. Ligeramente aceitosos y la crema con poca personalidad. Regular. (5 E)

Piramide de chocolates. Muy rico. (5 E)

Dos torrijas de sobao. Ricas. (5 E c/u)

(1) Sumarroca Brut Nature. Rico. (14 E)

(1) Balthus (Rioja tempranillo). Buen vino y bien de precio (18 E)

Agua, un blanco dulce, un PX, cafes y un whisky completaron una comida correcta.

El servicio amable, educado y simpatico. El cocinero salió a trinchar el jarrete. El servicio del vino se limita a abrir y primer servicio. Los precios indicados son sin IVA.

Mañana de un domingo veraniego en el mes de octubre y a la zona de Cabuérniga (zona que siempre de gusto visitar, pero en mi criterio, el otoño es donde su paisaje mas sobresale).

Tres adultos y dos niñas de dos y cinco años, nos dirigimos a comer, previa reserva en la zona de su jardín-terraza que disponen en su interior.

Para las niñas pedimos unas rabas con patatas fritas, que se presentaron en una tabla de las que tan frecuentemente se ven en estos momentos, las dos raciones juntas, cantidad comedida, con un buen punto y con la cantidad de sal en su punto para las niñas, pero para ciertas personas les hubiese parecido bajas de sal.

Los adultos hemos pedido el menú degustación de este otoño, a 35 euros.
Tras unas cañas y verdejos en la zona mas exterior, nos acomodamos en una mesa holgadísima con una vestimenta y aditamentos a gran nivel.

Trona para la niña de dos años, que aunque llevábamos una de esas todo uso que siempre transportamos en el coche, siempre es de agradecer y que lamentablemente en muchos lugares con cierta pretensiones, no suelen disponer.

- Empezamos con una crema de patata de Valdederrible con boletus edulis y frutos secos: empezamos bien con un notable más bien holgado.

- A continuación con un torto de maíz, borono, manzana reineta y una crema de queso Bejes-Tresviso: buenas conjunción, buen punto de sus componentes, destacando para mi gusto el punto de finura de la crema del queso, que sabia a su origen sin pasarse en la intensidad.

- Entramos en el plato típico de la zona con es, el cocido montañés se presenta en una cazuelita aparte del compango. El cocido en sí muy logrado con una conjunción muy lograda entre las alubias, la berza y el caldo (si no recuerdo mal en mi anterior visita no me pareció tan lograda la integración de sus componentes). El compango presentado en otra tablita, en esta ocasión pequeñita, con el chorizo, la carne, la morcilla de año y la panceta o papada, buen nivel de sus componentes, pero resultan algo fríos así presentados.

- De pescado se puso unos lomitos de trucha del Saja con salsa de limón de Novales: buen sabor y ligeramente pasado el punto de la carne en su textura, siendo de destacar el nivel de jamón crujiente que acompañaba el plato

- Y de carne unas albóndigas de jabalí sobre estofado de setas de temporada.: excelentes el sabor de esta albóndigas, comprendo están hechas hace un tiempo, si estuviesen recién hechas hubiesen sido una carne para guardar en el disco duro mental para mucho tiempo.
- Y cerramos con una tarta de quesos de la zona (realizada con Gomber de leche de cabra y Cudaña de leche de vaca); de notable.
En cuanto a los vinos, la carta con sus cositas especiales dentro de este país, con unos precios más bien comedidos, hoy hemos empezado con un rosado de prieto picudo, Tombu del año 2011 y para la carne y el cocido un monastrel Comoloco 2010 de Jumilla, ambos a 13 euros.

En cuanto al servicio del vino, buenas copas, con cambio de copas, muy pendientes de la temperatura de servicio, pero en cuanto al servicio en la mesa, solo descorchar y servir la primera copa a un solo comensal.

Agua, tres cafés, un té y un GT de Beefeater a 4 euros y bien presentado, completaron la comida. Con un precio sin contar lo de las niñas de 138 euros, por tanto a 45 euros por comensal.

El servicio de mesa en cuanto a los platos, con muchas ganas de agradar cumpliendo bien.

El responsable de la cocina, salió a preguntar nuestro parecer tras salir a montar unos platos de un jarrete en una mesa vecina.

La zona de terraza interior con unos niños como los que nos acompañaban hoy, es una delicia para poder corretear y disponiendo incluso de un cuarto especial para ellos con juegos y demás cosas.

Tras hacernos una de las múltiples rutas en el hayedo de Ucieda y echársenos encima la hora de comer nos acercamos hasta el cuidado pueblo de Ruente en pleno valle de Cabuérniga. Antes de pasar al comedor nos tomamos dos vinos blancos de los que tienen por copas en la barra. De la variedad godello acompañados de un par de costillas a modo de tapa.
Aún siendo domingo, en el comedor sólo había una mesa ocupada por una pareja con lo que a pesar de la calidez de la esmerada decoración no podías obviar la sensación de frialdad que producen los lugares vacíos (o casi).
Después de mirar las cartas tanto de vino como de comida y escuchar alguna sugerencia a parte de ésta última nuestra decisión fue:
Variado de croquetas : Una ración de 8 croquetas bien resueltas aunque un tanto anodinas de sabor. Costaba su tiempo encontrar el sabor. 8€
Ensalada de pulpo con mahonesa de oricios: Emplatada de una manera individual en dos pizarras sobre un mezclum de lechugas con unos buenos trozos de un pulpo sabroso acompañado de una salsa en los laterales de erizo de mar (merecedora de haber puesto un poco de más cantidad para potenciar el conjunto) también llamado oricio. 14€

Para tomar estos dos platos volvimos a tomar otras dos copas del fresco godello inicial del que no recuerdo muy bien el nombre a 1.5€ la copa. Después de haber solicitado un Sotorrondero de la bodega Jiménez-Landi y decirnos que se había terminado optamos por Las retamas de la bodega Regajal .Vino que abrimos para ayudarlo en su oxigenación. 15€
Debo de decir que aunque el servicio del vino se limite a dar a probar si demuestra una cierta inquietud patentemente manifiesta en su carta, que sin llegar a ser muy larga contiene unas referencias curiosas poco dadas en la zona. Además de utilizar una cristalería ideal y de poseer en la zona de barra una pizarra con un surtido acertado de vinos por copas a unos precios correctos.
A continuación seguimos para los segundos con :

Milhojas de presa ibérica con jamón y queso de nata: Una gran porción de presa hecha en su punto óptimo y en el que el punto de sal lo proporcionaba el jamón y la cremosidad el queso que recubría la preparación.Como contrapunto nos encontrábamos unos pimentos tipo Padrón que le daban colorido… Y alguna nota picante. 15.5€
Aunque el sitio es una singularidad respecto a la oferta de los restaurantes aledaños mi mujer tuvo a bien pedirse un
Cocido montañés: Servido en un plato de los que tienen la cavidad profunda y gran parte de los bordes son de adorno. Y aunque esto fue lo “singularidad de lo singular”( pedir un cocido en un restaurante que se diferencia del resto por no dedicarse a ello primordialmente) decir que estaba bastante bueno (tuve la ocasión de probarlo) con un compango bastante copioso servido a parte. 9.5€.
Para terminar dos poleos que no recuerdo el precio .
La totalidad de la cuenta fue de 70€.
Creo que es un sitio para tener en cuenta si se está por la zona e incluso tiene cocido.

Tras visitar las Cuevas del Soplao y maravillados por la belleza de los caprichos de la naturaleza, consultamos Verema en busca de un sitio donde comer por la zona. La oferta era escasa y aún teniendo que recorrer más km, finalmente y en mi opinión, escogimos el lugar ideal.

El restaurante La nogalea se encuentra enmarcado en un precioso y tranquilo pueblo con encanto: Ruente. Ofrece menú de mediodía por 13,50 euros o comer a la carta.
Nos recibieron con mucha amabilidad y nos dieron a escoger entre las distintas y acogedoras estancias. 

Un amplio comedor interior, en dos niveles, de estilo rústico con puertas y muebles en madera decapada en blanco que resultaba muy acogedor, disponible en su totalidad, con una salida a un patio interior rodeado de verde y flores en el que unas mesas se cobijaban bajo un porche y lugar por el que nos decidimos. 
Estábamos solos! La paz se podía respirar y el aroma a hierba mojada convertía, aún si cabe, el entorno en más agradable.

El menú nos pareció tan completo y apetitoso que nos decidimos por él:
- Primeros:
~ Marmita de bonito. El guiso a base de patata con tacos de bonito, bañados en el caldo verdaderamente sabroso. 
~ Ensalada de pasta con frutas. Sobre una base de lechugas encontramos la pasta al dente, con pequeños tacos de piña, manzana y queso con un all i oli de hierbabuena y coronando la ensalada una enorme cereza. Aliñada con aceite de oliva, vinagre de módena y picatostes crujientes. Simplemente buenísima.

- Segundos:
~ Merluza rellena de calamar y salsa de calabacín. Simulando una gran albóndiga de merluza, rellena con calamar troceado y bien especiado (cúrcuma, comino y alguna más) y regada con una abundante y densa salsa en la que predominaba una base con intenso sabor a nata, que tras preguntar, resultó ser leche pasteurizada. Un plato suave, cremoso, original y suculento. 
~ Taco de buey. La atenta camarera nos explicó que se trataba de entraña, una parte del buey localizada sobre el diafragma, y que resulta muy tierna cocinada al punto. Sobre una base de exquisitas patatas con una salsa chimichurri reposaba trinchada la carne oscura por fuera y rosada por dentro y sobre ésta unos tiernos brotes de soja y sal en escamas. Estupendo!

- Postres:
~ Helado de limón. Presentado en un enorme y hondo plato transparente dos bolas de un cremoso helado más dulce que ácido y acompañado de una rica galleta de almendra. Buenísimo!
~ Torrija de sobao. Esponjosa y caliente y acompañada de mermelada de arándanos, una lámina de chocolate y un curioso barquillo. También muy rica!

Para beber, una cerveza, una coca cola y un agua.  El pan era un panecillo blanco de corteza superior dura con tierna miga. 
Café normal.

Todos los platos muy generosos, muy bien presentados, modernos, con estilo, decorados y coloridos. Cambio de cubiertos tras cada plato.
Mesas bien vestidas con mantelería blanca.

Servicio simpático, intentando agradar en todo momento, atento y profesional, explicando cada plato.

Concluyendo, una buena cocina con calidad en su materia prima, en un acogedor entorno con un trato agradable y a buen precio.

Total de la cuenta para dos personas: 28 euros! Por tanto, la valoración está basada en mi experiencia con el menú de mediodía entre semana, desconozco la RCP a la carta.

Tras pasar la mañana por el Valle de Cabuerniga y ante los buenos comentarios anteriores, decidimos volver a visitar este restaurante.
Aunque con una nueva dirección, el concepto sigue siendo el mismo, cocina con buena materia prima, buena presentación y alguna nota creativa.
La decoración tambien sigue en la misma linea anterior, aunque con una ligera limpieza de cara.
Las mesas están perfectamente vestidas, con una vajilla y cuberteria de calidad y cristaleria Riedel.
Para compartir y emplatados individualmente optamos por:
-Ensalada de pulpo a la plancha con allioli de erizos de mar, 13€, muy buena, excelente punto del pulpo y sin escatimar producto.
-Croquetas variadas, 8€, media docena por comensal, de salmón, de morcilla y de jamón, ricas.
De segundos:
-Entraña de buey del Esla con patatas chimichurri, 15,5€ por lo visto, se trata de un trozo de carne situado en la zona del diafragma del animal, muy tierna y jugosa, presentada la pieza ya fileteada.
-Milhojas de presa iberica, con jamón iberico y queso de nata, 14€, según mi mujer muy rico y con buen punto de la carne.
Para la cria un par de filetes de lomo con patatas fritas, 6€.
De postres:
-Tarta de la abuela, 5€, una especie de tartaleta de chocolate con crema pastelera, algo floja.
-Tarta de queso con sorbete de manzana, 5€, correcta, sin entusiasmar.
En el apartado de vinos, tienen una carta con referencias interesantes a precios bastante razonables, para la ocasión optamos por una botella de Sotorrondero 2010 de Jimenez-Landi a 15,30€, servicio limitado a descorche y prueba.
Terminamos con unos cafés.
He de decir, que disponen de una sala habilitada con todo tipo de juegos, donde soltar a los crios y poder disfrutar mas relajadamente de la sobremesa.

Restaurante ya definido su entorno en el anterior comentario, en un día con sensación de verano precoz en Cantabria, nos acercamos cuatro comensales a degustar las Jornadas del Producto Cántabro, que este restaurante presenta desde el día 19 de marzo al día tres de abril.
El local dispone de tres comedores y nos acomodados en pleno mes de marzo en el porche, donde la temperatura era ideal y a nuestra vista se presentaba la Sierra del Escudo y centenarios árboles del Valle de Cabuérniga en medio, aún sin hojas.

E l menú ha consistido en:
Aperitivo con una tostada con Bonito del Norte y pimiento de Isla, croqueta de borona con crema de patata de Valdederrible. Empezamos bien, sobre todo por la croqueta que tenia una buena consistencia y mejor cobertura, el resto bien sin sorprender.
Hojaldre de erizos de mar con pencas de acelgas de Golbardo sobre ensalada de berros: seguimos igual, el hojaldre bien (algo sabemos de los hojaldres) y los berros ahí estaban.
Cocido montañés con compangos, acompañado de una espuma de morcilla de año: de entrada tengo que decir, que yo soy de extremos en la cocina, o platos muy clásicos o muy elaborados y evolucionados. En este caso el cocido ha sido una mezcla, lo primero bien presentado con la crema por un lado, los trozos de compango sobre una lamina (tan frecuentes hoy en día) que tenia buena calidad(chorizo, costilla, morcilla y papada) y el cocido en si, presentado en una pequeña tarterita y este con buen punto, sin sobresalir la berza y con alubia muy bien tratada, nada pellejosa. A partir de ahora hay que pregonar que algunos “cocidos montañés” no son nada pesados y saben a lo que tienen que saber.

Lomo de verdel con una crema fría de guisantes de Golbardo y una mouse de remolacha: bien la carne del pescado y el resto no me dio la sensación de logar seguir el ritmo y estar algo de convidados de piedra.

Hamburguesa de venado de la Reserva del Saja, con una reducción de vino tinto y pan de maíz: bien, bien, ¡ hay hamburguesas y hamburguesas¡ esta era de las buenas y me resisto que en un menú cántabro se le llame de esa manera y tampoco filete ruso.

El postre: queso de nata, queso de ovejas y cabras, queso de vaca de los Valles Pasiegos, helado de queso Picón y tarta de queso fresco. Muy buena selección de los quesos, llevo una semanas que los cocineros de Cantabria están en una muy buena vena, con los quesos.
Blas Muñoz Chardonnay Fermentado en Barrica 2009( a 15 euros) y garnacha centenaria de Coto de Hayas 2009 ( a 18 euros) fueron los vinos elegidos, con
copas Riedel y el servicio limitado a descorchar y dar a probar junto a facilitar un cubitera para el blanco.
Los precios de los vinos son comedidos y como podéis observar por lo bebido tienen “cositas” fuera de lo que habitualmente se suele leer y ver por estos lares.

El servicio de mesa, muy amable, con buen ritmo de platos y con profesionalidad (cada cosa por su sitio y sin familiaridad)

El precio del menú es de 33 euros sin vino, habiendo pagado con los descrito, mas 2 botellas de agua Solans de Cabras, un total 168 euros para los cuatro comensales.

En conjunto buen debut en este restaurante en todos los aspectos.

Mi duda, es que si la gente que visita el Valle de Cabuérniga esta dispuesto a aceptar esta cocina (ha sido durante años de cocido montañés y carne junto a grandes cantidades en el plato). Para los valencianos que me lean, es como si los que vistan El Saler, se adaptaran a un plato de arroz, tratado como ha sido le cocido montañés en este caso y que conste que a mis compañeros de mesa y a mi nos ha gustado.

Ante el cambio de dirección nos decidimos ir a conocer su cocina. El rte. está sito en una casona de piedra de mampostería con ventanas y puertas en sillería, construida a finales del XVIII o comienzos del XIX.
El entorno es muy bonito, las múltiples casonas palaciegas y blasonadas del pueblo, el parque de la Fuentona en donde el rio mana de unas rocas y que es la puerta del Valle de Cabuérniga, invitan a pasear por el cuidado y limpio pueblo.
Tiene 3 comedores, nosotros comimos en el de la planta baja en el que hay una chimenea y muy cerca de la barra pero perfectamente aislada de la misma. Decoración rústica y con elementos y motivos modernos, dominando los colores blancos. El comedor donde nos ubicaron consta de 8 mesas bién vestidas, la vajilla y cristalería de nivel alto. El servicio es muy amable y profesional y está dirigido con habilidad por la dueña del establecimiento.
Eramos 3 personas y tomamos de 1º :
- Mejillones al aroma del limón(8,50), servidos en un original recipiente que se acompañaba de otro para depositar las cáscaras.Estaban muy sabrosos y no llevaban los consabidos gajos de limón para exprimir en los mismos. Estaban aromatizados con ¿corteza? o con las ¿hojas el limonero?.
- Mollejas con setas silvestres y crema de aceite de oliva virgen(11,00), exquisitas,muy sabrosas, límpias, sin la consabida telilla que las recubre y que es tan habitual verlas y padecerlas en las mesas de los rtes. Servidas en una original fuente que se asemejaba a una paleta de pintor.
- Callos con huevo a baja temperatura(11,50), gelatinosos, sin pesadez y muy bién aterciopelados con el huevo. Y en original vajilla.
De 2ºs :
-Milhojas de presa ibérica, con jamón ibérico, queso y verduras al dente(14,00), a mi hijo le encantó y alabó mucho su punto y presentación. Como en todos los platos la originalidad del recipiente.
- Manitas de cerdo con foie-grás de pato y setas silvestres(14,50), magníficas, muy bién integrados los sabores, plato gelatinoso y con sabor a bosque. Servido con originalidad.
- Solomillo de vaca con foie-grás de pato y reducción de oporto(18,00), buén punto de la carne, sabrosa, me gustó.
De postres :
- Torrija de sobao pasiego, con yogurt casero y salsa de grosellas(5,70), gustó.
- Milhojas de café, con queso de nata y mermelada de manzana(5,40), buena combinación y agradó en la mesa.
Para acompañar la comida bebimos : 50-50 de Pago del Vicario-2007(16,00), acompañó muy bíen la comida, Nesteé(1,50) y agua Solán de Cabras(1,90).
La carta de vinos demuestra que tiene inquietud por los mismos, es una carta poco habitual en la comarca, 3 picos, Blas Muñoz Chardonnay, Bilecart Salmón, Men de Mencia, vino blanco de Cantabria, Belondrade-Lurton, Riberas del Duero escogidos, Riesling secos y los consabidos Riojas que tan buena aceptación tienen por nuestra tierra. Los precios en bodega son moderados. El servicio del vino se limita a abrir la botella, dar a probar y servir la primera copa. Yo agradezco estos modos ya que controlo mejor las copas que me tomo, pues luego hay que conducir.

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