Tras pasar la mañana por el Valle de Cabuerniga y ante los buenos comentarios anteriores, decidimos volver a visitar este restaurante.
Aunque con una nueva dirección, el concepto sigue siendo el mismo, cocina con buena materia prima, buena presentación y alguna nota creativa.
La decoración tambien sigue en la misma linea anterior, aunque con una ligera limpieza de cara.
Las mesas están perfectamente vestidas, con una vajilla y cuberteria de calidad y cristaleria Riedel.
Para compartir y emplatados individualmente optamos por:
-Ensalada de pulpo a la plancha con allioli de erizos de mar, 13€, muy buena, excelente punto del pulpo y sin escatimar producto.
-Croquetas variadas, 8€, media docena por comensal, de salmón, de morcilla y de jamón, ricas.
De segundos:
-Entraña de buey del Esla con patatas chimichurri, 15,5€ por lo visto, se trata de un trozo de carne situado en la zona del diafragma del animal, muy tierna y jugosa, presentada la pieza ya fileteada.
-Milhojas de presa iberica, con jamón iberico y queso de nata, 14€, según mi mujer muy rico y con buen punto de la carne.
Para la cria un par de filetes de lomo con patatas fritas, 6€.
De postres:
-Tarta de la abuela, 5€, una especie de tartaleta de chocolate con crema pastelera, algo floja.
-Tarta de queso con sorbete de manzana, 5€, correcta, sin entusiasmar.
En el apartado de vinos, tienen una carta con referencias interesantes a precios bastante razonables, para la ocasión optamos por una botella de Sotorrondero 2010 de Jimenez-Landi a 15,30€, servicio limitado a descorche y prueba.
Terminamos con unos cafés.
He de decir, que disponen de una sala habilitada con todo tipo de juegos, donde soltar a los crios y poder disfrutar mas relajadamente de la sobremesa.