Herodes, la Hostelería y Los Santos Inocentes

A mí comer frente a un gordo me recuerda que me tengo que cortar y ya no disfruto tanto de la comida. Si es viendo a un calvo me recuerda que se me empieza a caer el pelo y, por tanto, me amargo. Ver que están tomando rosado me hace pensar en el tinto o blanco que se están perdiendo. Oir a un "enterao" en la mesa de al lado fardar con su pareja sobre vinos por un lado me encrespa y por otro me recuerda lo pedantes que podemos llegar a ponernos con nuestra afición. Por otro lado si en la mesa de al lado hay un niño, me da alegría y me pongo contento. A mí si me dan a elegir...
Entiendo que en los comentarios se están confundiendo los términos, lo que os molesta es la mala educación pero no en niños, también en adultos, ancianos y mediopensionistas. Un niño "destructor" que corre entre las mesas tirando vasos es simplemente un maleducado pequeño, un comensal al que se le va la mano con el alcohol y monta el espectáculo con su pareja es un maleducado grande.
La existencia de personal de hostelería al que le molesta la presencia de niños en el establecimiento lo único que indica es falta de profesionalidad. Es lo mismo que un bombero al que no le guste el fuego, un buzo con miedo al agua o un trapecista con vértigo. Nadie está obligado a trabajar en hostelería, de hecho aunque no es el mejor momento en la construcción siguen cogiendo gente (y allí, no hay niños).

PD. El que piense que tener un hijo es un sacrificio hace bien en no tenerlos, realmente dan mucho mñas de lo que quitan.