Herodes, la Hostelería y Los Santos Inocentes

Ya te dije Javi que se iba a organizar una buena con este hilo, pues es un tema que se sale de las premisas habituales en el foro, es casi un tema de conciencia en el que hay tantas opiniones como participantes.

Yo ya sabes que no tengo hijos, pero sí que soy hijo y puedo aportar mis experiencias en restaurantes como hijo. Vaya por delante que yo he visitado muchos más restaurantes con mis padres que los que he visitado con mi mujer o mis amigos, incluso he estado con ellos en restaurantes de un cierto nivel y en gran parte de la geografía nacional.

Gracias a mis padres aprendí a amar la cocina y la gastronomía nacional, con su riqueza y sus matices diferenciadores. Con ellos he tenido algunos mis mejores recuerdos en un restaurante, aquellas inolvidables comilonas en la Bodega Autol de Maliaño o en la Fonda Colasa de Comillas, ambas en Cantabria, aquellas lubinas a la sal de Serramar (Madrid) y muchas otras más. Y aun así sigo pensando en que de niño y adolescente no aprecias tanto la gastronomía como ahora, pues por mucho que te pueda gustar, tu cabeza a esas edades siempre está más pendiente de otras cosas u otros asuntos…

Por eso, por mis propias experiencias, estoy de acuerdo en que los padres lleven a sus hijos a restaurantes, que les hagan apreciar la rica cultura culinaria de nuestro país, que les enseñen como sentarse correctamente en una mesa, que les enseñen como tratar con educación al personal de servicio, que les enseñen en una palabra a ser personas tal y como me han enseñado a mí.

Pero por desgracia, no siempre se cumplen estas expectativas de aprendizaje y educación y quizá, por esas personas que no lo cumplen, pagan justos por pecadores. Pero eso por desgracia eso ocurre en muchas otras facetas de la vida.

Yo, como todos vosotros, he sido niño y adolescente y he ido con mis padres a multitud de restaurantes. Y lo agradezco sobremanera pues me ha ayudado en mi formación como persona. Pero ahora bien, cuando estoy en un restaurante y tengo al lado niños incordiando, suelo acordarme de la madre de los niños y también de la madre que parió a su madre…así son las cosas.

Y cierto es que la mayoría de restaurantes no están preparados para recibir menores en sus instalaciones, pero con nosotros ocurría igual y no ha pasado nada. A todo te acabas adaptando…

¿Despedidas de soltero? Horror !!! La última vez que estuve en una Taberna vinícola madrileña que me gusta bastante había una. Nos tuvimos que ir antes de tomar el segundo vino. Intolerable. Para ese tipo de "saraos" ya hay restaurantes especialistas y de ahí no deben salir nunca.