“Escucha a la ciencia y evita el ecotimo al pagar y al comer”, J.M. Mulet dixit

Encontré este titular en la contraportada de La Vanguardia del pasado sábado (el enlace al diario es para subscriptores). Me llamó la atención porque estoy bastante de acuerdo con él. No conocía al Sr. Mulet y he buscado en internet. Resulta que ha escrito un par de libros -"Los productos naturales, ¡vaya timo!" y "Comer sin miedo"- que han causado una gran controversia. Del artículo publicado anteayer en el diario "La Marina Plaza" quisiera resaltar lo siguiente:

"Mulet se siente muy a gusto a la hora de derribar tópicos sobre nutricionismo: de hecho, en el blog de El País el periodista le fue planteando varios (muchos de ellos “izquierdistas”) para que el profesor de la UPV fuera acabando con ellos. He aquí algunos ejemplos:

Tópico: Ningún animal salvo el hombre consume leche cuando es adulto. 
Mulet: Tampoco ningún animal cocina bacalao al pil-pil y eso no quiere decir que sea malo. La leche tampoco lo es.

Tópico: La dieta del Paleolítico era buena.
Mulet: No podía ser una dieta tan buena si la esperanza de vida de aquella época era de 30 años y ahora es de 82.

Tópico: El agua adelgaza. Mulet: Adelgaza si te bebes un vaso de agua en vez de comer una hamburguesa

Tópico: Defender la agricultura ecológica es de izquierdas.
Mulet: Cuando la izquierda dejó de ir a misa tuvo que creer en cualquier tontería espiritual antisistema.

Tópico: Los pesticidas son peligrosos para la salud.
Mulet: No ha habido ningún problema de seguridad alimentaria relacionado con su uso en la UE.

Tópico: Los alimentos pierden propiedad al cocinarse.
Mulet: No siempre es cierto. El tomate, por ejemplo, gana en Vitamina A.

Tópico: Los edulcorantes provocan cáncer.
Mulet: En dosis normales, son totalmente seguros.

Tópico: La dieta de la enzima prodigiosa (defendida por Mercedes Milá) funciona.
Mulet: Nunca he visto tantas burradas juntas en tan poco espacio. Para adelgazar, hay que comer menos o comer equilibrado y hacer deporte. Todos estos mandamientos se resumirían para el científico dinanese en dos: “recomiendo a la gente que coma de todo y sin miedo y que no hagan caso de los bulos y las manías que lean por internet: la comida actual es segura”." También he encontrado una entrevista que le hicieron en La Vanguardia a raíz de la publicación de su primer libro.

El Sr. Mulet lo tiene claro: "¿Un producto ecológico es más caro pero es mejor? No es así. Es más caro porque la producción ha caído en picado porque han usado métodos de producción obsoletos, que son los que autoriza la agricultura ecológica. Las propiedades nutricionales no son mayores ni es mejor para el medio ambiente. Y cuando han hecho ensayos de doble ciego de sabor, no necesariamente es mejor el de agricultura ecológica." Dado que no soy experto en el tema, me dejo llevar por el sentido común, que me dice que rara vez hay verdades absolutas y no son buenas las posturas extremas. Me viene a la memoria el nombre de Norman Borlaug (ver páginas 76 y ss. de este enlace), a quien debemos en gran medida la llamada Revolución Verde, basada principalmente en avances científicos, incluidos los de la genética. Está claro que propició una solución al problema de la alimentación de millones de personas, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1970, amén de multitud de otras distinciones. También es cierto que soy poco dado a los productos ecológicos de tienda gourmet. Me parece una moda que busca más el beneficio pecuniario de unos pocos más que el beneficio en la salud de los consumidores. Sin olvidar que lo ecológico a mayor precio sin ofrecer nada más a cambio tampoco me parece una opción aceptable. Por citar un ejemplo, hace ya un tiempo encontramos una parada en el mercado del sábado de Valls donde vendían zanahorias ecológicas. Apestaban a estiércol. Por muy ecológicas que fuesen, en ningún momento se me ocurrió comprarlas. Su olor me lo impedía. En el polo opuesto, no entiendo la manía que tiene la gente de comprar con la vista. Parece que las manzanas han de parecer lacadas, las naranjas han de brillar, las cerezas han de tener un color oscuro, los nísperos no pueden estar arrugados, las granadas no pueden estar abiertas,... La gente me mira extrañada cuando acerco la nariz para oler las frutas y verduras. ¿Es que las queremos como muestra para pintar un bodegón? A mi paladar no le importa en absoluto el aspecto físico de lo que me como. Por ende, a mí tampoco. Soy consciente de que hemos de tender a una agricultura (y una ganadería) sostenible. Pero sin que implique un sobreprecio para los consumidores, ya que no todos pueden permitirse el lujo que representa actualmente en muchas ocasiones comprar productos "naturales" o "ecológicos". Si la tecnología puede ayudar a que el hambre disminuya en el mundo, ¿por qué oponernos? Especialmente cuando nuestro mayor problema aquí es el sobrepeso.

Manzana Redlove, híbrido de manzana y tomate.