La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Tremenda sesión de cata ayer en nuestro "centro de operaciones" oficial, el Restaurante Donde Ricky, en la calle Hermosilla.
Una vez más hay que empezar agradeciendo a Ricky y su equipo sus desvelos por hacernos todo fácil mimando todos los detalles y, sobretodo, por darnos de cenar tan bien.
Entremos en detalle. Después de quedarnos realmente impresionados por el nivel demostrado por los viejos blancos riojanos (especialmente los Diamante), se nos ocurrió volver a dar una vuelta de tuerca a nuestras ideas preconcebidas programando esta cata de vinos viejos andaluces (que visto el resultado ya aseguro que no va a ser la última). Acordamos basar la cata en la gama de finos y manzanillas, aprovechando que el amigo Brice nos iba a brindar la oportunidad de ponerlas en liza con un viejo Chateau-Chalon. Teníamos poca experiencia en estos viejunos, bien es verdad que lo poco previo catado nos había sorprendido gratamente. Tengo que decir que iba a titular inicialmente esta crónica “La vejez del Jerez”, pero, qué narices, es que estos vinos no son viejos para nada, están en su plenitud. Así que se quedó la madurez del Jerez.
Hecha la precisión, hay que decir que pusimos manos a la obra y conseguimos las botellas para componer el siguiente panel de cata:
CHAMPAGNE ANDRE CHEMIN CUVEE CELESTYNKA BRUT ZERO: obviamente fuera de la temática, lo tomamos para ir abriendo boca. Buen champagne que nos sorprendió a todos, fino en nariz y ampuloso en boca, con buena burbuja, y todo con una calidad precio imbatible, cuesta sobre los 15EUR en Francia, y es francamente disfrutable. Como decía Eugenio "para darse el gustazo de beber buen champagne a diario". Gracias Brice por descubrirnoslo.
BERTOLA MANZANILLA "PALIDO SELECTO". Una rareza en toda regla. Esta bodega se fundó a principios del Siglo XX (1919), pasó a formar parte de Díaz Mérito y de ahí a ser malvendida en un paquete a Paternina tras el fiasco de Rumasa. Casi imposible encontrar nada sobre ella, creemos que es de alrededor de los años 60.
Preciosa botella de forma muy poco habitual. Color amontillado ocre pálido, evoluciona mucho en la copa y mejora sensiblemente, aromas muy punzantes, brandy de calidad, con una boca muy potente, salina y de mucha complejidad. Fue un comienzo por todo lo alto.
CHATEAU-CHALON 1976 (Courbet). Amarillo limón un punto velado (“anublado” decía Juan), pero sin posos. Nariz muy fina, herbáceos, infusión de camomila y un curioso toque de alcaparra. En boca se bebe muy bien, es largo y presenta un matiz salino diferente al perfil jerezano. Al lado de la tremenda potencia de los jereces palidecía un poco en boca, pero solo porque tiene otro perfil. Es un gran vino.
OSBORNE COQUINERO JEREZ SECO. Botella de los años 70. Bonita botella con curiosa etiqueta explicando el porqué del nombre (todo viene de la coquina, es un homenaje a El Puerto de Santa María y a su gentes, llamados también “coquineros”).
Color oro viejo con matices ocres más evidentes, era el que presentaba el color más evolucionado de todos, muestra una nariz cítrica pero golosa, como la piel de naranja escarchada del roscón de reyes y matices de hierbas. En boca es aún más evidente ese toque herbáceo, es muy punzante, muy muy seco, sabe a mar literalmente, y tiene un final larguísimo.
ALVEAR CARLOS VII MONTILLA FINO MUY VIEJO (años 60). Preciosa etiqueta la de este vino, fue todo un acierto meter en la tanda un fino montillano (hecho con uva pedro ximénez y no palomino) para poder comparar.
Precioso color oro viejo con destellos dorados, muy limpio y brillante. Nariz con predominio de las hierbas medicinales, frutos secos tostados, aroma muy intenso de calidad. Pero en boca es un auténtico tornado, muy punzante, potentísimo, concentrado y envolvente, muy sabroso, puede con todo, arrasa, se te pega a las papilas y permanece en el tiempo su esencia.
Boca sin parangón, no se arruga ante nada, lo metimos con unos callos a la madrileña (plato contundente donde los haya) y lo pasó por encima, un sorbo y ni rastro de callos en la boca. Absolutamente fascinante.
MANZANILLA LA GUITA (años 60): color oro ocre con reflejos alimonados. El contrapunto al anterior, potencia y sapidez en versión estilizada, fino y elegante en nariz y en boca, salinidad, almendras y avellanas tostadas, longitud tremenda y larguísima persistencia, todo en ese marco de la pura sutileza, armonioso, complejo pero muy fresco, excepcional.
Para cerrar la sesión y, aunque no estaba previsto, no pudimos resistir la tentación de abrir una media botella del “famoso” Diamante Reserva del 55. Sí, media botella, como lo lees, pero sólo hay que mirar la foto que acompaña este texto para eliminar prejuicios.
Este vino está tomando unas dimensiones diríamos que casi “míticas”. Esta media botella disfrutada estaba bastante menos evolucionada en color que aquella otra probada hace unos meses, y así apareció el vino también. Amarillo limón con ligeros destellos dorados, notas muy cítricas en nariz, de juventud y lozanía, que van evolucionando a tonos metálicos con dejes de ligera dulcedumbre (miel orejones), pero sin perder nunca esa envoltura de fruta cítrica. En boca es la opulencia pura, es la cuadratura del círculo, porque es esférico sin ser espeso, es contundente pero a la vez fresco, con una acidez impresionante y un final apoteósico. Sí, aún en media botella, este vino nos sobrevivirá a todos. Una auténtica joya.
En resumen, gran jornada que dejó bien a las claras que los vinos del Marco de Jerez y sus vecinos montillanos no sólo no se arrugan con el tiempo, sino que evolucionan y envejecen de maravilla, ganando en complejidad y potencia sápida. Unanimidad entre todos los presentes acerca de la excelencia de los vinos catados, “varios dieces en la tanda” se dijo, de ahí el subtítulo del post. En cualquier caso, como ya he dicho varias veces, poco importa si es un 9,5, un 9,8 o un 10, son pequeños matices, lo que de verdad importan son las sensaciones, y esas fueron inmejorables y de asombro ante la calidad de lo que teníamos delante; una sesión que nos ha dejado claramente a todos con ganas de más. Nos pondremos a ello…
Bertola MZ Palido Selecto
Champagne A. Chemin Cuvee Celestynka
Chateau Chalon 76
Osborne Coquinero Jerez Seco
Alvear Carlos VII Montilla Fino Viejo
La Guita Manzanilla Pasada
Diamante Reserva 55
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Fantastica cata! Todos los vinos han salido de maravilla.
Mi segunda experiencia con un Diamante 55...siempre impresionantes...que pena no poder encuentrar magnum de ese vino !!!!!!!
Se nota la "diferencia alcoholica" entre los vinos de Jerez y los Riojanos al final de la cata!
Una mencion tambien al restaurante, no especialmente por el servicio o el entorno pero por la calidad de los varios platos y el increible precio (7 platos distintos, 0 euro por el descorche, salon privado...y unos 25e por cabeza!!).
Chapeau !
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de Imperial Vs72Pues poco más que añadir, Enrique. Sencillamente fue una cata para el recuerdo con un nivelazo tan alto de todos los vinos que no sabría por cual decantarme. Al final y como comentas, da lo mismo valorarlos décimas arriba o abajo, a mí me parecieron todos de matrícula de honor. Parece mentira que con siete botellas en la mesa no sobrase nada, quizá sea esa la mejor calificación que les podamos otorgar.
Y sí, el adjetivo "anublado" se lo oí la primera vez a Mariano García y me pareció muy apropiado para describir la turbidez del Chateau Chalon.
Enhorabuena por tus satisfactorias búsquedas y por el completo comentario. Nos veremos el 27.
Un abrazo,
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de Imperial Vs72Gran resumen Enrique, una de las catas que más me han impactado en los últimos tiempos.
Os dejo mis impresiones.
Comenzamos para abrir boca rompiendo otro mito (el primero que que rompimos es ese que dice que los finos y manzanillas hay que consumirlos jóvenes), que no hay Champagnes buenos por menos de 30 euros. El amigo Brice nos sorprendió con un André Chemin Cuvée Célestynka Brut Zéro, un 1er cru cuyo precio oscila por los 15 euros en Francia y que es un vino más que decente, fino, complejo, directo, con una acidez muy limpia y una burbuja perfectamente integrada. Para comprar por cajas y beber Champagne “de diario”. [8,9/10]
Una enorme sorpresa encontrarnos otra vez con uno de los mejores vinos de 2013, el increíble Diamante Reserva 1955, esta vez en media botella y con un color precioso, mucho más abierto que el que tomamos hace tres meses. Y al igual que la otra vez demostró que estamos ante uno de los mejores vinos blancos del mundo, joven, con una arrolladora complejidad en nariz que se muestra camaleónica y casi hipnótica, además de un paso por boca perfectamente balanceado, envolvente y con una prodigiosa longitud final. Un vino perfecto a punto de llegar a los 60 años. [10/10]
Y comenzamos con los vinos andaluces. Manzanilla Bertola “Sherry Pálido Selecto” . Años 70. Una botella preciosa, achatada y con tapón de rosca. Y un vino que va de menos a más, complejo y con peso, poderoso, de una enorme prestancia, dejando un largo final de frutos secos y especias, pura elegancia. Apenas disponemos de más datos sobre esta rareza que terminó por encantarnos a todos. [9,7/10]
La segunda botella es un Fino Coquinero de Osborne, también de los años 70. Se trata de una de las referencias históricas de la mítica casa del Puerto de Santa María y un fino viejo, de un equilibrio magistral, brutalmente complejo y con una elegancia que sencillamente descoloca, parece un vino indestructible y eterno. Actualmente sigue produciéndose y es una excelente opción. Pero la grandeza de estas botellas viejas es insuperable. [9,8/10]
Decidimos romper el hilo de los generosos andaluces con un Courbet & Fils Château-Chalon 1976. Su ligera turbidez no es más que eso, es un vino joven y con un esqueleto que le hará vivir muchos más decenios, con una nariz fresca y cambiante, de corte “natural” (parece un vino “bio” y con poco sulfuroso) y una boca llena de armonía y fuerza punzante, otro estilo distinto a los andaluces pero con toda el vigor que otorga el poder de la flor (Florpower, my friends, como dice Luis Gutiérrez). Enorme. [9,4/10]
La tercera botella andaluza viene de Montilla y es un Fino Amontillado Carlos VII de Alvear, botella de los años 60. Preciosa botella de una referencia que hoy en día se elabora como amontillado. El vino resulta sencillamente arrasador, de nuevo múltiples matices en nariz, bazar de especias, balsámicos, cera de panal, finas maderas. Y un paso por boca que detiene el tiempo, seco, amplio, poderoso, elegante y con una persistencia de las de vino grandioso. Se queda en el recuerdo. [10/10]
Y con la última botella llegó la bestia. Manzanilla Pasada La Guita, años 60. Botella de museo, con el tapón sujetado por una cuerda. Miraflores en estado puro, con una mineralidad sutil y profunda y un paso por boca tan excelso que la emparenta con los mejores vinos blancos del mundo, piensen en Montrachet, Clos de Sainte Hune, los viejos Huet, los históricos riojanos, en fin, los más grandes vinos blancos secos. Entre ellos se encuentra esta increíble manzanilla. [10/10]
Acompañamos estos pedacitos de historia con los platos que nuestros amigos de “Donde Ricky” nos fueron preparando, la burrata con tomate picado, las croquetas, los chipirones encebollados, las alcachofas con almejas, el pollo campero el ajillo, los callos, en fin, estos vinos demuestran que en la mesa son insuperables con todo tipo de alimentos, pero en especial con los que ningún otro vino aguanta, como las alcachofas o los callos.
Preciosa cata, sencillamente memorable, creo que es la primera vez que coloco tres dieces en una sesión, así que podemos imaginarnos hasta dónde llegan estos grandes finos y manzanillas antiguos, donde la clave era sin duda una viticultura más concienzuda y unas crianzas más largas y pausadas, dando lugar a vinos prácticamente indestructibles y a prueba de bombas, vinos que son parte de nuestra historia y que figuran en un lugar solo destinado a los elegidos. Son nuestros vinos más grandes y lo llevan siendo desde hace siglos.
Os dejo unas fotos más de los tesoros…
Fino Coquinero
Fino Amontillado Carlos VII
Manzanilla Pasada La Guita
Saludos, Eugenio
https://twitter.com/EuSaenz
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de BriceCurioso lo que señalas de esta diferencia alcohólica entre los jereces y el rioja o el Chalon, ya sabes que son vinos encabezados salvo en el fino montillano, pues la PX alcanza los 15 grados de forma natural. Esto se veía claramente con los juegos de temperaturas, a más grados los vinos ganaban en complejidad aromática pero perdían frescura en boca, siendo el efecto contrario al enfriarlos. Para catar, mejor la primea forma y para beber con la cena, mejor la segunda.
Aun así, siempre he pensado y sigo pensado, siempre apoyándome en mi experiencia, que los vinos de Jerez integran mejor el alcohol que sus parientes de Oporto y Madeira.
Saludos, Eugenio
https://twitter.com/EuSaenz
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de EuSaenzHola Eugenio,
Perdona si no me has entendido. Querria decir que se notaba la diferencia alcoholica al final de la cena entre las ulteriores catas que habiamos hecho (Riojanos, VS, Borgoñas...) y esta de Jereces en el sentido que me ha costado mas levatarme de la cama el dia despues !!
Un saludo
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de BriceJe je je, yo si que había pillado por donde ibas!!
El grado alcohólico se deja notar y al final fueron unas cuantas botellas....
Saludos
Re: La Madurez del Jerez: "la cata de los Dieces"
Ver mensaje de EuSaenzLo primero, felicitaros por la fabulosa cata. Compartir algunas impresiones. En general la botella hace maravillas a la hora de integrar aún más el alcohol de los jereces. Otra impresión es que esa integración de alcohol es mayor en los vinos que sólo han sufrido un encabezado -caso de La Guita- que en los finos de exportación que normalmente se encabezaban a 16.5º o 17º.
Más cosas, en mi limitada experiencia los vinos de Miraflores -La Guita, Barbiana, la Clásica de Florido- van más en la línea de la mineralidad sutil que Eugenio señalaba, mostrando un carácter calizo, por así decirlo, deslizante. Los vinos de Balbaina combinan, en un sorprendente equilibrio, una enorme finura con un peso calizo más pétreo y contundente. Y es algo que se puede decir de determinados finos como Coquinero o Quinta, pero también con respecto a las botellas viejas de manzanilla en que Balbaina (o más exactamente, el Cuadrado) jugaban un papel importante: estoy pensando en otro vino prodigioso como es La Gitana que combina Miraflores y el Cuadrado. Incluso la en rama actual -sobre todo con un añito de reposo- muestra que ahí hay finura, pero también un esqueleto mineral muy serio. El único problema es que nadie dijo en su momento que estos vinos se podían guardar, con lo que cada vez que organizamos una cata de estas características es como si organizáramos una batida de linces ibéricos. Mea culpa.