Como todo hasta un vino tiene su fin. Este Dönnhoff seco está en el límite de su poderio. Ha bajado en aromas y en boca aun conserva cierta frescura. Nada que temer si alguien tiene alguna botella. No es muy rutilante pero acompaña bien un ratito hasta que acabes la botella.
Por lo demás, un riesling bien hecho.

Mas menos de algo pero soberbio igualmente, con una acidez no tan dramática como la del 2007 no obstante bien integrada y con un abanico de sensaciones muy gratas. Los cítricos, el pomelo, limón verde (algo de mandarina), el albaricoque y notas de fruta de la pasión con un fantastico recuerdo a minerales, todo muy sencillo, buen recorrido, persistencia. Se impone un duelo. Vamos a ver esta semana que viene si los pongo juntos. Abierto hace 2 dias aun ahora está salivando, purificando el paladar.
(12€ CIF Canarias)