Color rojo de cobre, finas y abunadantes burbujas.

En nariz aromas que hechizan de flores y miel seca, con notas de nueces y citricos, frutas escarchadas y albaricoques, con recuedos de ahumados y hierva seca.

En boca es magnifico sedoso, profundo y lento recorrido apareciendo las sensaciones armonicamenete.perfecto euqilibrio entre carboncio acidez especias y vainilla. Con un final largo y con un cierto postgusto a vino tinto.Vino sensual.C’est Magnifique.

Para los amantes de los champagnes rosados, sencillamente, de lo mejor del mercado. Espectacular el Dom Perignon de color rojo cobrizo, burbuja alegre, finísima, con corona Real.
En nariz ya nos avisa de lo que tenemos entre manos, junto a las levaduras y la bollería recién hecha, nos descubre todo un mundo de cítricos, grosellas inmaduras y notas florales, a ibisco.
En boca se comporta excepcionalmente, nada de carbónico disperso, bien integrado, sin aristas, buena acidez y retronasal delicada, frutos rojos y lías para terminar con el festín que nos acabamos de dar.

Como nos decía Christophe Marquet, responsable de catas de Dom Perignon en España, hacer un gran champagne rosado supone una mayor dificultad enológica que en el caso de los blancos. En los rosados de Dom Perignon, se vinifica entre un 25-28% del Pinot Noir -según añada- como un vino tinto que luego se añade al coupage restante de chardonnay y pulpa de Pinot Noir (esto es, Pinot Noir vinificado como vino blanco). Este proceso aporta a este champagne rosado en concreto un mayor cuerpo y estructura que su homónimo blanco. La nariz es mucho más exultante con las notas frutales (cítricos, fruta roja) más evidentes y en boca es más carnoso, con más amplitud. Por contra, su postgusto es más efímero, sin que se pueda considerar corto. En cualquier caso, un gran champagne.

Cuando un champagne es bueno, el rosado suele ser mejor, pues bien, si el champagne es el mejor, el rosado es, simplemente mejor!
Buque insignia de la mítica bodega Möet & Chandon y con el nombre del primer enólogo de la historia, el monje benedictino Dom Perignon, este es sin duda uno de los mejores champagnes del mundo.
Nada que ver con el resto de propuestas de Möet, solo equiparable a otros buques insignia de, solo algunas competencias de Champgne, Francia.
Vestido de ámbar cobrizo, con iridiscencias en guinda, limpio, glicérico, con una excelente y abundante burbuja finísima, ordenada y formidable corona.
En nariz completísimo, preñado de frutos rojos, confituras y flores, bolleria, pastelería, levaduras, lias, trufa y ahumados! Una maravilla! Lo que le pidas!
En boca, el ataque es incomparable, completísimo y sabrosísimo, excepcional recorrido y mejor final aterciopelado.
Acidez, amargor y dulzor perfectamente integrados!
Recuerdo inolvidable, de gran persistencia floral y frutal!
Retronasal incomparable de fresas, ciruela, mineral y ahumada, frutos secos, compotas, vainilla!
Maridable con TODO!
Sublime!...Gracias Dom Perignon!