Muy, muy curiosa esta apuesta de Moet.
Un champagne creado y concebido para tomar con hielo, encerrado en una glamourosa botella opaca blanca nuclear con lazo negro y mínimos detalles en oro, que cuando se lanzó únicamente se podía encontrar en las siete u ocho ciudades más exclusivas del mundo, al precio de 50 euros la botellita...
Lo tomé tal y cómo aconsejan: frío, con hielo, en copa de vino.
Y... Bueno, pues es algo diferente, original, cool...
En nariz la cata queda muy alterada por el frío y los hielos, pero es intensamente frutal, al igual que en boca, donde el maracuyá y el mango son los protagonistas junto con notas de crema inglesa y de tostados. También algo de regaliz, de balsámicos...
Tiene cierto volumen, es cremosillo, y el carbónico está poco presente, se "aguachina" con el hielo.
Era a media tarde, ese momento en que no sabes qué tomar sin pasar a temas más duros y... Nos pimplamos la botella en un pis-pas y nos quedamos mirándonos sin saber muy bien qué decir...
-La pregunta: "¿Volverías a probarlo?"
-La respuesta: "Psss, hombre, si no hay algo más interesante y en algún momento determinado..."
-La siguiente pregunta: "¿Pagarías 50€ por ella?"
-La respuesta: "No".
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