Y vamos con el remate a una espectacular comida en La Marina del Grao de Castellón. Ni más ni menos con este afamado Champagne, que la verdad nos hace una tremenda ilusión poder degustar. Nos lo sacan de su vinoteca, lo abrimos y esperamos unos 15 minutos antes de proceder con su valoración a unos 9°C.

VISUAL: Presenta un bonito color amarillo pajizo con reflejos dorados y acerados. Limpio, brillante, con algunos rosarios de burbuja finísima y centrados en la copa (93).

OLFATIVA: Los primeros aromas que encontramos son de fruta blanca, a pera conferencia, así como un puntito de melón. Enseguida asoman notas de fruta con hueso, de albaricoque y ciruela amarilla, junto con unos intensos cítricos de pomelo. También percibimos sutiles fragancias florales de azahar, un cierto toque láctico, a mantequilla y galletas danesas, junto con apuntes especiados de vainilla y pimienta blanca. Finalmente hay un puntito tostado de gran elegancia (galleta maría). Fantástico bouquet, complejo, delicado y de intensidad media-alta (94).

GUSTATIVA: Grandioso en su ataque, vibrante, crujiente, amplio y voluptuptuoso. Con el carbónico maravillosamente integrado otorgándole un tacto aterciopelado al tacto, pero crispy al paladar, brutal!. Sabores cítricos de ralladura de limón y pomelo junto con claras e intensas notas de jengibre que le otorgan una vitalidad y una frescura descomunal. En retronasal percibimos los especiados y los florales, dando paso a un post-gusto estratosférico. Sabroso, amable en grado sumo, con notas variopintas de todo tipo: fruta blanca y bollería, croissant, crema inglesa, avellanas tostadas, tabaco inglés y de fondo un perfil mineral, ligeramente calizo, junto con una notas tostaditas muy sutiles, perfectamente integradas. Realmente tiene una boca prodigiosa y me atrevo a decir que es el mejor champagne que nunca he probado, exultante y memorable!! (97).

La RCP realmente no se cómo calificarla viendo que en tiendas cuesta sobre los 250 euros... Será por su exclusividad imagino. No voy a puntuar.

MARIDAJE: El metre del restaurante nos informa que dispone de dos exquisitos rodaballos salvajes, así que nos los pedimos para acompañar nuestro maravilloso champagne. Acertadísimo maridaje, sabores grasos, salinos y marinos en absoluta armonía con los apuntes cítricos de nuestro espectacular champagne. No lo olvidaremos nunca, qué experiencia amigos. Un millón de gracias Agustín!!

Salud-os!!