Con una añada espectacular y veintipico años encima, muy mal se tienen que dar las cosas para que un champagne de supuesta gama alta no deslumbre…
Decantado quince minutos antes. Amarillo dorado intenso y profundo. Espuma escasa pero fina y duradera; rosario de burbujas minúsculas que ascienden lentamente, de forma regular.
La nariz es espectacular, cambiante, generosa: piel de cítricos, especias (pimienta, vainilla), galleta, frutos rojos, mantequillas, tostados, notas oxidativas que aportan complejidad y elegancia, pastelería, flores secas, ponche, orejones…Impresionante.
En boca es menos exuberante, pero la gran concentración y la excelente acidez que todavía mantiene, le otorgan un paso por boca perfectamente delineado, algo incisivo aún pero equilibrado y armónico. Gran longitud. La copa vacía nos ofrece aromas terciarios más complejos e intensos, sobre todo especiados y fruta seca.
Bravo!
Color amarillo dorado de tono fuerte, poca espuma y poca burbuja.
El aroma es muy complejo, empieza con mohos y se va abriendo hacia el lichis, piedras, paja y champiñón.
La boca es de cuerpo potente con mucha, mucha acidez. Entra impetuoso en la boca, muy fresco, carbónico activo y discreto, textura extremosa, muy redondo, muestra una estructura poderosa, evoca ofrece pera, limón y minerales. Final muy largo con recuerdo a jengibre.
Gran champagne que está a punto para beber.
Dorado limpio y brillante, burbuja media.
En nariz es intenso, con toques de reducción inicial que no terminan por disiparse pero que tampoco molestan, flor seca, frutas maduras, café en grano, hongos, balsámicos y herbáceos, especias, ahumados. Aparecen unas humedades que mosquean algo pero que no nos parecen un defecto (TCA), aunque no todos están de acuerdo.
En boca es limpio y sabroso, tiene una acidez muy fina que le da fuerza y juventud al conjunto, es largo, cremoso y sobre todo elegante, que esa debe ser siempre la característica de esta cuvée. Final mineral con frutos secos y fruta blanca madura, buena persistencia y carbónico perfectamente integrado. Un clásico.
Esta botella causó un cierto dilema entre nuestros compañeros de cata pues alguno apuntó a un defecto en nariz, sin embargo el vino en boca cumplía con lo previsto, siendo enormemente elegante y distinguido, en plena forma a sus 21 años. Quizá le faltó más limpieza en nariz pero…es un buen Dom Perignon.
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