Delicioso color amarillo dorado intenso y brillante; burbuja fina, abundante y continua.
Nariz floral, fresca todavía; ha ganado complejidad e integrado notas secundarias y terciarias. Autolisis, manzana asada, piña, pastel borracho, notas lácticas, especias.

En boca es incisivo, franco, definido por un elemento ácido (menos punzante ya) en perfecto equilibrio con el resto. El retrogusto es marcadamente especiado y bastante largo (se nota la potencia de la añada..)
Sin duda un gran vino, sobre todo teniendo en cuenta la alta producción tratándose de una cuvee de prestige.

Habiendo probado excelente Champagnes de esta anyada las expectativas para un icono como Dom Perignon eran altas. Color paja palido. Burbuja bien definida y ordenada. En nariz le costo muchisimo abrirse pero casi en la ultima copa se mostro finalmente floral y fresco como debiera, con toques a piel de naranja y manzana asada. Le faltaba algo mas de tostado y complejidad sin duda. Buena acidez final. Sin embargo una de dos: o todavia le falta botella (tras 17 anyos!) o no nos toco una buena botella o realmente no es tan excepcional como esperabamos.

Sigue siendo un Champagne de referencia pero para esta anyada creemos que hay mejores y a mejor precio (Michel Gonet Cuvee Prestige 1996, por ejemplo).

Amarillo dorado con reflejos verdosos.

Nariz atractiva desde el primer momento: Tostados sutiles y elegantes con un punto mineral, avellana y café. Bollería, brioche. Notas de humedad, musgo con tiza y champiñón. Fruta cítrica con crema, limón y pomelo. Un punto floral de manzanilla y un contrapunto sutil y elegantemente ajerezado. Todo armónico, elegante y completamente ensamblado con los registros aromáticos complementándose sin que ninguno predomine.

En boca es redondo. De ataque amable, paso cremoso, amplio y largo. Vivo pero sedoso, completamente redondo, con una integración del carbónico perfecta. Una verdadera joya probada junto a la misma añada de Oenothèque en Manglanoparatomar gracias a la gentileza de José Manuel Manglano en una cata dirigida por Xavier Monclús: Un verdadero lujo.

Este extraordinario champagne se presenta de un color amarillo intenso y verdoso, casi sin espuma y muy poca burbuja.

El aroma es muy complejo, una primera capa compuesta de frutos secos tostados principalmente avellanas, luego aparece piel de mandarina, manzana verde, y una tercera capa formada por champiñones hojas de bosque, humus y césped. Enorme complejidad.

En boca presenta un cuerpo potente e intenso, carbónico delicado, preciso lineal y firme, en un admirable punto entre la discreción y la perfección. Acidez muy alta que imprime carácter al vino y al mismo tiempo mesurada; todo ello forma un conjunto extremadamente vinoso. Expresividad magnífica, muy Chardonnay. El final es larguísimo permanece en boca tapizandola de substancia.

Es un vino gigantesco, en la actualidad en perfecto estado de consumo, sin que sea descartable que aún sea capaz de mejorar.

Dorado pálido. Burbuja abundante, buena formación; adecuada persistencia. Aromas de reducción inicialmente. Lo dejamos airearse un rato y empieza la sinfonía...limón, lima, mandarina, galletas de mantequilla, avellana tostada, lácteos frescos (yogur, queso blanco) manzana, peladillo... En boca cremoso, muy sabroso, discretamente ácido y muy equilibrado. Gran potencia. Un buen referente de esta añada. Largo postgusto. Me parece un excelente vino aunque no lo incluiría en los más grandes. RCP ajustada.

Amarillo dorado limpio y brillante con algún destello verdoso.

Nariz de media intensidad, compleja, elegante, encantadora. Comienza con unas notas de finísima reducción que tornan en tonos cítricos (limón, pomelo), bollería recién horneada, fruta blanca fresca y aromática como manzana verde o albaricoque. Presencia de recuerdos minerales y de algún curioso y encantador toque térreo y de ahumados. ¡Que elegancia! ¡Que frescura!

En boca es limpio, muy fino, fresco y ligero, pero dotado de una enorme estructura. El paso es puro terciopelo, vertebrado por una finísima acidez y con un final largo, muy persistente, que deja ese recuerdo amargoso y cítrico que sólo ofrecen los grandes champagnes. El carbónico está perfectamente integrado ofreciendo una gran sensación vínica. Vivirá muchos años.

Dom Perignon siempre destaca por su finura y elegancia y este 96 es todo eso en forma superlativa. La gran añada en la zona es también grande para este vino, sin duda la mejor que he probado. Terciopelo líquido en el paladar. Una maravilla que hace que te olvides de su precio.

Mudo se queda uno al probar este maravilloso elixir. Un vino de clase mundial, maltratado quizás por algun nuevo rico y algo mánido por culpa de 007. Huele elegante, a crema pastelera, mouse de limón, manzana, azucar quemado; es potente y expresivo, justo en todos sus matices, sin chillar, sin excesos, mutante y caprichoso. Sabe a gloria; fresco, ácido, con burbuja chispeante. Pese a sus 11 años sabe joven, con vida. Muy equilibrado en todas sus fases. Largo. Espectacular e inolvidable en el segundo cumpleaños de mi pequeño Oriol. Va por tí!

Bonito color amarillo pálido pero brillante, con una burbuja realmente pequeña y coronando la copa. Ver como suben las burbujas es todo un pasatiempo..
Claros aromas de levaduras, vainillas, manzana madura, algo de tropical, yeso, y mas profundamente un toque de humo y yodo (marisco, incluso..) muy sugestivo!
En boca maravilla su tacto, con una acidez digna de aportar una frescura magnífica, un tacto muy sedoso y sabroso. El carbónico se funde al instante de retenerlo, e invita a beber una copa tras otra.
El retro nos deja notas de cuero, y fruta blanca muy madura. Bastante largo y complejo, incluso la copa vacia deja rastro de fruta durante mucho rato.

Color amarillo dorado clarito. Nariz fantástica, muestra notas de manzana horneada, trufa blanca, sotobosque, brioche todo ello rodeado de notas cítricas de pomelo y de ralladura de limón.

Muestra una entrada contundente, amplio, laguísimo, muestra mucha elegancia y un final de boca magnífico, larguísimo. Acidez excelente, muy refrescante, el vino muestra toda la energía de un vino joven.

Excelente.

La cosecha del 96 de este vino estuvo marcada por los contrastes climáticos, lo que provocó una madurez excepcional. Sin duda, nos encontramos ante un champagne difícil de olvidar a aquellos que lo caten (al margen de que Parker le haya dado la mayor puntuación en su guía que jamás haya dado a un champagne :-)).
Con un color amarillo pálido que apenas demuestra su relativamente larga crianza, es un vino que destaca por su potencia, buena acidez y gran equilibrio. En nariz no va sobrado de matices (tal vez lo caté algo bajo de temperatura) aunque destaca enormente la frescura y las notas cítricas típicas de la chardonnay. Pero, amigo, la boca es algo excepcional: notas cítricas, frutas blancas (pera) y amarillas (melocotón), especiado (vainilla, pimienta), lácticas (mantequilla),...Pero, sobre todo, su persistencia es lo que más te llama la atención, es largo, largo y largo que parece que esté cargado con pilas duracell. En el postgusto te tiras los 20-30 segundos largos recordando el paso por boca (tal vez producido por la Pinot Noir, con mucho más cuerpo). De verdad, buenísimo. Por una vez, y que no sirva de precedente, coincido con el gran gurú.