El vino que más me gustó de la cata. Nariz intensa y expresiva, bien definida, con matices florales, fruta negra madura, regaliz negra, suaves tostados, sensaciones balsámicas y algún toque especiado. En boca tiene buen ataque, resulta sabroso, con buen cuerpo, bien de acidez, bastante largo, estructurado y con una atractiva trama.

Le serví el vino en la copa, que sujetaba en su mano sin dejar de mirarme a los ojos. El aire se saturó con sus efluvios intensos a moras, arándanos y nuez moscada. Cuando el vino dejó de cantar sobre el teñido cristal ella se llevó la copa a la boca y entonces sí, entonces cerró sus ojos y bebió un largo trago. Retiró la copa y aún con los ojos cerrados expiró el aire por la nariz. El vello de sus brazos morenos y delicados se erizó. Abrió los ojos, seguía mirándome directamente. Se acercó a mí y me habló despacio:
-Es una mujer madura y hermosa. No ha perdido la frescura de la juventud en su fruta pero tiene la seriedad que da la cuarentena. Despliega la belleza sosegada que ya no se pierde, la que ha evolucionado desde la lozanía de la juventud y que se convertirá en serena dignidad en la vejez. Está salpicado de matices que te recuerdan que no es persona sencilla, que no se da con facilidad, regalíz, pimienta, misterio de profundidad de fruta negra ... Una mujer en lo mejor de su vida, dueña de ella, con serenidad, sin prisa.
Sonreí mientras retiraba con un dedo una gota de vino que se había quedado en la comisura izquierda de su labio superior. Siempre le pasaba eso, una gota de vino en su boca que se resistía a evaporarse. Bebí de mi copa, sorprendiéndome por su larguísima persistencia, e intenté inocentemente aportar algo a todo lo que ya estaba dicho:
-Y que te da más cuánto más tiempo la posees, cuanto más tiempo está contigo. Es una dama elegante y sofisticada, equilibrada al fin en su madurez, pero tímida en grado sumo, que sólo cuando toma confianza se deja llevar, ofreciéndote sólo entonces todo lo que es. Y se queda ahí, a tu lado para siempre, inolvidable, imprescindible. No es lo que parece, aunque a veces parece lo que no es. Huelga decir que este vino...
Me interrumpió con un dedo sobre mi boca.
-Huega decir.
Y me exigió más vino mirando a su copa vacía.